La guerra submarina durante la Guerra Civil española no fue tan decisiva como, años después, lo sería en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el Arma Submarina española y los submarinos de otras naciones, principalmente Italia y Alemania, no fueron ajenos a los combates y acciones de guerra que se produjeron entre el 17 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. Al inicio de la contienda, la Armada Española contaba con 12 submarinos, 6 de la serie B y 6 de la serie C - ver "Málaga y el submarino C 3", en esta misma blog - que quedaron bajo el control gubernamental. El bando nacionalista, carente de este tipo de buques, incorporó el 20 de abril de 1937 los submarinos italianos Archimede (General Mola) y Torricelli (General Sanjurjo), completando un total de 14 submarinos que quedaron asignados a la Armada Española, bien en el bando republicano o en el bando nacionalista. La Armada Italiana contribuyó a la causa nacionalista mediante la participación varias unidades de superficie y de 58 submarinos, que efectuaron misiones de patrulla e intercepción del tráfico mercante en aguas del Mediterráneo, el mar Egeo, el canal de Sicilia y el norte de África. Muchos de estos buques intervinieron en combates y en el bombardeo de objetivos en las costas españolas. La Kriegsmarine, igualmente, envió varias de sus más modernas unidades de superficie y no menos de 8 submarinos a aguas españolas. Poco se sabe de la participación de unidades submarinas de otros países y, aunque se ha especulado sobre la presencia de submarinos soviéticos en aguas españolas, éste punto nunca ha sido demostrado.
La Intervención Alemana. El fracaso del golpe militar de julio de 1936 contra el gobierno de la República, sumió a España en una cruel guerra que habría de extenderse hasta 1939. La situación política de Europa en aquellos años invitó a las potencias extranjeras a intervenir en el conflicto, bien para defender sus intereses y los de sus ciudadanos en España, bien adquiriendo un papel más activo apoyando a las fuerzas de uno u otro bando. De forma inmediata, el gobierno francés comenzó a enviar ayuda al Frente Popular republicano e igualmente hizo la Unión Soviética, ayuda que culminó con la formación e intervención de las Brigadas Internacionales. El bando nacional obtuvo el apoyo del gobierno alemán y de la Italia de Mussolini (ver La Intervención Italiana). Ambos países contribuyeron a la guerra submarina, prestando un gran servicio a la mermada flota nacional, carente de submarinos.
El inicio de la intervención alemana. Las circunstancias de la intervención alemana relativa a la guerra submarina han permanecido ocultas a la historia hasta hace pocos años. Esta falta de información fue debida a las condiciones de confidencialidad y secreto bajo las que se desarrollaron estas operaciones y, aun hoy, quedan muchas lagunas. En la tarde del 17 de julio de 1936, el agregado naval en español en París, Teniente de Navío Arturo Génova, dimitió de su cargo y, a principios de agosto, volvió a España para informarse de la situación naval. En aquellos primeros días se vio la necesidad de establecer el control de los mares, ya que una gran parte de las tropas nacionales se encontraban bloqueadas en el Marruecos Español por la escuadra republicana, que controlaba el Estrecho de Gibraltar y, además, los embarques de armas procedentes de Francia y destinados a los puertos republicanos del Mediterráneo se multiplicaban según pasaba el tiempo. Génova, como submarinista, pensó que la solución estaría en la guerra submarina e inició contactos con las potencias amigas para obtener dos submarinos. Viajo a Alemania y se entrevistó con el Almirante Canaris, desplazándose después a Lisboa y a Roma. El Alto Mando Naval Alemán (OKM) y, principalmente, el Almirante Raeder se resistieron a la idea de ceder submarinos a la flota nacional, basándose en los riesgos políticos que implicaría tal acción. Alemania se encontraba en un rápido proceso de rearme, fruto del tratado anglo alemán de abril de 1935, y no deseaba atraer la atención de las otras potencias. A principios de octubre, el Almirante Moreno, jefe de la flota nacional, solicitó del oficial de enlace alemán, Comandante Wagner, la cesión de al menos un submarino. Wagner dejó que Moreno creyese que Alemania cedería un submarino del Tipo IIA, para misiones costeras, bajo mando alemán. Esta cesión nunca se produjo. El 24 de octubre se celebró una reunión en Berlín entre Hitler y el Conde Ciano, Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, para formar el Eje Roma-Berlín. Durante esta reunión, Ciano informó a Hitler de la intención de utilizar dos submarinos para apoyar al bando nacional y ambos países acordaron incrementar su ayuda a dicho bando, incluyendo la utilización de la Legión Cóndor.
