AHORA, PASA EL NERVION.-
En el año 1938, el río Ebro – sí, el mismo que, anticonstitucionalmente, quieren apropiarse algunos catalanes, los que mandan allí – pasaba por la alegre ciudad de Baviera.
Antes Hitler, se había “merendado” Renania; con unas Fuerzas Armadas que, en aquel momento, solo contaban con disciplina; calculó bien: nadie se movió. Mas tarde, reconocería que unas cuantas compañías francesas de Infantería, le habrían obligado a retirarse. Pero el mundo libre, se lo permitió, en nombre de la Paz. Se envalentonó y continuó con sus fechorías, que era lo que, realmente, sabía hacer. ¿Les “suena” de algo?
Poco tiempo después – al segundo intento, que el primero no lo permitió la Italia de Mussolini, miren ustedes por donde – se "tragó" su patria austriaca. Y el mundo libre volvió a tolerarlo. No había pasado mucho tiempo y anunció que se anexionaba la región de los Sudetes, zona de aquella República Checa y Eslovaca, cuyos habitantes tenían mayoritariamente el alemán como lengua materna, pretextando, buen y conocido pretexto, la falta de libertad, la opresión a que el gobierno checo sometía a aquellos “alemanes”, sus queridos compatriotas – insisto: era austriaco, tal que Durán y Lérida es aragonés, como Carod Rovira y Montilla cordobés – lo que resultaba un intolerable atentado a sus derechos humanos. El “apóstol” de la paz – otro, mira por donde, al que la boca se le llenaba de “anhelos de paz”, el premier Chamberlain – contra los aislados gritos de Churchill, entonces considerado por los medios de comunicación debidamente dirigidos y orquestados, como “belicista” y poco recomendable por ser “demasiado” de derechas” – acudió, junto a franceses, italianos y checos, a Munich a dialogar y negociar con el nazi. Al principio todo eran plácemes, pero, en determinado momento de la Conferencia, el cabo austriaco, envidó: ya no le eran suficientes los Sudetes, ahora quería proceder a desmembrar Checoslovaquia. Y, la cobardía de franceses y británicos, permitió que, también, se “engullera” aquel país. Fue entonces cuando prometió que no le quedaban más reivindicaciones territoriales en Europa: había comenzado su particular “alto el fuego permanente”. Lo peor, que muchos le creyeron o le quisieron creer. ¿Les “suena”?
Por entonces tenía lugar en España la Batalla del Ebro y aunque no se hablase, todavía, de globalización, algunas cuestiones ya estaban relacionadas: el comunismo internacional, deseaba prolongar la contienda Civil española, para, de esa manera, “enlazarla” con la mas que previsible II Guerra Mundial; ellos si eran realistas y acertaban en sus análisis; sabían que era la única manera de poder ganar aquella Guerra, que – de manera irremisible – estaban perdiendo y acabaron por perder, aunque ahora quieran “ganarla” a través de la "anti - memoria histórica". El gran río mediterráneo – que nace en Fontibre, cerca de Reinosa, Santander y que, por tanto no es un río exclusivamente catalán, como el Guadalquivir tampoco es exclusivamente andaluz – pasaba por Munich.
Entre tanto Chamberlain, volvía al Reino Unido, clamando orgulloso “Paz en nuestros tiempos”, “Hitler ha perdido el autobús”. Desconozco que clase de autobús perdía el viejo cabo austriaco, tras anexionarse Renania, Austria y Checoslovaquia, pero el premier “vendía” que lo ocurrido era bueno para la Gran Bretaña – lo que es bueno para Alemania, es bueno para la Gran Bretaña - en tanto que Daladier – como de costumbre – hacía de Don Tancredo; Francia era, moralmente, una nación sin alma, muy lejos del patriotismo demostrado por sus nacionales en la Gran Guerra. Instalada en la comodidad, nadie quería “complicarse”. ¿Les “suena la situación”?
Solamente, la voz de Winston Churchill clamaba – se había quedado “solo”, ¿les “suena"? – vanamente en el desierto.
Lo que ocurrió posteriormente, todo el mundo lo sabe: Hitler, tal y como estaba en su “hoja de ruta”, atacó Polonia; Francia y Gran Bretaña – con desgana, a los tres días – declararon la guerra a Alemania. Hubieron de morir millones de personas en Europa, Asia, Africa y Oceanía – americanos USA también dieron su sangre por la Libertad, aunque, ahora, muy pocos seamos capaces de proclamarlo y reconocerlo - entre 1939 y 1945, para reducir – a cenizas, se hizo necesario – a aquellos a los que, tanto, se les había permitido tan indebidamente. Nunca fueron tantos los que tanto daño hicieron a tantos, a toda la Humanidad, pretextando “Anhelos de Paz”. Lo único que deseaban era mantener su status de aquel momento, su sillón y su situación de privilegio: igual que ahora: mantenerlo y, si es posible, hasta la edad de jubilación, o para "dejarlo en herencia.
En estos días, por Munich pasan el Nervión, el Bidasoa y el Urumea. Los terroristas lo que saben es matar. Lo que han dicho es que desean constituir la República marxista de Euskalherría, que consiste en trozos de la España vasca, la muy histórica Navarra – en realidad, las Comunidades Históricas españolas son Castilla y León, Aragón y Navarra - y “cuarto y mitad” de Francia. Estos asesinos, cuando hablan de procedimientos democráticos, se refieren a los de Ceaucescu, o a los de la desaparecida y mal llamada, República Democrática Alemana. Si lo consiguiesen, se merendarían primero a los burgueses que les rodean, los Arzallus y compañía y, caso de no emprenderla con Francia – ojala, ese sería su fin, como lo fue el de Abdelkrim o el de las piojosas bandas terroristas de Sidi Ifni – terminarían por exigir a España – estado español, en su vocabulario – el Nuevo Tributo de las Cien Doncellas, en forma de lavadoras, camiones o Dios sabe qué.
Entonces, en 1938, Chamberlain y Daladier, traicionaron a sus respectivas Patrias: los malos españoles – por activa, o por dejadez o “pasotismo” - hacen ahora lo propio. Porque España está, como aquella Francia de 1938, sin alma y sin pulso; instalada en las hipotecas y el euribor, los viajes – vuele ahora y pague después – las salsas rosas y los abyectos tomates televisivos y el testamento de la Jurado. Han olvidado el de Isabel I de Castilla y de España, la Católica Fundadora del Estado más antiguo de Europa: el mismo que se quieren “cargar”. Y así nos van las cosas. Solo se arreglarán, con tiros y muertos… otra vez.
En el año 1938, el río Ebro – sí, el mismo que, anticonstitucionalmente, quieren apropiarse algunos catalanes, los que mandan allí – pasaba por la alegre ciudad de Baviera.
Antes Hitler, se había “merendado” Renania; con unas Fuerzas Armadas que, en aquel momento, solo contaban con disciplina; calculó bien: nadie se movió. Mas tarde, reconocería que unas cuantas compañías francesas de Infantería, le habrían obligado a retirarse. Pero el mundo libre, se lo permitió, en nombre de la Paz. Se envalentonó y continuó con sus fechorías, que era lo que, realmente, sabía hacer. ¿Les “suena” de algo?
Poco tiempo después – al segundo intento, que el primero no lo permitió la Italia de Mussolini, miren ustedes por donde – se "tragó" su patria austriaca. Y el mundo libre volvió a tolerarlo. No había pasado mucho tiempo y anunció que se anexionaba la región de los Sudetes, zona de aquella República Checa y Eslovaca, cuyos habitantes tenían mayoritariamente el alemán como lengua materna, pretextando, buen y conocido pretexto, la falta de libertad, la opresión a que el gobierno checo sometía a aquellos “alemanes”, sus queridos compatriotas – insisto: era austriaco, tal que Durán y Lérida es aragonés, como Carod Rovira y Montilla cordobés – lo que resultaba un intolerable atentado a sus derechos humanos. El “apóstol” de la paz – otro, mira por donde, al que la boca se le llenaba de “anhelos de paz”, el premier Chamberlain – contra los aislados gritos de Churchill, entonces considerado por los medios de comunicación debidamente dirigidos y orquestados, como “belicista” y poco recomendable por ser “demasiado” de derechas” – acudió, junto a franceses, italianos y checos, a Munich a dialogar y negociar con el nazi. Al principio todo eran plácemes, pero, en determinado momento de la Conferencia, el cabo austriaco, envidó: ya no le eran suficientes los Sudetes, ahora quería proceder a desmembrar Checoslovaquia. Y, la cobardía de franceses y británicos, permitió que, también, se “engullera” aquel país. Fue entonces cuando prometió que no le quedaban más reivindicaciones territoriales en Europa: había comenzado su particular “alto el fuego permanente”. Lo peor, que muchos le creyeron o le quisieron creer. ¿Les “suena”?
