Por América. Puede que todos aquellos que odian a Bush –y admito que hay muchos- piensen que los resultados electorales del pasado martes den como resultado una América más humilde, menos ambiciosa, plegada a los vientos de multilateralismo y pacifismo imperantes en el mundo. Incluso pueden creer que todo eso forjará un entorno más seguro. Se equivocan.
Y no es una cuestión de opciones y simpatías políticas. Los republicanos han perdido no porque su presidente fuera un revolucionario, sino porque no han hecho más que poner trabas a la agenda de la Casa Blanca, impidiendo, por ejemplo, la reforma necesaria del sistema de pensiones o forzando al presidente a aceptar una política anti-emigración en la que no cree. Entre otras cosas.
En cualquier caso, quienes celebran la victoria de los demócratas en Estados Unidos –y estoy seguro de que habrá muchos en España- deberían pensarse muy bien con quién están brindando. Y para eso nada mejor que darse un paseo por los chats islamistas. Son ellos quienes creen en su victoria. Los demócratas un elemento más para debilitar la voluntad occidental.
Guste o no, no hay alternativa a América. Cuando sus críticos afirman que Occidente ya no existe ni que sea necesario revivirlo, son incapaces de decir qué puede sustituirlo que nos garantice el mismo nivel de prosperidad, libertad y seguridad. ¿China? ¿El Islam? ¿Una Europa decadente en población, riqueza y valores? Por eso el mundo necesita más América no menos. Necesita que América se involucra en el mundo, no que se repliegue.
No sé que harán los demócratas ahora. Si corresponsabilizarse del papel que los Estados Unidos deben jugar en el mundo o, por el contrario, intentar llevar adelante su programa radical. Si éste es el rumbo elegido, América acabará replegándose sobre sí misma. Y nosotros, lo queramos o no, también nos quedaremos solos. Sólo que los americanos sabrán cómo defenderse y nosotros sólo podremos rendirnos cuando llegue la hora.
Rafael L. Bardají.
Y no es una cuestión de opciones y simpatías políticas. Los republicanos han perdido no porque su presidente fuera un revolucionario, sino porque no han hecho más que poner trabas a la agenda de la Casa Blanca, impidiendo, por ejemplo, la reforma necesaria del sistema de pensiones o forzando al presidente a aceptar una política anti-emigración en la que no cree. Entre otras cosas.
En cualquier caso, quienes celebran la victoria de los demócratas en Estados Unidos –y estoy seguro de que habrá muchos en España- deberían pensarse muy bien con quién están brindando. Y para eso nada mejor que darse un paseo por los chats islamistas. Son ellos quienes creen en su victoria. Los demócratas un elemento más para debilitar la voluntad occidental.
Guste o no, no hay alternativa a América. Cuando sus críticos afirman que Occidente ya no existe ni que sea necesario revivirlo, son incapaces de decir qué puede sustituirlo que nos garantice el mismo nivel de prosperidad, libertad y seguridad. ¿China? ¿El Islam? ¿Una Europa decadente en población, riqueza y valores? Por eso el mundo necesita más América no menos. Necesita que América se involucra en el mundo, no que se repliegue.
No sé que harán los demócratas ahora. Si corresponsabilizarse del papel que los Estados Unidos deben jugar en el mundo o, por el contrario, intentar llevar adelante su programa radical. Si éste es el rumbo elegido, América acabará replegándose sobre sí misma. Y nosotros, lo queramos o no, también nos quedaremos solos. Sólo que los americanos sabrán cómo defenderse y nosotros sólo podremos rendirnos cuando llegue la hora.
Rafael L. Bardají.
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