El diseño de la Operación Ursula. El 2 de noviembre, el OKM desarrolló un plan para enviar dos submarinos oceánicos a las costas españolas. A pesar de los riesgos políticos, se pensó que esta acción sería un buen entrenamiento para los buques y sus tripulaciones en caso de una futura guerra Franco-Alemana. La operación se diseñó como unas maniobras y recibió el nombre de Ursula, en honor a la hija de Capitán Karl Dönitz, jefe del Arma Submarina alemana. La orden de operación llegó el 6 de noviembre y se asignó al Almirante Boehm como jefe de la operación y enlace entre el OKM y los submarinos. Boehm debía coordinar las acciones de los submarinos alemanes con las de los submarinos italianos, estableciendo patrullas de dos semanas en las que se alternarían los buques de ambas naciones. Las órdenes eran atacar a los buques de guerra republicanos, principalmente acorazados y cruceros. Todas las acciones deberían realizarse en el mayor de los secretos. Para esta misión, los submarinos asignados fueron el U-33 y el U-34, ambos del Tipo VIIA, pertenecientes a la 2ª Flotilla "Saltzwedel" (Wilhelmshaven), y sus comandantes titulares (Ottoheinrich Junker y Ernst Sobe) fueron sustituidos por submarinistas más experimentados, los Tenientes Kurt Freiwald y Harald Grosse, respectivamente. Grosse ya había navegado por aguas españolas en 1931, durante las pruebas del E-1, submarino diseñado por la Yngenieurs Kontor voor Scheepsbouw de Holanda, empresa financiada por la Kriegsmarine, y construido en los astilleros españoles de Horacio Echevarrieta. El 17 de noviembre los comandantes Lange y Heye son enviados a Roma para coordinar con los almirantes Pini y Di Giamberino las acciones submarinas. En esta reunión se acordó que los submarinos italianos patrullarían en sus zonas hasta el 29 de noviembre, volviendo después a sus bases. El día 30 de noviembre, los submarinos alemanes llegarían a sus zonas de patrulla. El 11 de diciembre, los submarinos alemanes se retirarían y serían reemplazados por submarinos italianos. Como medida de seguridad, la noche del relevo ningún submarino podría lanzar torpedos a otro submarino. Además, nadie, excepto los oficiales involucrados en las operaciones debían ser informados. Esto incluía al gobierno nacional español, motivo por el cual una gran parte de las operaciones han permanecido ocultas hasta hace poco. Los submarinos alemanes, en caso de emergencia, podrían hacer uso de la base italiana de La Magdalena, a la cual deberían entrar bajo pabellón italiano.
