HUNDIMIENTO DEL CRUCERO BALEARES.-
Situación y fuerzas enfrentadas. En 1938 la inactividad de la Flota Republicana, cuyo único cometido era la escolta de los buques que arribaban a sus puertos, frente a una activa Flota Nacionalista, que no sólo escoltaba a sus convoyes, sino que además combatía -en inferioridad numérica- con su antónima, llevó al alto mando republicano a confeccionar un plan para elevar la moral de las dotaciones y, a la vez, asestar un duro golpe al enemigo. Quizás extrañe el orden de los objetivos, pero a tenor de la operación proyectada, con la escasa preparación de la flota, era más que improbable llevarla a cabo. La operación proyectada por el mando republicano consistía en la acción de tres de las lanchas rápidas torpederas de origen soviético - las nº-11, - 21 y -31 - que partirían de su base de Portman el 5 de marzo y, al anochecer, se encontrarían con la 1ª Flotilla de Destructores a 14 millas del puerto de Alicante, para a continuación dirigirse a Formentera y, una vez allí, repostar de los destructores. Finalmente, estaba previsto dirigirse a la Bahía de Palma para atacar a los cruceros nacionales allí fondeados. Como se puede apreciar, la operación resultaba poco creíble, no por las intenciones y planificación, sino por la imposibilidad de llevarla a cabo con unas dotaciones, las de las lanchas, que carecían de preparación alguna para este tipo de misión. Las fuerzas navales designadas para llevar a cabo la acción -aparte de las lanchas ya mencionadas que, como se verá, no participaron en acción alguna - eran:
1ª Flotilla de Destructores (al mando del T.N. Sánchez Barreiro), compuesta por los destructores: "Jorge Juan" (T.N. Ignacio Figueres)
"Escaño" (T.N. Luís Núñez de Castro)
"Ulloa" (T.N. Diego Marón Jordán), todos ellos pertenecientes a la segunda serie de los Churruca y "Almirante Valdés" (T.N. -habilitado- Juan B. Oyarzábal Oruete), clase Churruca (1ª serie).
Como apoyo, se contaba con el grueso de la Flota Republicana (al mando del Almirante González Ubieta), compuesta por:
Crucero "Libertad" (T.N. Eduardo Armada Sabau), de la clase Cervera
Crucero "Méndez Núñez" (T.N. Pedro Prado Mendizábal), del tipo homónimo
2ª Flotilla de Destructores (al mando del T.N. Fernando Oliva Llamusí):
"Sánchez Barcaíztegui" (T.N. Alvaro Calderón Martínez) y
"Lepanto" (T.N. David Gasca Aznár), clase Churruca de la primera serie;
"Almirante Antequera" (T.N. Ricardo Noval Ruiz) y
"Gravina" (T.N. José Luís Barbastro Jiménez), de la segunda serie de los Churruca y "Lazaga" (T.N. Ramón Guitar de Virto), de la clase Alsedo
Estos buques de apoyo se situarían al nordeste de cabo de Palos, hasta reunirse con la 1ª flotilla a su vuelta de Formentera. En la madrugada del 5, contando con los partes metereológicos favorables y tras haber sido detectados en su fondeadero los cruceros nacionalistas, se decidió iniciar la operación. A las 15:38 horas salió de Cartagena la 1ª Flotilla, para hacerlo 32 minutos más tarde el resto de la flota. No había pasado ni una hora desde su partida, cuando al Almirante González Ubieta, se le comunicó el regreso de las lanchas a Portman por mal tiempo.
Al mismo tiempo, la División Nacional de Cruceros del Contralmirante Vierna, compuesta por los cruceros:
"Baleares" (C.N. Isidro Fontenla Maristany) y "Canarias" (C.N. Rafael Estrada Arnaiz), únicos integrantes de la clase Canarias, y el "Almirante Cervera" (C.N. Ramón Agacino Armas), gemelo del republicano "Libertad", contactaba con un convoy compuesto por los mercantes "Umbe Mendi" y "Aizkori Mendi", escoltados por los cañoneros "Canalejas" y "Cánovas", regresando estos últimos a Palma.
