06 mayo, 2006

A VUELTAS CON LOS MILITARES.-


SEMANA SANTA MALAGUEÑA.-
Durante los últimos quince años, se vienen oyendo voces y leyendo pasquines, en contra del acompaña­miento militar durante los desfiles procesionales de nuestra Semana Mayor, cuya raíz y origen están en motiva­ciones políticas de aquellos quienes piensan que pueblo y Ejército no son una misma cosa, olvidando que este nace de aquel y forma parte del mismo. Son los de siempre, los que no quieren ver que las armas que sirven, también, para defenderse, se utilizan, en este caso, como un instrumento de honra a Cristo.
Desgraciadamente las voces van acompañadas por las de gentes de buena voluntad que, bien por un con­cepto que consideran purista, equivocadamente a mi juicio, o por suponer que tal costumbre nace en el régimen anterior, se hacen eco de los ínclitos progresistas de bufanda, sin comprender que no hay nada reprobable, en que el Cesar también quiera a Dios.
Creo innecesario para la mayoría de los cofrades malagueños, insistir sobre el hecho comprobado de que el acompañamiento militar en nuestra Semana Mayor, es tradición secular y no algo que nace después de la guerra civil, pero no está de mas refrescar alguna memoria olvidadiza. El que afirme lo contrario se equivoca, o quiere confundir a los demás. Los antecedentes más remotos se recogen en el libro del P. Llordén y S. Souvirón y hablan del nazareno - soldado, allá por el siglo XVII.
Pues bien: cómo una nota mas de que todos los intentos de variar lo genuinamente malagueño, basados en pretendidos conceptos "puristas" que tienden a uniformizar obviando el hecho diferencial, tienen el mismo origen, es conveniente hacerse eco de un libro del ilustre cofrade sevillano J. Carrero, Hermano Mayor de la Hermandad de las Penas de San Vicente cuando lo escribió: "Anales de las Cofradías sevillanas" (Sevilla, 1.984).
Recoge, que en el año 1.939, por iniciativa del general Millan Astray, La Legión desfiló con la Cofra­día de Estudiantes de allí (Cristo de la Buena Muerte y Nª. Sra. de la Angustia) y cuenta lo que aconteció, para resaltar "la seriedad de la Hermandad". Para comenzar afirma (Pagina. 188), que El Tercio fue a Sevilla "porque es Patrón del Tercio". Cuenta que era norma de la Hermandad no llevar música tras el paso del Cristo y que el general ordenó a la Banda, delante de la tribuna, tocar "El Novio de la Muerte". Cuando terminó la estación Penitencial, los cofrades hicieron saber al general que al año siguiente no debía volver la Laureada Banda. Añade que "posiblemente molestó la reacción de los cofrades, porque no volvió La Legión a acompañar a Cristo en Sevilla".
Pueden obtenerse conclusiones muy jugosas:
1.- En Sevilla consideran que la música legionaria no es "seria". No dicen que no les guste, dan por hecho que su canon es inmutable en su propia esencia: una especie de Principios Fundamentales de Semana Santa. Como que no se puede programar una Corrida de Toros, antes del Domingo de Resurrección; una novillada, pase.
2.- Afirma que es la imagen la que es Patrón del Tercio, en ningún caso la Advocación. No piensa siquiera que "en algún otro sitio" (que no sea Sevilla) pueda haber otra imagen a la que la Legión, desde hacía mas de diez años entonces, considerase su Protector, que no su Patrón. Ni que en cada acuartelamiento de La Legión pueda existir otra imagen del Stmo. Cristo de la Buena Muerte (y Animas), que sea copia de otra diferente de la de allí.
3.- Como El Tercio no volvió a Sevilla, nunca mas pudo acompañar a "su Patrón", que allí comienza y termina el mundo. Pues mire usted, sí que continuó acompañando a su Protector, como venía haciéndolo desde los años veinte y al ritmo de aquella antigua canción de cabaret, que se redimió convertida en Marcha, al acompañar a Cristo por las calles de Málaga, por las de algunos pueblos del valle del Guadalhorce, también por las de Ceuta y, así mismo, por las de Melilla.
4.- Menos mal que no les pareció "serio". De lo contrario nos hubiéramos quedado sin El Tercio, entre los seudópodos de la ameba sevillana.

No hay comentarios: