13 septiembre, 2006

EL RUBIANES LO SERA USTED.-

No pensaba escribir este artículo. No pensaba dedicar una sola línea al felón Rubianes. Por una razón de geografía comparada. Si España fuese esa democracia tan consolidada como alardeamos ante todas las dictaduras tercermundistas, ni ABC tenía que haber escrito un editorial, ni yo ni nadie una sola línea de artículo acerca del derecho de amparo a los desleales concedido con dinero público en un teatro que para más inri se llama Español. Si España fuese como las democracias a las que les va perdiendo la visión de la matrícula, quien ya hace muchos meses que habría escrito sobre Rubianes hubiese sido quien debía: el fiscal general del Estado. Y como las balas, en cuanto ofendió desde TV3 a la constitucional Patria común e indivisible y a todos los españoles. El fiscal, en tal descabelladísima y nada realista hipótesis, no habría escrito ni un editorial ni un artículo, sino un auto de procesamiento, acusando al cómico de lo que antiguamente se llamaba lesa patria.
No me imagino a los articulistas franceses ni a los columnistas americanos ganándose jornales a costa de un comediante que en una televisión pública le hubiera llamado prostituta a la Marianne o deseado que capasen a Tío Sam por el expeditivo método de la colocación de explosivos en sus partes... de la victoria.
He de confesar que ando corto con agua de imaginación. Tampoco me imaginaba por mucho que echase a volar mi fantasía que tras los insultos a España con un lenguaje tabernario o burdelesco iban a salir jóvenes dirigentes socialistas con una camiseta asegurando que «Todos somos Rubianes». Ah, no, mire usted: por ahí sí que no paso. De ninguna de las maneras: el Rubianes lo será usted. Porque no vea usted el concepto que tenemos la mayoría de españoles del rubián, que hasta suena a insulto histórico-artístico de novela de Pérez Reverte:
-¡Rubián, que estás hecho un rubián! Y usted no se ría, que también es un pedazo de rubián. Están ustedes dos hechos un buen par de rubianes...
Si Rubianes es un rubián y aseguran también serlo los chavales socialistas catalanes de la igualitaria camisería demagógica, quienes se han tirado de espontáneos en el insulto a España, somos infinidad más los que no estamos en absoluto dispuestos a que nos igualen en ofensas a la Patria y a los españoles. Algunos somos tan raritos que sentimos orgullo de la Patria, vamos, como si fuéramos norteamericanos o franceses, unos bichos raros así. ¡Hombre, hasta ahí podía llegar la ola de igualitarismo paritario que nos invade, que a todos nos consideraran Rubianes!
Camiseta rubianesca del Día de Cataluña que me distrajo bastante del espectáculo de la anual entrega floral, como de Virgen de los Desamparados o de Virgen del Pilar por lo civil, ante el monumento de Casanova. Casanova, cada 11 de septiembre, se revolverá en su tumba ante el concurso de horteradas de las ofrendas florales. A esa cima de horteridades no llegan ni los béticos recalcitrantes, cuando llevan flores a la tumba de un ser querido en forma de ramo con el escudo del Manque Pierda. Estaba yo viendo esa batalla de flores en plan hortera, a cuál más cursi la de cada partido y sindicato, como cajas de bombones con claveles, y me estaba diciendo: «Ya verás, ya verás cómo de un momento a otro traen una bandeja de flores con el escudo del Barcelona...» Pero nunca llegó la horterada en forma de escudo del Barcelona. Llegó la camiseta igualitaria de la felonía. Y por ahí sí que no pasamos algunos. Que te comparen del tirón con Rubianes es un nuevo insulto a todos los españoles. Rubianes que debía de estar aquella noche de TV3 en baja forma. Me extraña que habiendo largado lo que largó, no dijera ninguna blasfemia, con lo moderno, progresista y cultural que es la exhumación de la fosa de la memoria histórica de «La Traca».
Antonio Burgos.

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