El combate. La flota republicana, a pesar de no contar ya con el concurso de las lanchas torpederas, sigue con la operación, a 20 nudos (según la Orden de Operaciones 142 - C, la cual indicaba rumbos, horarios y formaciones prefijadas), para a las 00:45 arrumbar al 256º hacia Cartagena y a las 07:00 horas reunirse con la 1ª Flotilla de Destructores y entrar en la base de Cartagena. La operación se lleva a cabo con normalidad cuando, a las 00:38 horas y rumbo 65º, se contacta visualmente con la División de Cruceros Nacional, que viene de vuelta encontrada por la amura de babor y a una distancia de 2.000 metros. El contacto de la División de Cruceros con las naves republicanas es, al parecer a las 00:40 horas. En ese momento, el "Baleares" cae a babor, justo cuando desde el puesto A del "Canarias" se observa la presencia de la Flota Republicana, aumentando la velocidad de los cruceros a 22 nudos, cayendo al 210º y pasando por la popa del grueso republicano. A las 00:41, el "Sánchez" dispara tres torpedos sobre el "Cervera", sin éxito. El encuentro ha sido rápido, tanto que hasta las 00:44 horas en las unidades republicanas no se ordena "cada uno a su puesto" y "preparados para lanzar torpedos" 1. En ninguna de las formaciones se esperaba el encuentro. La flota republicana contaba con un parte de su aviación que indicaba que apenas 24 horas atrás los cruceros estaban fondeados en su base de Palma, y los nacionalistas, pese a tener un buen servicio de información en Cartagena, desconocían la salida de la Flota Republicana. Además, la aviación nacionalista no había efectuado ningún reconocimiento aéreo, debido a la descoordinación existente entre la Flota y la "Aviación Legionaria" estacionada en Palma. Apenas ha transcurrido el encuentro, Ubieta cambia de rumbo - a las 00:45 horas -, cayendo al 155º. La División de Cruceros pierde el contacto con la flota enemiga a las 00:55 horas, iniciando a continuación una serie de inversiones de rumbo, para no alejarse de los mercantes que escoltaba.
A las 01:15 horas Ubieta busca el rumbo 256º, directo a su base, ya que la flota republicana ha cumplido con su misión, "entablando combate con el enemigo en caso de encontrarlo". Igualmente, los buques de Vierna caen al 220º a las 01:20 horas.
Por parte de los nacionalistas, el Contralmirante Vierna posiblemente creyó que lo más conveniente sería escoltar a los mercantes y evitar el combate nocturno, conociendo la presencia de destructores. Quizás creyó que la Flota Republicana habría puesto rumbo a Cartagena inmediatamente después del encuentro, en lugar de tardar media hora en hacerlo. A las 02:00 horas, Vierna invirtió la marcha para, 15 minutos después, volver al rumbo original. Mientras efectúa estas maniobras, se comunica con los demás cruceros por el Scott. Estas señales fueron vistas desde la flota republicana a las 02:13 horas, ordenándose a las 02:14 horas al jefe de la 2ª Flotilla de Destructores que iniciase ataque. Apenas un minuto más tarde, ambas flotas entraban en contacto de nuevo, yendo de vuelta encontrada. La distancia era aproximadamente de 2.000 metros. El "Baleares" es el primero en abrir fuego, y lo hizo con granadas iluminantes, para situar correctamente a la flota republicana y poder atacar con la artillería. Responde el "Libertad", sin resultado, sumándose al combate los destructores, que lanzan sucesivamente sus torpedos: a las 02:17 horas cuatro desde el "Sánchez Barcaíztegui", a las 02:18 horas cinco desde el "Antequera" y, finalmente, tres el "Lepanto" a las 02:19 horas.
Pasado un minuto desde el último lanzamiento, desde el "Libertad" se vio al "Baleares" "volar en medio de una gran llamarada de la que se aprecia una altura de 1.200 metros por haber sido alcanzado por los torpedos".
