06 junio, 2007

HISTORIAS DE LA P. MILI.-

EL PAISANAJE Y EL ESCAQUEO.
Decía el dibujante Ivá en sus «Historias de la p. mili», allá por la transición, no tener claro si en sus años mozos el ejército lo había hecho un hombre o había visto más mundo, habida cuenta de que le tocó servir en Melilla y él era del Ebro para arriba. «Eso sí, me reí mucho», dejó escrito en uno de sus libros mientras recosía un botón de la chupa , cosa que no saben hacer, dicho sea de paso, las legionarias de hoy día, con todo el moño que se gastan.
Le digo a usted, mi sargento, que la penúltima hazaña de la Legión digna de una laureada de laurel y valga la redundancia - señor, sí, señor - fue en tiempos del ex ministro Trillo, jurídico de la Armada, cuando reconquistamos el islote de Perejil a tiro de piedra de Marruecos, ocupado por media docena de moros y aproximadamente veinte cabras flacas y no conscriptas. Sólo desertaron los moros, que eran los únicos que sabían nadar. De aquella ni el tal Trillo - el de «manda guevos, Manolo, tráeme la maza», cuando ascendió a presidente del Congreso - ni Ivá sospechaban el despliegue de este domingo en León para el Día de las Fuerzas Armadas: casi dos mil efectivos, tanques a manta, helicópteros hiper aspados, Guardia Civil caminera a caballo, la Reina y Yo, y dicen que más de cien mil paisanos. El espectáculo estuvo bien y dice mucho en favor de León, que se volcó, y tuvo más de cívico que de militar como corresponde a los pueblos con autoestima y que no sienten vergüenza de ser tales. Porque lo del aparataje aéreo, los carros de combate con GPS para no perderse en Afganistán, los tricornios de charol y hasta Blanquita, la cabra de la Legión, quedan aparentes pero nos iban a servir de poco, mi sargento, como ya argumentábamos el Ivá y yo en la teórica del campamento, si nos apuntaran los rusos con la pera de misiles. Hay cosas que no han cambiado desde nuestra quinta y hasta el enemigo tiene un nombre que da que pensar: Putin. Pero, ya en la reserva, nunca habíamos visto escaquearse al presidente del Gobierno.
Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros.
Antonio Núñez.

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