Por entonces tenía lugar en España la Batalla del Ebro y aunque no se hablase, todavía, de globalización, algunas cuestiones ya estaban relacionadas: el comunismo internacional, deseaba prolongar la contienda Civil española, para, de esa manera, “enlazarla” con la mas que previsible II Guerra Mundial; ellos si eran realistas y acertaban en sus análisis; sabían que era la única manera de poder ganar aquella Guerra, que – de manera irremisible – estaban perdiendo y acabaron por perder, aunque ahora quieran “ganarla” a través de la "anti - memoria histórica". El gran río mediterráneo – que nace en Fontibre, cerca de Reinosa, Santander y que, por tanto no es un río exclusivamente catalán, como el Guadalquivir tampoco es exclusivamente andaluz – pasaba por Munich.
Entre tanto Chamberlain, volvía al Reino Unido, clamando orgulloso “Paz en nuestros tiempos”, “Hitler ha perdido el autobús”. Desconozco que clase de autobús perdía el viejo cabo austriaco, tras anexionarse Renania, Austria y Checoslovaquia, pero el premier “vendía” que lo ocurrido era bueno para la Gran Bretaña – lo que es bueno para Alemania, es bueno para la Gran Bretaña - en tanto que Daladier – como de costumbre – hacía de Don Tancredo; Francia era, moralmente, una nación sin alma, muy lejos del patriotismo demostrado por sus nacionales en la Gran Guerra. Instalada en la comodidad, nadie quería “complicarse”. ¿Les “suena la situación”?
Solamente, la voz de Winston Churchill clamaba – se había quedado “solo”, ¿les “suena"? – vanamente en el desierto.
Lo que ocurrió posteriormente, todo el mundo lo sabe: Hitler, tal y como estaba en su “hoja de ruta”, atacó Polonia; Francia y Gran Bretaña – con desgana, a los tres días – declararon la guerra a Alemania. Hubieron de morir millones de personas en Europa, Asia, Africa y Oceanía – americanos USA también dieron su sangre por la Libertad, aunque, ahora, muy pocos seamos capaces de proclamarlo y reconocerlo - entre 1939 y 1945, para reducir – a cenizas, se hizo necesario – a aquellos a los que, tanto, se les había permitido tan indebidamente. Nunca fueron tantos los que tanto daño hicieron a tantos, a toda la Humanidad, pretextando “Anhelos de Paz”. Lo único que deseaban era mantener su status de aquel momento, su sillón y su situación de privilegio: igual que ahora: mantenerlo y, si es posible, hasta la edad de jubilación, o para "dejarlo en herencia.
En estos días, por Munich pasan el Nervión, el Bidasoa y el Urumea. Los terroristas lo que saben es matar. Lo que han dicho es que desean constituir la República marxista de Euskalherría, que consiste en trozos de la España vasca, la muy histórica Navarra – en realidad, las Comunidades Históricas españolas son Castilla y León, Aragón y Navarra - y “cuarto y mitad” de Francia. Estos asesinos, cuando hablan de procedimientos democráticos, se refieren a los de Ceaucescu, o a los de la desaparecida y mal llamada, República Democrática Alemana. Si lo consiguiesen, se merendarían primero a los burgueses que les rodean, los Arzallus y compañía y, caso de no emprenderla con Francia – ojala, ese sería su fin, como lo fue el de Abdelkrim o el de las piojosas bandas terroristas de Sidi Ifni – terminarían por exigir a España – estado español, en su vocabulario – el Nuevo Tributo de las Cien Doncellas, en forma de lavadoras, camiones o Dios sabe qué.
Entonces, en 1938, Chamberlain y Daladier, traicionaron a sus respectivas Patrias: los malos españoles – por activa, o por dejadez o “pasotismo” - hacen ahora lo propio. Porque España está, como aquella Francia de 1938, sin alma y sin pulso; instalada en las hipotecas y el euribor, los viajes – vuele ahora y pague después – las salsas rosas y los abyectos tomates televisivos y el testamento de la Jurado. Han olvidado el de Isabel I de Castilla y de España, la Católica Fundadora del Estado más antiguo de Europa: el mismo que se quieren “cargar”. Y así nos van las cosas. Solo se arreglarán, con tiros y muertos… otra vez.