El "Lepanto" había dado en el blanco (la explicación para conocer que fue el "Lepanto" el autor del hundimiento es la siguiente: "como los lanzamientos nocturnos se hacen presurosamente y con la máxima velocidad del torpedo - 42 nudos para el de 533 mm - los tiempos de impacto que han de transcurrir están comprendidos entre 1 y 1'2 minutos,(...) y entre las 2 horas 21 minutos y las 2 horas 21'2 minutos, si quien logra el impacto es el "Lepanto").
En ninguna formación se daba crédito a lo sucedido. Ubieta manda suspender el fuego, y prosigue en el mismo rumbo y velocidad mientras Rafael Estrada, comandante del "Canarias" - que asume el mando de la división de cruceros -, empieza a poner orden en sus filas, identificando al "Cervera". Ante el avistamiento de unas sombras, efectúa inversiones de rumbo hasta que a las 02:42 horas se dirige en demanda del convoy, dándole escolta por temor a un ataque y con la intención de regresar, cuando éste ya estuviese a salvo, en ayuda de su gemelo.
Mientras ambas flotas abandonan el lugar, dos destructores británicos, los "Boreas" y "Kempenfelt" ven los proyectiles iluminantes y la explosión, dirigiéndose al lugar del combate a toda máquina. A las 03:50 horas ven al crucero en llamas y a las 04:25 horas pueden ya ver a los hombres del "Baleares" en el agua. A partir de ese momento, se inicia una operación de rescate tan audaz como arriesgada, llegando a abarloarse el "Kempenfelt" al "Baleares", teniendo que desistir de la maniobra ya que el crucero empezó a hundirse. En total, se rescataron 469 hombres. El proyectado auxilio del "Canarias" fue en vano, pues el "Baleares" desapareció a las 05:08 horas, arrastrando consigo a 788 hombres, "un contralmirante, un capitán de navío, un capitán de fragata, cuatro capitanes de corbeta, 30 oficiales, 62 suboficiales, 32 cabos y 657 hombres de marinería, infantería de marina, maestranza, etc.", sin duda el mayor desastre de un buque en la historia de la Marina española (téngase en cuenta que en esta acción murieron más hombres que en todas las operaciones navales de la Guerra de 1898). A las 07:20 horas, reaparecen los cruceros nacionalistas, iniciándose el traslado de los heridos. El "Canarias" permanece con las máquinas en marcha y no arría ningún bote, en previsión de un posible ataque, que efectivamente llega a las 08:58 horas, cuando una formación de 9 Tupolev SB - 2 "Katiuska" bombardea los buques, llevándose la peor parte el "Boreas" donde hubo un muerto y cuatro heridos. Triste y duro tributo para una acción tan desinteresada.
Análisis y consecuencias. Después del combate, en el bando republicano se criticó al Almirante Ubieta por no ir a cazar al resto de la Flota Nacional, indicando éste que cesó el fuego por la perdida del contacto con la División de Cruceros, debido a que el encuentro fue de vuelta encontrada y "se sumaron las velocidades" (la velocidad relativa era de 42 nudos), perdiéndose de vista ambas formaciones en muy poco tiempo - aproximadamente 17 minutos -. Además, los destructores habían lanzado 15 de sus 30 torpedos y "un combate de noche, además de ser completamente casual, no puede ni debe tener nunca una segunda parte. Tenemos un ejemplo clarísimo: los ataques de los destructores ingleses a la Flota de Alta Mar alemana en la noche del 31 de mayo al 1 de junio de 1916 (después de la batalla de Jutlandia). Las dos flotillas inglesas se encontraron casualmente con la flota alemana y la fueron atacando a medida que cada una se encontraba con ella, pero ninguna volvió a repetir el ataque, lo que fácilmente se comprende, dado que se exponían a encontrarse de noche con otra flotilla propia de las que venía detrás, y expuestas, por consiguiente, a confundirlas con el enemigo". Por otro lado, se había alterado la formación de los destructores para que pudieran sumarse al combate artillero, por lo que la adopción de la formación de ataque se hubiera demorado durante cierto tiempo; debido a la oscuridad, el temor a utilizar la onda corta - para no ser detectados - y, por supuesto, la falta de preparación de las dotaciones de los destructores para efectuar la maniobra. Tan sólo dos de los destructores mantenían intacta su dotación de torpedos: el "Gravina" y el "Lazaga", por lo que sería mas útil mantenerlos como escolta de los cruceros, antes que arriesgarlos en un combate cuyo resultado predice Ubieta como "una destrucción segura".