La Operación Ursula. El 20 de noviembre el U-33 y el U-34 salieron del Elba. Ambos buques no debían ser avistados, incluso por barcos alemanes. Para ello, debían borrar todos los elementos de identificación y arriar las banderas hasta su vuelta. Si alguno de ellos era descubierto, debía volver inmediatamente. Las tripulaciones fueron instruidas para guardar el máximo secreto de por vida, bajo pena de muerte. Atravesaron el Canal de la Mancha el 22 de noviembre y cruzaron el Estrecho de Gibraltar en la noche del 27 al 28 de noviembre, donde se cruzaron con un destructor republicano que no llegó a detectarlos. A su llegada al Mediterráneo, aguardaron a que los submarinos italianos se retiraran de sus zonas de patrulla. Durante esta espera, el U-34 fue destacado a aguas de Málaga, en busca de blancos ocasionales. En la tarde del 29 de noviembre, los submarinos italianos volvieron a sus bases. El U-33 se dirigió al Este del Cabo de Palos, patrullando desde este punto hacia el Norte, hasta el Cabo de la Nao. La zona de patrulla del U-34 comprendía desde el Oeste del Cabo de Palos hasta Cartagena. En la tarde del 30 de noviembre, ambos submarinos estaban en sus zonas, listos para operar. Durante los días que siguieron, la confusión reinó entre los comandantes de ambos submarinos, el oficial de enlace Boehm y el OKM. Las órdenes llegaban lentamente y las normas de operaciones variaban con frecuencia debido a los riesgos políticos. Los submarinos solo recibían órdenes por las noches, cuando se distanciaban veinte millas de la costa para emerger y recargar sus baterías. En un momento dado, Boehm llegó a desconocer que ordenes estaban vigentes para sus comandantes. Al anochecer del 1 de diciembre, el U-34 atacó a un destructor republicano que patrullaba a la entrada del puerto de Cartagena. El torpedo falló y fue a estrellase y explotar en la costa. Nadie se preocupó en investigar aquella explosión, por lo que el secreto de la operación se mantuvo. A la noche siguiente, Grosse inició una nueva maniobra de ataque, pero fue abortada por un destructor británico. Al amanecer del 5 de diciembre, se lanzó un nuevo torpedo contra un destructor de la clase Almirante Antequera, sin alcanzarlo. El 8 de diciembre se produjo un nuevo ataque contra un destructor y un nuevo fracaso. El resto del día, el torpedero alemán Wolf patrulló delante del puerto de Cartagena impidiendo nuevas maniobras de ataque. El U-33 no tuvo mejor suerte. Su zona de operaciones tenía menos tráfico y, por tanto, menos oportunidades de ataque. El 2 de diciembre se avistó un convoy, pero las maniobras del destructor de escolta impidieron el ataque. El 5 de diciembre se avistó un destructor oscurecido sin que llegara a ser identificado, por lo que no fue atacado. A la noche siguiente, Freiwald avistó al crucero Méndez Núñez y a dos destructores que tampoco consiguió identificar. El 11 de diciembre, ambos submarinos dejaron sus zonas de operaciones e iniciaron el retorno. El 12 de diciembre, el U-34 fue despachado nuevamente hacia aguas de Málaga.
El submarino republicano C-3 navegaba en superficie frente a las costas de Málaga. Después de comer, los marineros de la Orden y Lizón subieron a cubierta para tirar por la borda los restos de la comida. En la torreta se encontraba el comandante, Alférez de Navío Antonio Arbona y el Capitán de la Marina Mercante Agustín García. A las 1419 se produjo una explosión en la mitad del buque. Los marineros que se hallaban en cubierta salieron despedidos y cayeron al agua, al igual que el Capitán García. El buque se partió en dos y se hundió rápidamente, arrastrando al fondo al resto de la tripulación. El U-34 se había cobrado su primera presa. El hundimiento del C-3 fue atribuido primeramente a un submarino extranjero, pero la investigación posterior determinó que la causa del hundimiento fue una explosión accidental. ¡Qué lejos estaban los investigadores de la verdad! Una vez más, la presencia de submarinos alemanes permaneció oculta. El 15 de diciembre, los submarinos alemanes volvieron a casa. En 1939, sus comandantes y sus tripulaciones fueron condecorados por Hitler.
Las conclusiones de la Operación Ursula. La Operación Ursula no puede ser considerada un éxito militar debido a la escasez de sus resultados prácticos. Las especiales características de la operación y el secreto bajo el que se desarrolló impidieron una mayor eficacia de los submarinos. Sin embargo, sirvió como entrenamiento para la contienda que habría de venir años después. Durante su desarrollo, los encuentros entre los oficiales alemanes e italianos determinaron que sería la Marina Italiana la que se haría cargo de las operaciones submarinas en el Mediterráneo, dejando el Atlántico bajo control alemán. Por este motivo, no se enviaron más submarinos de reemplazo.
