IRAK, ZP Y “EL PAÍS”. ESPAÑA, SOLA ANTE LAS MISMAS AMENAZAS.
No era mentira la cooperación de Sadam con terroristas – subvencionaba a los suicidas palestinos - ni lo era que buscara adquirir material nuclear, ni que todas las agencias de inteligencia de todos los países del mundo afirmaran que tenía armas de destrucción masiva. No era mentira que la guerra de Irak se fundó en el incumplimiento continuado durante doce años de las resoluciones de la ONU, ni que se advirtiera finalmente en ellas de graves consecuencias. Al no responder el tirano, se encontró con ellas.
Es mendaz, en cambio, que fuera una decisión de los Estados Unidos en solitario. Tardaron meses en buscar una aquiescencia suplementaria del Consejo de Seguridad, ese mismo que hoy no condena al Gobierno de Birmania. Buscaron la ayuda de muchos países y la obtuvieron, por considerarse a Sadam un peligro en sí mismo: la mayor arma de destrucción masiva, que había atacado y matado a su propio pueblo y que siempre había estado en guerra con sus vecinos.
Es mendaz decir que el periodo de la diplomacia y la negociación no fue largo. Lo fue en la vana esperanza de alistar a Alemania, Rusia, China y Francia. Esa misma Francia que tiene hoy un ministro de Exteriores socialista que estuvo a favor de derrocar a Sadam por la fuerza.
Todo esto viene a cuenta de lo difícil que resulta encontrar algo de veracidad en el izquierdismo radical. Por un lado, Bush es malvado y perverso, no quiere saber nada con él, y cuando se presenta la posibilidad de recibir aunque sea un saludito de cortesía no sabe qué hacer por obtenerlo. Fecundo en su resentimiento, ni esto le vale y lo considera insuficiente. Contraataca con aún más bilis. La envidia y el odio a los "sospechosos habituales" (Bush o f... Bush, Aznar, Blair) son inagotables.
Viniendo de El País, para quien El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush es un titular adecuado para el 12 de septiembre de 2001, no resulta sorprendente.
Por ello no se puede – no se debe – permitir la constante reiteración de la mentira para convertirla en verdad oficial; y menos aún la insistencia en refritos y recalentamientos de acontecimientos del pasado reutilizados por enésima vez con la principal finalidad de deslegitimar acciones jurídica y moralmente correctas.
El fallecido Al Zarqawi, líder de Al Qaeda en Irak, decía: "Llega la democracia (a Irak) y ya no habrá más excusas para el terrorismo". Demostraba así que lo que temen es que la democracia y la libertad arraiguen, por eso la amenazan con su violencia. ¿Teme lo mismo El País?
Un texto de Educación para la ciudadanía culpa a los votantes del PP de las muertes de los iraquíes que causan los terroristas a los que se combate. Lo cierto es que la España menguante de hoy tiene los mismos enemigos externos que hace unos años –que son comunes a Occidente – y ya no tiene amigos para hacerles frente. La actitud apaciguadora o sinceramente afín de ZP y sus adláteres para Ahmadineyad, Morales, Chávez o Castro no ha resultado en ningún bien, y sí en varios males, incluida la humillación de sentirnos, además de cornudos, apaleados.
Los terroristas los combate Occidente en Irak, donde las fuerzas multinacionales han hecho bajo el impulso del general Petraeus unos progresos muy notables. España debería estar junto con los demás occidentales y no con los que no dejarán de ser nuestros enemigos.
Churchill dijo que un apaciguador es quien alimenta al cocodrilo esperando que le coma el último.
GEES. Libertad Digital.
No era mentira la cooperación de Sadam con terroristas – subvencionaba a los suicidas palestinos - ni lo era que buscara adquirir material nuclear, ni que todas las agencias de inteligencia de todos los países del mundo afirmaran que tenía armas de destrucción masiva. No era mentira que la guerra de Irak se fundó en el incumplimiento continuado durante doce años de las resoluciones de la ONU, ni que se advirtiera finalmente en ellas de graves consecuencias. Al no responder el tirano, se encontró con ellas.
Es mendaz, en cambio, que fuera una decisión de los Estados Unidos en solitario. Tardaron meses en buscar una aquiescencia suplementaria del Consejo de Seguridad, ese mismo que hoy no condena al Gobierno de Birmania. Buscaron la ayuda de muchos países y la obtuvieron, por considerarse a Sadam un peligro en sí mismo: la mayor arma de destrucción masiva, que había atacado y matado a su propio pueblo y que siempre había estado en guerra con sus vecinos.
Es mendaz decir que el periodo de la diplomacia y la negociación no fue largo. Lo fue en la vana esperanza de alistar a Alemania, Rusia, China y Francia. Esa misma Francia que tiene hoy un ministro de Exteriores socialista que estuvo a favor de derrocar a Sadam por la fuerza.
Todo esto viene a cuenta de lo difícil que resulta encontrar algo de veracidad en el izquierdismo radical. Por un lado, Bush es malvado y perverso, no quiere saber nada con él, y cuando se presenta la posibilidad de recibir aunque sea un saludito de cortesía no sabe qué hacer por obtenerlo. Fecundo en su resentimiento, ni esto le vale y lo considera insuficiente. Contraataca con aún más bilis. La envidia y el odio a los "sospechosos habituales" (Bush o f... Bush, Aznar, Blair) son inagotables.
Viniendo de El País, para quien El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush es un titular adecuado para el 12 de septiembre de 2001, no resulta sorprendente.
Por ello no se puede – no se debe – permitir la constante reiteración de la mentira para convertirla en verdad oficial; y menos aún la insistencia en refritos y recalentamientos de acontecimientos del pasado reutilizados por enésima vez con la principal finalidad de deslegitimar acciones jurídica y moralmente correctas.
El fallecido Al Zarqawi, líder de Al Qaeda en Irak, decía: "Llega la democracia (a Irak) y ya no habrá más excusas para el terrorismo". Demostraba así que lo que temen es que la democracia y la libertad arraiguen, por eso la amenazan con su violencia. ¿Teme lo mismo El País?
Un texto de Educación para la ciudadanía culpa a los votantes del PP de las muertes de los iraquíes que causan los terroristas a los que se combate. Lo cierto es que la España menguante de hoy tiene los mismos enemigos externos que hace unos años –que son comunes a Occidente – y ya no tiene amigos para hacerles frente. La actitud apaciguadora o sinceramente afín de ZP y sus adláteres para Ahmadineyad, Morales, Chávez o Castro no ha resultado en ningún bien, y sí en varios males, incluida la humillación de sentirnos, además de cornudos, apaleados.
Los terroristas los combate Occidente en Irak, donde las fuerzas multinacionales han hecho bajo el impulso del general Petraeus unos progresos muy notables. España debería estar junto con los demás occidentales y no con los que no dejarán de ser nuestros enemigos.
Churchill dijo que un apaciguador es quien alimenta al cocodrilo esperando que le coma el último.
GEES. Libertad Digital.
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