Se ha comentado el hecho de que la Flota Republicana desconocía la presencia del convoy. De no haber sido así, ¿deberían los buques republicanos haberse lanzado a su caza? Probablemente no, porque el contacto con el convoy hubiese sido bastante complicado; como más arriba se ha visto, había que cambiar la formación de las naves y además un ataque de este estilo podía resultar una temeridad, porque en cualquier maniobra, la flota de Ubieta se podría haber encontrado entre los cruceros nacionales y la costa africana, con consecuencias inimaginables - sobre todo tras haber gastado la mitad de sus torpedos -. En el bando nacional se pecó de una excesiva auto confianza, con el agravante de contar con unas dotaciones hastiadas (y proporcionalmente combativas) por la monotonía de este tipo de misión, la casi inexistencia de una cooperación con la aviación - los reconocimientos tan solo se efectuaban "¡cuando no podían hacer otra cosa!" - y la falta de escolta por parte de los destructores de procedencia italiana (clases "Melilla" y "Teruel"), que hubieran proporcionado una mayor libertad a los cruceros en el caso de un combate como el que se produjo. Se ha criticado el excesivo uso de las bengalas por parte de la división de cruceros, aunque esta profusión estaba "apoyada en la preceptividad vigente en la época" - el mismo Ubieta manifiesta que a sus cruceros "es muy necesario el proporcionárselas (las bengalas)" -. Sin embargo, el T.N. Manuel Cervera (oficial superviviente más antiguo) manifiesta en el informe sobre las causas de la perdida del "Baleares" que el uso de bengalas debe restringirse "solamente para bombardeos de objetivos fijos y conocidos o para iluminar blancos perfectamente situados, pero nunca sin esta certeza, pues puede servir para que un enemigo en situación opuesta a la que se supone reconozca y descubra perfectamente al que dispara el luminoso". Es imposible saber si en el puente del "Baleares" se había identificado el blanco, pero probablemente el uso de bengalas fue un grave error, ya que la visibilidad era bastante buena aquella noche y la División de Cruceros estaba suficientemente preparada para disparar de noche de una forma efectiva, como también hizo el "Libertad" con mucha menor preparación. Señala el mismo oficial una excesiva precaución en disparar, ya que no se podía hacer "sin orden expresa del puente", añadiendo que "con una perfecta información que deben tener los buques en operaciones de la situación de las fuerzas propias, no cabe duda que todo buque apagado en la costa roja ha de ser enemigo". Por último, cabe resaltar otro error que llevó a la pérdida del "Baleares": el excesivo uso de las señales de los telégrafos luminosos - o Scott -. No olvidemos que estas señales fueron vistas por la flota republicana a las 02:13 horas, un minuto más tarde se dio la orden de ataque, a las 2:15 horas el "Baleares" efectuó su fatal andanada iluminante y, finalmente, los destructores lanzaron sus torpedos entre las 2:17 y las 2:19, con el resultado ya conocido. La conclusión es que la División de Cruceros cometió más errores que su contrario, no sólo por considerar una escolta como algo rutinario - el almirante Moreno no embarcó por considera la operación como secundaria - sino también por carecer de información - teniendo todos los medios para evitarlo - por abusar de la señalización luminosa y, finalmente, por delatarse el "Baleares" al utilizar sus proyectiles iluminantes. A pesar de la perdida de un tercio de su potencial, la Flota Nacional no cambió su actitud, continuando su dominio del mar -no en vano el "Canarias" era conocido como el "Emperador del Mar" y el "Cervera" como el "Chulo del Cantábrico" - y sustituyendo en la División de Cruceros al "Baleares" por el recién reformado "Navarra". Por parte republicana, la operación proyectada era de muy difícil realización, pensada sólo con el fin de elevar la moral; pero, al saber aprovechar los medios disponibles de una forma efectiva - además de contar con la "colaboración" del adversario - Ubieta consiguió un resultado mucho mayor del que cabía suponer. Sin embargo, la flota republicana no supo aprovechar el éxito para romper el dominio enemigo y eso le condujo finalmente a la derrota.
Resumido de un trabajo de Jorge Peñalva.
1ª Flotilla de Destructores (al mando del T.N. Sánchez Barreiro), compuesta por los destructores: "Jorge Juan" (T.N. Ignacio Figueres)
"Escaño" (T.N. Luís Núñez de Castro)
"Ulloa" (T.N. Diego Marón Jordán), todos ellos pertenecientes a la segunda serie de los Churruca y "Almirante Valdés" (T.N. -habilitado- Juan B. Oyarzábal Oruete), clase Churruca (1ª serie).
Como apoyo, se contaba con el grueso de la Flota Republicana (al mando del Almirante González Ubieta), compuesta por:
Crucero "Libertad" (T.N. Eduardo Armada Sabau), de la clase Cervera
Crucero "Méndez Núñez" (T.N. Pedro Prado Mendizábal), del tipo homónimo
2ª Flotilla de Destructores (al mando del T.N. Fernando Oliva Llamusí):
"Sánchez Barcaíztegui" (T.N. Alvaro Calderón Martínez) y
"Lepanto" (T.N. David Gasca Aznár), clase Churruca de la primera serie;
"Almirante Antequera" (T.N. Ricardo Noval Ruiz) y
"Gravina" (T.N. José Luís Barbastro Jiménez), de la segunda serie de los Churruca y "Lazaga" (T.N. Ramón Guitar de Virto), de la clase Alsedo
Estos buques de apoyo se situarían al nordeste de cabo de Palos, hasta reunirse con la 1ª flotilla a su vuelta de Formentera. En la madrugada del 5, contando con los partes metereológicos favorables y tras haber sido detectados en su fondeadero los cruceros nacionalistas, se decidió iniciar la operación. A las 15:38 horas salió de Cartagena la 1ª Flotilla, para hacerlo 32 minutos más tarde el resto de la flota. No había pasado ni una hora desde su partida, cuando al Almirante González Ubieta, se le comunicó el regreso de las lanchas a Portman por mal tiempo.
Al mismo tiempo, la División Nacional de Cruceros del Contralmirante Vierna, compuesta por los cruceros:
"Baleares" (C.N. Isidro Fontenla Maristany) y "Canarias" (C.N. Rafael Estrada Arnaiz), únicos integrantes de la clase Canarias, y el "Almirante Cervera" (C.N. Ramón Agacino Armas), gemelo del republicano "Libertad", contactaba con un convoy compuesto por los mercantes "Umbe Mendi" y "Aizkori Mendi", escoltados por los cañoneros "Canalejas" y "Cánovas", regresando estos últimos a Palma.
El combate. La flota republicana, a pesar de no contar ya con el concurso de las lanchas torpederas, sigue con la operación, a 20 nudos (según la Orden de Operaciones 142 - C, la cual indicaba rumbos, horarios y formaciones prefijadas), para a las 00:45 arrumbar al 256º hacia Cartagena y a las 07:00 horas reunirse con la 1ª Flotilla de Destructores y entrar en la base de Cartagena. La operación se lleva a cabo con normalidad cuando, a las 00:38 horas y rumbo 65º, se contacta visualmente con la División de Cruceros Nacional, que viene de vuelta encontrada por la amura de babor y a una distancia de 2.000 metros. El contacto de la División de Cruceros con las naves republicanas es, al parecer a las 00:40 horas. En ese momento, el "Baleares" cae a babor, justo cuando desde el puesto A del "Canarias" se observa la presencia de la Flota Republicana, aumentando la velocidad de los cruceros a 22 nudos, cayendo al 210º y pasando por la popa del grueso republicano. A las 00:41, el "Sánchez" dispara tres torpedos sobre el "Cervera", sin éxito. El encuentro ha sido rápido, tanto que hasta las 00:44 horas en las unidades republicanas no se ordena "cada uno a su puesto" y "preparados para lanzar torpedos" 1. En ninguna de las formaciones se esperaba el encuentro. La flota republicana contaba con un parte de su aviación que indicaba que apenas 24 horas atrás los cruceros estaban fondeados en su base de Palma, y los nacionalistas, pese a tener un buen servicio de información en Cartagena, desconocían la salida de la Flota Republicana. Además, la aviación nacionalista no había efectuado ningún reconocimiento aéreo, debido a la descoordinación existente entre la Flota y la "Aviación Legionaria" estacionada en Palma. Apenas ha transcurrido el encuentro, Ubieta cambia de rumbo - a las 00:45 horas -, cayendo al 155º. La División de Cruceros pierde el contacto con la flota enemiga a las 00:55 horas, iniciando a continuación una serie de inversiones de rumbo, para no alejarse de los mercantes que escoltaba.
A las 01:15 horas Ubieta busca el rumbo 256º, directo a su base, ya que la flota republicana ha cumplido con su misión, "entablando combate con el enemigo en caso de encontrarlo". Igualmente, los buques de Vierna caen al 220º a las 01:20 horas.
Por parte de los nacionalistas, el Contralmirante Vierna posiblemente creyó que lo más conveniente sería escoltar a los mercantes y evitar el combate nocturno, conociendo la presencia de destructores. Quizás creyó que la Flota Republicana habría puesto rumbo a Cartagena inmediatamente después del encuentro, en lugar de tardar media hora en hacerlo. A las 02:00 horas, Vierna invirtió la marcha para, 15 minutos después, volver al rumbo original. Mientras efectúa estas maniobras, se comunica con los demás cruceros por el Scott. Estas señales fueron vistas desde la flota republicana a las 02:13 horas, ordenándose a las 02:14 horas al jefe de la 2ª Flotilla de Destructores que iniciase ataque. Apenas un minuto más tarde, ambas flotas entraban en contacto de nuevo, yendo de vuelta encontrada. La distancia era aproximadamente de 2.000 metros. El "Baleares" es el primero en abrir fuego, y lo hizo con granadas iluminantes, para situar correctamente a la flota republicana y poder atacar con la artillería. Responde el "Libertad", sin resultado, sumándose al combate los destructores, que lanzan sucesivamente sus torpedos: a las 02:17 horas cuatro desde el "Sánchez Barcaíztegui", a las 02:18 horas cinco desde el "Antequera" y, finalmente, tres el "Lepanto" a las 02:19 horas.
Pasado un minuto desde el último lanzamiento, desde el "Libertad" se vio al "Baleares" "volar en medio de una gran llamarada de la que se aprecia una altura de 1.200 metros por haber sido alcanzado por los torpedos".
El "Lepanto" había dado en el blanco (la explicación para conocer que fue el "Lepanto" el autor del hundimiento es la siguiente: "como los lanzamientos nocturnos se hacen presurosamente y con la máxima velocidad del torpedo - 42 nudos para el de 533 mm - los tiempos de impacto que han de transcurrir están comprendidos entre 1 y 1'2 minutos,(...) y entre las 2 horas 21 minutos y las 2 horas 21'2 minutos, si quien logra el impacto es el "Lepanto").
En ninguna formación se daba crédito a lo sucedido. Ubieta manda suspender el fuego, y prosigue en el mismo rumbo y velocidad mientras Rafael Estrada, comandante del "Canarias" - que asume el mando de la división de cruceros -, empieza a poner orden en sus filas, identificando al "Cervera". Ante el avistamiento de unas sombras, efectúa inversiones de rumbo hasta que a las 02:42 horas se dirige en demanda del convoy, dándole escolta por temor a un ataque y con la intención de regresar, cuando éste ya estuviese a salvo, en ayuda de su gemelo.
Mientras ambas flotas abandonan el lugar, dos destructores británicos, los "Boreas" y "Kempenfelt" ven los proyectiles iluminantes y la explosión, dirigiéndose al lugar del combate a toda máquina. A las 03:50 horas ven al crucero en llamas y a las 04:25 horas pueden ya ver a los hombres del "Baleares" en el agua. A partir de ese momento, se inicia una operación de rescate tan audaz como arriesgada, llegando a abarloarse el "Kempenfelt" al "Baleares", teniendo que desistir de la maniobra ya que el crucero empezó a hundirse. En total, se rescataron 469 hombres. El proyectado auxilio del "Canarias" fue en vano, pues el "Baleares" desapareció a las 05:08 horas, arrastrando consigo a 788 hombres, "un contralmirante, un capitán de navío, un capitán de fragata, cuatro capitanes de corbeta, 30 oficiales, 62 suboficiales, 32 cabos y 657 hombres de marinería, infantería de marina, maestranza, etc.", sin duda el mayor desastre de un buque en la historia de la Marina española (téngase en cuenta que en esta acción murieron más hombres que en todas las operaciones navales de la Guerra de 1898). A las 07:20 horas, reaparecen los cruceros nacionalistas, iniciándose el traslado de los heridos. El "Canarias" permanece con las máquinas en marcha y no arría ningún bote, en previsión de un posible ataque, que efectivamente llega a las 08:58 horas, cuando una formación de 9 Tupolev SB - 2 "Katiuska" bombardea los buques, llevándose la peor parte el "Boreas" donde hubo un muerto y cuatro heridos. Triste y duro tributo para una acción tan desinteresada.
Análisis y consecuencias. Después del combate, en el bando republicano se criticó al Almirante Ubieta por no ir a cazar al resto de la Flota Nacional, indicando éste que cesó el fuego por la perdida del contacto con la División de Cruceros, debido a que el encuentro fue de vuelta encontrada y "se sumaron las velocidades" (la velocidad relativa era de 42 nudos), perdiéndose de vista ambas formaciones en muy poco tiempo - aproximadamente 17 minutos -. Además, los destructores habían lanzado 15 de sus 30 torpedos y "un combate de noche, además de ser completamente casual, no puede ni debe tener nunca una segunda parte. Tenemos un ejemplo clarísimo: los ataques de los destructores ingleses a la Flota de Alta Mar alemana en la noche del 31 de mayo al 1 de junio de 1916 (después de la batalla de Jutlandia). Las dos flotillas inglesas se encontraron casualmente con la flota alemana y la fueron atacando a medida que cada una se encontraba con ella, pero ninguna volvió a repetir el ataque, lo que fácilmente se comprende, dado que se exponían a encontrarse de noche con otra flotilla propia de las que venía detrás, y expuestas, por consiguiente, a confundirlas con el enemigo". Por otro lado, se había alterado la formación de los destructores para que pudieran sumarse al combate artillero, por lo que la adopción de la formación de ataque se hubiera demorado durante cierto tiempo; debido a la oscuridad, el temor a utilizar la onda corta - para no ser detectados - y, por supuesto, la falta de preparación de las dotaciones de los destructores para efectuar la maniobra. Tan sólo dos de los destructores mantenían intacta su dotación de torpedos: el "Gravina" y el "Lazaga", por lo que sería mas útil mantenerlos como escolta de los cruceros, antes que arriesgarlos en un combate cuyo resultado predice Ubieta como "una destrucción segura".
Se ha comentado el hecho de que la Flota Republicana desconocía la presencia del convoy. De no haber sido así, ¿deberían los buques republicanos haberse lanzado a su caza? Probablemente no, porque el contacto con el convoy hubiese sido bastante complicado; como más arriba se ha visto, había que cambiar la formación de las naves y además un ataque de este estilo podía resultar una temeridad, porque en cualquier maniobra, la flota de Ubieta se podría haber encontrado entre los cruceros nacionales y la costa africana, con consecuencias inimaginables - sobre todo tras haber gastado la mitad de sus torpedos -. En el bando nacional se pecó de una excesiva auto confianza, con el agravante de contar con unas dotaciones hastiadas (y proporcionalmente combativas) por la monotonía de este tipo de misión, la casi inexistencia de una cooperación con la aviación - los reconocimientos tan solo se efectuaban "¡cuando no podían hacer otra cosa!" - y la falta de escolta por parte de los destructores de procedencia italiana (clases "Melilla" y "Teruel"), que hubieran proporcionado una mayor libertad a los cruceros en el caso de un combate como el que se produjo. Se ha criticado el excesivo uso de las bengalas por parte de la división de cruceros, aunque esta profusión estaba "apoyada en la preceptividad vigente en la época" - el mismo Ubieta manifiesta que a sus cruceros "es muy necesario el proporcionárselas (las bengalas)" -. Sin embargo, el T.N. Manuel Cervera (oficial superviviente más antiguo) manifiesta en el informe sobre las causas de la perdida del "Baleares" que el uso de bengalas debe restringirse "solamente para bombardeos de objetivos fijos y conocidos o para iluminar blancos perfectamente situados, pero nunca sin esta certeza, pues puede servir para que un enemigo en situación opuesta a la que se supone reconozca y descubra perfectamente al que dispara el luminoso". Es imposible saber si en el puente del "Baleares" se había identificado el blanco, pero probablemente el uso de bengalas fue un grave error, ya que la visibilidad era bastante buena aquella noche y la División de Cruceros estaba suficientemente preparada para disparar de noche de una forma efectiva, como también hizo el "Libertad" con mucha menor preparación. Señala el mismo oficial una excesiva precaución en disparar, ya que no se podía hacer "sin orden expresa del puente", añadiendo que "con una perfecta información que deben tener los buques en operaciones de la situación de las fuerzas propias, no cabe duda que todo buque apagado en la costa roja ha de ser enemigo". Por último, cabe resaltar otro error que llevó a la pérdida del "Baleares": el excesivo uso de las señales de los telégrafos luminosos - o Scott -. No olvidemos que estas señales fueron vistas por la flota republicana a las 02:13 horas, un minuto más tarde se dio la orden de ataque, a las 2:15 horas el "Baleares" efectuó su fatal andanada iluminante y, finalmente, los destructores lanzaron sus torpedos entre las 2:17 y las 2:19, con el resultado ya conocido. La conclusión es que la División de Cruceros cometió más errores que su contrario, no sólo por considerar una escolta como algo rutinario - el almirante Moreno no embarcó por considera la operación como secundaria - sino también por carecer de información - teniendo todos los medios para evitarlo - por abusar de la señalización luminosa y, finalmente, por delatarse el "Baleares" al utilizar sus proyectiles iluminantes. A pesar de la perdida de un tercio de su potencial, la Flota Nacional no cambió su actitud, continuando su dominio del mar -no en vano el "Canarias" era conocido como el "Emperador del Mar" y el "Cervera" como el "Chulo del Cantábrico" - y sustituyendo en la División de Cruceros al "Baleares" por el recién reformado "Navarra". Por parte republicana, la operación proyectada era de muy difícil realización, pensada sólo con el fin de elevar la moral; pero, al saber aprovechar los medios disponibles de una forma efectiva - además de contar con la "colaboración" del adversario - Ubieta consiguió un resultado mucho mayor del que cabía suponer. Sin embargo, la flota republicana no supo aprovechar el éxito para romper el dominio enemigo y eso le condujo finalmente a la derrota.
Resumido de un trabajo de Jorge Peñalva.
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