El bombardeo del Deutschland. El 29 de mayo de 1937 el acorazado de bolsillo alemán Deutschland se encontraba fondeado en la bahía de Ibiza junto al destructor Leopard. A las 1912 horas, dos bombarderos republicanos Katiuska lanzaron varias bombas de las que tres alcanzaron al acorazado, provocando 20 muertos y 80 heridos, además de diversos daños en el buque. Como represalia, el 31 de mayo, el acorazado Admiral Scheer y los destructores Seeadler y Albatross realizaron un bombardeo naval contra las instalaciones portuarias y baterías de costa de Almería. El gobierno alemán lanzó un comunicado denunciando los ataques contra buques italianos y alemanes, advirtiendo de la toma de medidas para evitarlos. Entre el 1 y el 7 de junio, varias unidades de superficie fueron enviadas a aguas españolas. También se enviaron a los submarinos U-28, U-33, U-34 y U-35...
La Intervención Alemana. El fracaso del golpe militar de julio de 1936 contra el gobierno de la República, sumió a España en una cruel guerra que habría de extenderse hasta 1939. La situación política de Europa en aquellos años invitó a las potencias extranjeras a intervenir en el conflicto, bien para defender sus intereses y los de sus ciudadanos en España, bien adquiriendo un papel más activo apoyando a las fuerzas de uno u otro bando. De forma inmediata, el gobierno francés comenzó a enviar ayuda al Frente Popular republicano e igualmente hizo la Unión Soviética, ayuda que culminó con la formación e intervención de las Brigadas Internacionales. El bando nacional obtuvo el apoyo del gobierno alemán y de la Italia de Mussolini (ver La Intervención Italiana). Ambos países contribuyeron a la guerra submarina, prestando un gran servicio a la mermada flota nacional, carente de submarinos.
El inicio de la intervención alemana. Las circunstancias de la intervención alemana relativa a la guerra submarina han permanecido ocultas a la historia hasta hace pocos años. Esta falta de información fue debida a las condiciones de confidencialidad y secreto bajo las que se desarrollaron estas operaciones y, aun hoy, quedan muchas lagunas. En la tarde del 17 de julio de 1936, el agregado naval en español en París, Teniente de Navío Arturo Génova, dimitió de su cargo y, a principios de agosto, volvió a España para informarse de la situación naval. En aquellos primeros días se vio la necesidad de establecer el control de los mares, ya que una gran parte de las tropas nacionales se encontraban bloqueadas en el Marruecos Español por la escuadra republicana, que controlaba el Estrecho de Gibraltar y, además, los embarques de armas procedentes de Francia y destinados a los puertos republicanos del Mediterráneo se multiplicaban según pasaba el tiempo. Génova, como submarinista, pensó que la solución estaría en la guerra submarina e inició contactos con las potencias amigas para obtener dos submarinos. Viajo a Alemania y se entrevistó con el Almirante Canaris, desplazándose después a Lisboa y a Roma. El Alto Mando Naval Alemán (OKM) y, principalmente, el Almirante Raeder se resistieron a la idea de ceder submarinos a la flota nacional, basándose en los riesgos políticos que implicaría tal acción. Alemania se encontraba en un rápido proceso de rearme, fruto del tratado anglo alemán de abril de 1935, y no deseaba atraer la atención de las otras potencias. A principios de octubre, el Almirante Moreno, jefe de la flota nacional, solicitó del oficial de enlace alemán, Comandante Wagner, la cesión de al menos un submarino. Wagner dejó que Moreno creyese que Alemania cedería un submarino del Tipo IIA, para misiones costeras, bajo mando alemán. Esta cesión nunca se produjo. El 24 de octubre se celebró una reunión en Berlín entre Hitler y el Conde Ciano, Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, para formar el Eje Roma-Berlín. Durante esta reunión, Ciano informó a Hitler de la intención de utilizar dos submarinos para apoyar al bando nacional y ambos países acordaron incrementar su ayuda a dicho bando, incluyendo la utilización de la Legión Cóndor.
