30 julio, 2007

CORRUPCIÓN AL DESNUDO.-

MOHAMED VI GOBIERNA SIN NINGÚN CONTROL, SEGÚN EL EX DELEGADO DE LA AGENCIA MAP EN MADRID.
En una tesis doctoral titulada «La imagen de Marruecos en la opinión pública española en los momentos de crisis», el ex delegado de la agencia de prensa marroquí MAP en España, Mohamed Boundi, desmonta el mito sobre «la transición democrática» en curso en el Reino de Mohamed VI, y afirma que todos los poderes siguen concentrados entre las manos del Rey, que no está obligado ni rinde cuentas ante ninguna instancia política.
En tanto que núcleo de todas las decisiones y actos que se toman en Marruecos, la institución monárquica se encuentra involucrada en «la gestión de los sectores vitales sin asumir la menor responsabilidad sobre los resultados finales», explica.El Palacio Real utiliza como ejecutor al poderoso Ministerio del Interior, un conglomerado de poder «que la prensa independiente denomina la Madre de los ministerios y que actúa como un gobierno paralelo, con estructuras fuertes, medios de acción independientes y potencialidades humanas incalculables». «La transición democrática lleva ya 8 años y sigue prolongándose en el tiempo», añade Boundi.
La tesis defendida ante un Jurado de cinco catedráticos de la Universidad Complutense de Madrid, con calificación de sobresaliente cum laude, estima que «la prensa española ejerce el papel de intermediario privilegiado entre las dos sociedades». Un papel crucial que tiende a llenar el vacío creado por el desconocimiento recíproco, ya que «desde la independencia de Marruecos en 1956, las relaciones entre los dos países están inmersas en una espiral de crispación por los conflictos territoriales, la pesca, los espacios marítimos y, recientemente, los problemas relacionados con la inmigración irregular y el auge del islamismo radical en el Magreb».
EXHAUSTIVA INVESTIGACIÓN.
Mohamed Boundi ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación a partir de 300 titulares de la prensa española en tres momentos claves que marcaron el segundo mandato en el poder de José María Aznár: la tensión surgida en el verano de 2001 entre ambos gobiernos por el fenómeno de las pateras, la crisis diplomática desatada a raíz de la llamada a consultas del embajador de Marruecos a finales a finales de octubre de 2001, y el incidente del islote de Perejil en julio de 2002.
En la introducción a su trabajo académico analiza detalladamente la estructura del poder en Marruecos y su evolución política desde los años 90, señalando que la apertura iniciada por Hassan II con su «alternancia democrática» por la que el partido socialista llegó al Gobierno con Abderramán Yussufi, se interrumpió tras la muerte del rey y la subida al trono de su hijo Mohamed VI, quien designó a un tecnócrata, Dris Yetú, como jefe de Gobierno tras las elecciones legislativas del 2002. Para Boundi la Presidencia del Gobierno y el Gabinete real «forman una estructura única de poder», siendo la primera una «institución accesoria» de la segunda. «Los altos cargos de la administración pública y los delegados de Gobierno son nombrados por dahir (decreto real), lo mismo que las Altas Comisiones y las Fundaciones» que tienen como padrinos a miembros de la familia del Rey.
PRENSA "INDEPENDIENTE".
La única diferenciación de poderes existente en Marruecos es entre la monarquía, considerada como una «institución sagrada», en la que el Rey «asume multitud de responsabilidades de carácter legislativo, ejecutivo y jurídico, así como funciones de dimensión espiritual, cultural y humanitaria», y el conjunto de partidos políticos que, sin tener ninguna capacidad de decisión, «son el blanco de todas las críticas». Una de las novedades que pone de relieve la tesis es que «la prensa independiente se ha apoderado del discurso reivindicativo que traduce las expectativas de las masas: la justicia social, la igualdad de oportunidades de trabajo, la lucha contre el nepotismo y la corrupción, la instauración de la democracia y la reforma de la institución monárquica», llenando así el vacío creado por la «domesticación» de la clase política y su sumisión a los designios del Palacio Real.
«La pugna entre el régimen y la prensa independiente traduce el malestar en el que vive el país y la falta de voluntad para romper definitivamente con el pasado», apunta Boundi, que señala a los partidos democráticos miembros de la coalición gubernamental como «responsables de la permanencia del retraso de las reformas democráticas».

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