19 agosto, 2006

¡TACHAAAAAAAAN!

TATATACHAAAN...
¡Y cuando estaban los medios y el juez discutiendo sobre qué es lo que pudo explotar en los trenes, aparece un nuevo elemento en escena!
Como informa hoy Fernando Lázaro en El Mundo, va un gitano y se presenta en una comisaría de Leganés, justo cuando le toca a Del Olmo la guardia,
con un paquete de cinco kilos de Goma-2 ECO y unos detonadores que alguien le ha entregado para entregar en (¡el mundo es un pañuelo!)... Leganés.
¡No me digan que no es bonito! Es casi tan bonito como ese confidente libanés que se deja "olvidado" su curriculum vitae de intrépido espía en una casa que nadie sabe todavía por qué registró la Policía y que, al ser llamado por Del Olmo, declaró que él había avisado tres meses antes del 11-M de que se iba a atentar contra los trenes. Luego era mentira, pero... ¿y las risas que se echaron algunos a costa de todos nosotros?
¿Qué sorpresas nos esperan esta vez? ¿El ADN de Jamal Zougham en un guante encontrado dentro de una sudadera que estaba dentro de una mochila plegada que apareció en el interior de uno de los cartuchos entregados por el gitano? ¿Una carta de despedida de los siete suicidas de Leganés en verso alejandrino, escrita con una aguja en el reverso del sello del paquete? ¿Expulsarán al gitano a Uganda en aplicación de la Ley de Extranjería tanzana antes de que Del Olmo le tome declaración? ¿Analizarán la Goma-2 ECO y demostrarán que hay cartuchos de esa dinamita (los que llevaba el gitano) que, además de los cinco componentes habituales, contienen metenamina, almidón y nitroglicerina, por un error en los procesos de fabricación que sólo es achacable a que el gobierno del PP no dictó una normativa adecuada? ¿Descubrirán que a uno de los cartuchos le falta una rodaja que coincide con la que apareció en la furgoneta Kangoo y demostrarán que los perros no pudieron olerlo porque estaba espolvoreado con polvo de mostaza?
Aunque a lo mejor ya hemos entrado en fase B y el regalo pretende demostrar que Txeroki utilizó a un asturiano para entregar dinamita a un yonki que se la tenía que cambiar a un gitano que se la iba a vender a un islamista que estaba casado con una policía de la Brigada Provincial de Información, la cual por supuesto no se enteró de nada. Todo ello por encargo de los servicios secretos americanos, que querían provocar una ola de islamofobia.
¿O se trata simplemente de tener entretenido al juez otro ratito, para que no meta las narices donde no le importa?
¿Cuál será la respuesta correcta? ¡Exacto! ¡Lo han adivinado! ¡No es ninguna de las tres!
La respuesta correcta, sea cual sea la pregunta, es siempre la misma: la culpa es de Aznár.
Luís del Pino.

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