El diseño de la Operación Ursula. El 2 de noviembre, el OKM desarrolló un plan para enviar dos submarinos oceánicos a las costas españolas. A pesar de los riesgos políticos, se pensó que esta acción sería un buen entrenamiento para los buques y sus tripulaciones en caso de una futura guerra Franco-Alemana. La operación se diseñó como unas maniobras y recibió el nombre de Ursula, en honor a la hija de Capitán Karl Dönitz, jefe del Arma Submarina alemana. La orden de operación llegó el 6 de noviembre y se asignó al Almirante Boehm como jefe de la operación y enlace entre el OKM y los submarinos. Boehm debía coordinar las acciones de los submarinos alemanes con las de los submarinos italianos, estableciendo patrullas de dos semanas en las que se alternarían los buques de ambas naciones. Las órdenes eran atacar a los buques de guerra republicanos, principalmente acorazados y cruceros. Todas las acciones deberían realizarse en el mayor de los secretos. Para esta misión, los submarinos asignados fueron el U-33 y el U-34, ambos del Tipo VIIA, pertenecientes a la 2ª Flotilla "Saltzwedel" (Wilhelmshaven), y sus comandantes titulares (Ottoheinrich Junker y Ernst Sobe) fueron sustituidos por submarinistas más experimentados, los Tenientes Kurt Freiwald y Harald Grosse, respectivamente. Grosse ya había navegado por aguas españolas en 1931, durante las pruebas del E-1, submarino diseñado por la Yngenieurs Kontor voor Scheepsbouw de Holanda, empresa financiada por la Kriegsmarine, y construido en los astilleros españoles de Horacio Echevarrieta. El 17 de noviembre los comandantes Lange y Heye son enviados a Roma para coordinar con los almirantes Pini y Di Giamberino las acciones submarinas. En esta reunión se acordó que los submarinos italianos patrullarían en sus zonas hasta el 29 de noviembre, volviendo después a sus bases. El día 30 de noviembre, los submarinos alemanes llegarían a sus zonas de patrulla. El 11 de diciembre, los submarinos alemanes se retirarían y serían reemplazados por submarinos italianos. Como medida de seguridad, la noche del relevo ningún submarino podría lanzar torpedos a otro submarino. Además, nadie, excepto los oficiales involucrados en las operaciones debían ser informados. Esto incluía al gobierno nacional español, motivo por el cual una gran parte de las operaciones han permanecido ocultas hasta hace poco. Los submarinos alemanes, en caso de emergencia, podrían hacer uso de la base italiana de La Magdalena, a la cual deberían entrar bajo pabellón italiano.
La Operación Ursula. El 20 de noviembre el U-33 y el U-34 salieron del Elba. Ambos buques no debían ser avistados, incluso por barcos alemanes. Para ello, debían borrar todos los elementos de identificación y arriar las banderas hasta su vuelta. Si alguno de ellos era descubierto, debía volver inmediatamente. Las tripulaciones fueron instruidas para guardar el máximo secreto de por vida, bajo pena de muerte. Atravesaron el Canal de la Mancha el 22 de noviembre y cruzaron el Estrecho de Gibraltar en la noche del 27 al 28 de noviembre, donde se cruzaron con un destructor republicano que no llegó a detectarlos. A su llegada al Mediterráneo, aguardaron a que los submarinos italianos se retiraran de sus zonas de patrulla. Durante esta espera, el U-34 fue destacado a aguas de Málaga, en busca de blancos ocasionales. En la tarde del 29 de noviembre, los submarinos italianos volvieron a sus bases. El U-33 se dirigió al Este del Cabo de Palos, patrullando desde este punto hacia el Norte, hasta el Cabo de la Nao. La zona de patrulla del U-34 comprendía desde el Oeste del Cabo de Palos hasta Cartagena. En la tarde del 30 de noviembre, ambos submarinos estaban en sus zonas, listos para operar. Durante los días que siguieron, la confusión reinó entre los comandantes de ambos submarinos, el oficial de enlace Boehm y el OKM. Las órdenes llegaban lentamente y las normas de operaciones variaban con frecuencia debido a los riesgos políticos. Los submarinos solo recibían órdenes por las noches, cuando se distanciaban veinte millas de la costa para emerger y recargar sus baterías. En un momento