18 enero, 2009

EL MARINO BUSTAMENTE.-

ESTABA AL FRENTE EN 1804 DEL NAVÍO “NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES”.
Amanecía y con las primeras luces se dibujaron en la lejanía las finas líneas de la costa española. El cansancio acumulado en los viajeros, tras dos interminables meses de navegación, se transformó en voces, risas y en bullicio incontrolado. Bustamante y Guerra, el jefe de la escuadra, al fin respiraba tranquilo. Nadie podía imaginar que cuatro fragatas de guerra inglesas les esperaban dispuestas a impedir el sueño del ansiado retorno y mucho menos que sangre inocente teñiría las frías aguas atlánticas.
Ese año de 1804, el Atlántico era un mar tranquilo que permitía navegar sin la amenaza de ataques armados, dos años antes los principales estados europeos habían firmado la Paz de Amiens.
El 9 de agosto había partido desde Uruguay con destino a España un convoy de cuatro fragatas de guerra, eran 'la Medea', 'la Fama', 'la Mercedes' y 'la Clara'. Con la tripulación viajaba personal civil, incluidas mujeres y niños y transportaban una importante cantidad de mercancías, caudales y riquezas provenientes del Virreinato de Perú. Capitaneaba el convoy, el brigadier montañés Bustamante y Guerra.
Tras dos meses de navegación, al alba del día 5 de octubre, cuando ya se divisaba la costa del Algarve, a la altura del cabo de Santa María avistaron aproximándose cuatro amenazantes fragatas inglesas. Bustamante y Guerra ordena zafarrancho de combate.
El comodoro británico Graham Moore exige, sin condiciones, la rendición de la escuadra y ante la negativa española se inicia un desigual combate, que terminaría trágicamente para los nuestros que no iban preparados ni armados para un ataque tan brutal. 'La Mercedes', con sus 282 pasajeros, voló por los aires, falleciendo 249 de ellos; las otras fragatas sufren un fuerte castigo con otros 18 muertos y con el fin de evitar un desastre mayor se rinde el convoy. Los sobrevivientes fueron conducidos a Inglaterra y el brigadier fue retenido durante siete meses en Plymouth. Gran Bretaña obtuvo un copioso botín de más de tres millones de pesos.
La gravedad del altercado provocó un serio incidente diplomático en el que intervinieron el Ministro de Estado, el también montañés, Pedro de Cevallos y Guerra y William Pitt, primer ministro inglés. El 12 de diciembre de 1804, dos meses después del ataque, Carlos IV declara la guerra a Inglaterra y Napoleón contempla satisfecho cómo España se convierte, sin esfuerzo, en su aliada. Diez meses después, el 21 de octubre de 1805, las aguas atlánticas se tiñen de sangre en una de las batallas más trágicas y recordadas de nuestra historia, Trafalgar. Para España es el final de una época.
El mismo mar, doscientos años después, es explorado minuciosamente por un barco de la compañía estadounidense, especializada en la búsqueda de pecios submarinos, Odyssey Marine Exploración, y el 18 de mayo del 2007 comunica el hallazgo de un tesoro de 500.000 monedas de plata (17 toneladas) procedente del 'Black swan' (Cisne negro), un buque de época colonial encontrado en un lugar indeterminado del Atlántico.
Desde el primer momento el gobierno español sostiene que el navío encontrado es el 'Nuestra Señora de las Mercedes', y que el tesoro valorado en 400 millones de euros es propiedad de España. Se inicia un pleito de características internacionales y el juez Mark Pizzo, de la Corte Federal de Tampa en Florida, decide embargar el tesoro hasta confirmar la identidad del barco, el lugar del hallazgo y estudiar las particularidades del caso.
Hace unos años tuve la fortuna de estudiar la Expedición Malaspina-Bustamante y Guerra (el trabajo se publicó en la revista del Centro de Estudios Montañeses Altamira 2004) que a finales del siglo XVIII circunvaló el mundo y trabajé en la biografía de los expedicionarios. Entonces, conocí y me fascinó Bustamante y Guerra, un marino ilustrado cuya vida viajera sin igual podría servir de argumento a una película de época. No podía entonces imaginar que ahora el personaje volvería, merced a Odyssey a una plena actualidad.
