Algeciras era "un pueblo de pesca", donde - cada vez que desde Ceuta íbamos a Madrid - había que pasar el día entero, rodeado por "espontáneos"del violín, por lo que nos íbamos al Hotel Cristina. Allí se veían escenas "curiosas", como la de un perro pequeño al que sus británicos dueños "invitaban" a espinacas que le servía un camarero en un plato de la vajilla del hotel... en el suelo del comedor, menos mal.
Hace 15 años
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