dado, Boehm llegó a desconocer que ordenes estaban vigentes para sus comandantes. Al anochecer del 1 de diciembre, el U-34 atacó a un destructor republicano que patrullaba a la entrada del puerto de Cartagena. El torpedo falló y fue a estrellase y explotar en la costa. Nadie se preocupó en investigar aquella explosión, por lo que el secreto de la operación se mantuvo. A la noche siguiente, Grosse inició una nueva maniobra de ataque, pero fue abortada por un destructor británico. Al amanecer del 5 de diciembre, se lanzó un nuevo torpedo contra un destructor de la clase Almirante Antequera, sin alcanzarlo. El 8 de diciembre se produjo un nuevo ataque contra un destructor y un nuevo fracaso. El resto del día, el torpedero alemán Wolf patrulló delante del puerto de Cartagena impidiendo nuevas maniobras de ataque. El U-33 no tuvo mejor suerte. Su zona de operaciones tenía menos tráfico y, por tanto, menos oportunidades de ataque. El 2 de diciembre se avistó un convoy, pero las maniobras del destructor de escolta impidieron el ataque. El 5 de diciembre se avistó un destructor oscurecido sin que llegara a ser identificado, por lo que no fue atacado. A la noche siguiente, Freiwald avistó al crucero Méndez Núñez y a dos destructores que tampoco consiguió identificar. El 11 de diciembre, ambos submarinos dejaron sus zonas de operaciones e iniciaron el retorno. El 12 de diciembre, el U-34 fue despachado nuevamente hacia aguas de Málaga.
El submarino republicano C-3 navegaba en superficie frente a las costas de Málaga. Después de comer, los marineros de la Orden y Lizón subieron a cubierta para tirar por la borda los restos de la comida. En la torreta se encontraba el comandante, Alférez de Navío Antonio Arbona y el Capitán de la Marina Mercante Agustín García. A las 1419 se produjo una explosión en la mitad del buque. Los marineros que se hallaban en cubierta salieron despedidos y cayeron al agua, al igual que el Capitán García. El buque se partió en dos y se hundió rápidamente, arrastrando al fondo al resto de la tripulación. El U-34 se había cobrado su primera presa. El hundimiento del C-3 fue atribuido primeramente a un submarino extranjero, pero la investigación posterior determinó que la causa del hundimiento fue una explosión accidental. ¡Qué lejos estaban los investigadores de la verdad! Una vez más, la presencia de submarinos alemanes permaneció oculta. El 15 de diciembre, los submarinos alemanes volvieron a casa. En 1939, sus comandantes y sus tripulaciones fueron condecorados por Hitler.
Las conclusiones de la Operación Ursula. La Operación Ursula no puede ser considerada un éxito militar debido a la escasez de sus resultados prácticos. Las especiales características de la operación y el secreto bajo el que se desarrolló impidieron una mayor eficacia de los submarinos. Sin embargo, sirvió como entrenamiento para la contienda que habría de venir años después. Durante su desarrollo, los encuentros entre los oficiales alemanes e italianos determinaron que sería la Marina Italiana la que se haría cargo de las operaciones submarinas en el Mediterráneo, dejando el Atlántico bajo control alemán. Por este motivo, no se enviaron más submarinos de reemplazo.
El bombardeo del Deutschland. El 29 de mayo de 1937 el acorazado de bolsillo alemán Deutschland se encontraba fondeado en la bahía de Ibiza junto al destructor Leopard. A las 1912 horas, dos bombarderos republicanos Katiuska lanzaron varias bombas de las que tres alcanzaron al acorazado, provocando 20 muertos y 80 heridos, además de diversos daños en el buque. Como represalia, el 31 de mayo, el acorazado Admiral Scheer y los destructores Seeadler y Albatross realizaron un bombardeo naval contra las instalaciones portuarias y baterías de costa de Almería. El gobierno alemán lanzó un comunicado denunciando los ataques contra buques italianos y alemanes, advirtiendo de la toma de medidas para evitarlos. Entre el 1 y el 7 de junio, varias unidades de superficie fueron enviadas a aguas españolas. También se enviaron a los submarinos U-28, U-33, U-34 y U-35...
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