Datos biográficos
Joseph Joaquín Bustamante y Guerra había nacido en 1759 en Alceda/Ontaneda, descendiendo de los Bustamante toranceses y de los Guerra de Ibio. Con 11 años ingresa como guardiamarina en El Ferrol y en 1784, con una brillante hoja de servicios, alcanza el empleo de capitán de fragata. En esos años proyecta con su camarada Alexandro Malaspina, uno de los personajes más singulares de su época, un viaje científico por el mundo colonial de influencia hispana. Tienen como modelo los grandes periplos de Bougainville, Cook y La Perousse. En el futuro se la recordará como Expedición Malaspina-Bustamante y Guerra.
Con una tripulación seleccionada y la mejor oficialidad del momento (entre los que se encontraban tres montañeses de prestigiosa trayectoria; Gutiérrez de la Concha, Tova y Arredondo y Ciriaco de Cevallos Neto, a los que se añadieron botánicos, pintores, médicos y otros humanistas ilustrados), navegaron entre 1789 y 1794 a bordo de las corbetas 'Descubierta' y 'Atrevida', construidas especialmente para el viaje.
Desde Cádiz franquearon el Atlántico para alcanzar Buenos Aires y Montevideo y, tras recorrer la Patagonia, salvan el Cabo de Hornos, y bordeando la costa oeste de los virreinatos de Perú y Nueva Granada, recorren Nueva España, California y Alaska. Dejan atrás América y ponen rumbo al Pacífico, navegando por la Polinesia y tras explorar algunas de sus islas acaban en Filipinas y Australia.
Cumplen con creces todas las expectativas científicas previstas. Se dibujaron modernas cartas de navegación y actuales mapas geográficos, se confeccionaron magníficas colecciones minerales y botánicas con especies hasta entonces desconocidas y se aportó una gran documentación visual con precisos informes referentes al estado social, político y militar de las colonias. En definitiva se preparó una información excepcional. La historia les reconocerá el mérito de haber consumado la más importante expedición naval de nuestra historia, engrosando la lista de los grandes viajeros y aventureros de todos los tiempos.
Pero la historia les fue injusta, ese año 1794, al poco de llegar a España, Malaspina es encarcelado y Godoy requisa todo el archivo de la Expedición, permaneciendo confinado y olvidado hasta que en 1885 otro militar ilustrado, el teniente de navío Pedro Novo y Colson, lo recupera y publica. En el año 1796, quizás con ánimo de alejarle de la Corte, Bustamante y Guerra es nombrado Gobernador Militar y Político de Montevideo y Comandante General de los bajeles del Río de la Plata con el encargo de poner en marcha su plan de defensa de la América meridional y es al regresar a España en el año 1804, al final de ese mandato, cuando suceden los hechos del 'Nuestra Señora de las Mercedes' que relatábamos al principio.
Años después cambian los papeles y también el enemigo, Napoleón invade España y el entonces teniente general Bustamante y Guerra le combate integrado en la Junta de Defensa. En 1810 es destinado a la Capitanía de Guatemala, en una época de gran actividad independentista. En 1822 es nombrado, en reconocimiento a su dilatada biografía, director general de la Armada y en 1825 fallece en Madrid. En su testamento dona una cantidad importante de dinero para sufragar las escuelas de niños de Ontaneda, fundadas por Francisco, su hermano.
El caso Odyssey ha recordado el injustificable ataque británico y el hundimiento de 'la Mercedes' con sus casi trescientos muertos. También ha recuperado la biografía de Joseph Joaquín de Bustamante y Guerra y ha sensibilizado a la sociedad ante el expolio que sufre el Patrimonio Cultural Subacuatico. Sirva, al menos este episodio para, a partir de ahora, proteger mejor el Patrimonio de esas empresas cazatesoros que buscan exclusivamente su beneficio económico y ojalá sea globalmente asumida y respetada la declaración preservadora de la Unesco, que reunida en el año 2001 en París, en su artículo 2-6, manifiestamente declaraba que «el Patrimonio Cultural Subacuatico no será objeto de explotación comercial».
Centro Estudios Montañeses.

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