UN POCO DE HISTORIA.
La Feria de Sanlúcar de Barrameda nace, como en todas las ciudades, con la finalidad del intercambio comercial, sobre todo de ganado y telas.
Siglo XIII.
La Feria de Sanlúcar de Barrameda nace, como en todas las ciudades, con la finalidad del intercambio comercial, sobre todo de ganado y telas.
Siglo XIII.
Ya en el año 1295 el rey Sancho IV concede a Sanlúcar dos ferias al año.
Siglo XVII.
En 1616, el duque don Manuel de Guzmán autorizó una feria el 15 de agosto en honor a la Patrona, la Virgen de la Caridad.
Esta feria comenzaría celebrándose en la plaza de la iglesia (hoy Cuesta de la Caridad), cambiando su lugar con el paso de los años.
Siglo XX.
En 1947 se comenzó a organizar una velada en honor a la Divina Pastora de las Almas, en la Plaza de Capuchinos. El lugar de celebración de esta velada se extendería rápidamente, ubicándose en 1972 en el Paseo de la Calzada, por motivos de espacio, con el nombre definitivo de Feria de la Manzanilla.
UN VINO CON IDENTIDAD PROPIA QUE NACE EN LA TIERRA SANLUQUEÑA.
La manzanilla es un vino que se cría en las bodegas de la ciudad española de Sanlúcar de Barrameda, bajo el control del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Manzanilla Sanlúcar de Barrameda. Las características especiales de este caldo son el resultado del proceso de crianza bajo flor a que es sometido. Es un vino muy pálido, de aroma punzante característico, ligero al paladar, seco y poco ácido, con una graduación que hasta hace unos años oscilaba entre 15,5 y 17% de alcohol en volumen. Actualmente la manzanilla tiene 15 grados de alcohol. Es el más ligero de todos los vinos del Marco de Jerez, ideal para acompañar el aperitivo.
PRODUCTOS DEL MAR Y DE LA TIERRA PARA DEGUSTAR DURANTE TODA LA FIESTA.
Pocas localidades pueden presumir de un menú tan heterogéneo y abundante. Sanlúcar de Barrameda se ha granjeado con el paso del tiempo una merecida reputación que no sólo se alimenta de langostinos y bebe de manzanilla. Su tortilla de camarones, su pescado frito o sus platos de cuchara amplían el abanico de delicias del mar y la tierra de esta zona andaluza. Del campo, la viña y el océano, Sanlúcar ha sabido sacar lo mejor de cada uno y expresarlo sobre el mantel en forma de berza, papas con alcauciles, acedías, tapaculos, urtas, pargos, arañas, marrajos, cazones, corvinas, ortiguillas, brecas, bailas, cañaíllas, bocas, caracolas de la mar o cajetas. Sin olvidar, por supuesto, las ollas marineras, entre las que destacan nombres como las papas con choco, el cazón en amarillo o con tomate, los chipirones, castañitas o puntillitas en veranillo, el menudo de choco o la sopa de galeras. Otro plato típico es el calamar relleno, con sus tentáculos y aletas, de gambas y huevos de choco, es otro manjar a degustar en forma de tapa o de ración, frío y con algo de mayonesa.
Y, a la hora de cenar,
Siglo XVII.
En 1616, el duque don Manuel de Guzmán autorizó una feria el 15 de agosto en honor a la Patrona, la Virgen de la Caridad.
Esta feria comenzaría celebrándose en la plaza de la iglesia (hoy Cuesta de la Caridad), cambiando su lugar con el paso de los años.
Siglo XX.
En 1947 se comenzó a organizar una velada en honor a la Divina Pastora de las Almas, en la Plaza de Capuchinos. El lugar de celebración de esta velada se extendería rápidamente, ubicándose en 1972 en el Paseo de la Calzada, por motivos de espacio, con el nombre definitivo de Feria de la Manzanilla.
UN VINO CON IDENTIDAD PROPIA QUE NACE EN LA TIERRA SANLUQUEÑA.
La manzanilla es un vino que se cría en las bodegas de la ciudad española de Sanlúcar de Barrameda, bajo el control del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Manzanilla Sanlúcar de Barrameda. Las características especiales de este caldo son el resultado del proceso de crianza bajo flor a que es sometido. Es un vino muy pálido, de aroma punzante característico, ligero al paladar, seco y poco ácido, con una graduación que hasta hace unos años oscilaba entre 15,5 y 17% de alcohol en volumen. Actualmente la manzanilla tiene 15 grados de alcohol. Es el más ligero de todos los vinos del Marco de Jerez, ideal para acompañar el aperitivo.
PRODUCTOS DEL MAR Y DE LA TIERRA PARA DEGUSTAR DURANTE TODA LA FIESTA.
Pocas localidades pueden presumir de un menú tan heterogéneo y abundante. Sanlúcar de Barrameda se ha granjeado con el paso del tiempo una merecida reputación que no sólo se alimenta de langostinos y bebe de manzanilla. Su tortilla de camarones, su pescado frito o sus platos de cuchara amplían el abanico de delicias del mar y la tierra de esta zona andaluza. Del campo, la viña y el océano, Sanlúcar ha sabido sacar lo mejor de cada uno y expresarlo sobre el mantel en forma de berza, papas con alcauciles, acedías, tapaculos, urtas, pargos, arañas, marrajos, cazones, corvinas, ortiguillas, brecas, bailas, cañaíllas, bocas, caracolas de la mar o cajetas. Sin olvidar, por supuesto, las ollas marineras, entre las que destacan nombres como las papas con choco, el cazón en amarillo o con tomate, los chipirones, castañitas o puntillitas en veranillo, el menudo de choco o la sopa de galeras. Otro plato típico es el calamar relleno, con sus tentáculos y aletas, de gambas y huevos de choco, es otro manjar a degustar en forma de tapa o de ración, frío y con algo de mayonesa.
Y, a la hora de cenar,
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