02 octubre, 2006

EL HOMBRE QUE VEIA AMENAZAR.-

Finalizaba el hilo de ayer diciendo que daba las gracias a Garzón por su torpeza. Y se las reitero hoy, después de contemplar el paisaje tras la batalla. La rapidez con la que hemos puesto a disposición de todos los lectores el Auto completo de Garzón ha permitido que todo el mundo viera de primera mano la aberración jurídica que Garzón está cometiendo. Uno de los lectores de este blog (PeonDeRe) ha dado un ejemplo muy bueno: si yo firmo el día 10 de junio la nómina que me da mi empresa, que pone como fecha 31 de mayo, ¿estoy cometiendo un delito de falsedad documental? Evidentemente no. Bueno, pues el auto de Garzón criminaliza a tres policías honrados por hacer precisamente eso: por firmar una copia de un informe (sin alterar su fecha ni su contenido) en una fecha distinta a aquélla en la que el informe fue elaborado. Así que ya lo saben ustedes: a partir de ahora, si su jefe les pide una copia de una oferta para enviársela de nuevo a un cliente, porque éste ha perdido el original, le dicen ustedes a su jefe que Garzón prohibe firmar las copias. ¡Vivir para ver!
¿Qué se perseguía con este montaje? La jugada de Garzón le permitirá al Gobierno tapar parcialmente la información que vincula al jefe de seguridad del PSOE con el chivatazo a ETA. Pero no podrán taparla del todo. También le permitirá al Gobierno poner titulares en los medios amigos durante un par de días, arrojando basura sobre funcionarios honestos. Basura que servirá, fundamentalmente, para consumo interno de sus huestes, que tendrán algo que digerir durante una semana y con lo que contener las nauseas ante lo que vamos conociendo del 11-M. Pero esas nauseas volverán a estar presentes una vez que el estómago digiera la basura. Y, al igual que sucede con la ginebra, la resaca es tanto más terrible cuanto peor es la calidad del brebaje.
Magras ventajas, pues, para un montaje tan aparatoso. Porque dentro de unos días lo que quedará es que hay una querella en los Juzgados de Plaza de Castilla, querella que va a seguir su curso contra quienes falsificaron un informe con el fin de excluir las referencias a ETA. Y, encima, esa querella se ha visto reforzada por un auto, el de Garzón, donde se reconoce sin ambages que el superior de los tres peritos, Francisco Ramírez, firmó un informe de análisis como si lo hubiera hecho él, a pesar de no haberlo realizado. Lo cual constituye una falsedad documental (ésa sí) en estado puro. Jurídicamente hablando, el auto de Garzón es un boomerang que amenaza con golpear en la cabeza de los auténticos falsificadores.
Además del impacto mediático, el montaje de Garzón buscaba también lanzar un mensaje muy claro a los policías honestos dispuestos a denunciar las falsificaciones, manipulaciones y ocultaciones relacionadas con la masacre del 11 de marzo y con el proceso de rendición ante ETA. Pero tampoco eso se va a conseguir: ayer, antes de comenzar el registro en las oficinas de los tres peritos acusados por Garzón, éstos rechazaron los abogados que otros sindicatos policiales les ofrecían y pidieron a la
Confederación Española de Policía que les enviara un abogado, a pesar de que ellos mismos no eran afiliados a ese sindicato. Después, en presencia del abogado de la CEP, asistieron al registro con la tranquilidad del que sabe que no ha hecho nada reprochable.
Se trata de un detalle muy sintomático, que muestra que los miembros del CNP tienen ya claro, a estas alturas, de quién pueden fiarse y de quién no. Y esos policías honestos saben que cuentan con asistencia letrada y con el apoyo de una parte cada vez mayor de la sociedad española. Con el auto de Garzón se pretendía criminalizar a policías honrados, pero la jugada les ha salido rana, porque esos policías van a salir airosos de la jugada, como buenos profesionales que son, mientras que Garzón tal vez tenga que enfrentarse a sus responsabilidades en el próximo futuro.
Así pues, no se ha conseguido ningún efecto, salvo un impacto mediático de corto recorrido. Y, a cambio de eso, ¿qué es lo que han sacrificado las blancas? La respuesta es que han sacrificado mucho: en primer lugar, una pieza del tablero que no sabíamos si era blanca o negra se ha destapado definitivamente como alfil del bando blanco. Lo cual clarifica mucho el panorama. Garzón desenmascarado.
Pero, además, todo este montaje nos ha permitido terminar de encajar definitivamente algunas de las piezas del puzle. Ya sabemos, gracias a Garzón, por qué no se enviaron las muestras de los focos de explosión a la Policía Científica. Los golpistas tenían que evitar como fuera, en aquella mañana del 11 de marzo, que esas muestras cayeran en manos de policías honrados que pudieran destapar el engaño en un momento u otro. Si, por ejemplo, estos tres peritos acusados por Garzón se hubieran encargado de los análisis de los focos de explosión, hubiera sido imposible tener a todos los españoles discutiendo durante dos años y medio sobre la Goma-2 ECO de la mochila de Vallecas. Y hubiera sido imposible porque hubiéramos conocido qué fue lo que realmente estalló en los trenes. Gracias a Garzón, nos va quedando cada vez más claro a quiénes se tuvo que mantener en la inopia para que el golpe triunfara. A este respecto, recomiendo a todos los lectores la información que City FM publicaba el pasado jueves, y que deja claro cómo las
falsificaciones e irregularidades comenzaron a las pocas horas del atentado.
Las blancas han hecho un sacrificio muy costoso. Nos han dado información muy valiosa y sólo van a ganar un poco de tiempo. Y además han destapado a Garzón, el hombre que veía amenazar.
Luis del Pino.

No hay comentarios: