30 julio, 2007

LA TOMA DE MALAGA I.-




UNA CAMPAÑA DE TOMO Y LOMO.
Sobre restos fenicios, griegos, romanos, bizantinos y visigodos, los musulmanes crearon Al-Andalus. Málaga pasaría por cada una de las fases que al-Andalus también pasó; así, fue parte del gualiato, del emirato y el califato omeya hasta que éste cayó. Después, fue reino de taifa con su propia dinastía y formó parte de los imperios almorávides y almohades y, al fin, parte del reino nazarí de Granada. A la postre, fue conquistada por los Reyes Católicos el 19 de agosto de 1487.
La Toma de Málaga por Isabel y Fernando fue un duro asedio que duró casi cuatro meses, en los que el hambre, la sed, el dolor y la muerte bailaron un trágico y apretado tango.
Mas, la conquista de Málaga no fue un hecho aislado del conflicto que entre musulmanes y cristianos se jugaba desde ocho siglos atrás, sino un eslabón de la cadena final de acontecimientos reconquistadores que los Reyes Católicos diseñaron para expulsar a los musulmanes de la península Ibérica desde su invasión en el año 711. Por otra parte, fue un eslabón, pero no uno más sino uno importantísimo por el peso geopolítico del enclave en el entorno del Mediterráneo de su tiempo.
Los pasos reconquistadores se pueden ver por campañas o por años, pues en general de realizaban en la primavera y verano de cada año.
La gran importancia de Málaga estribaba tanto en aspectos internos, pues los más resistentes y duros militares nazaríes estaban en Gibralfaro, como que desde la perspectiva del Mediterráneo, los turcos de Bayaceto se planteaban ayudar al reino nazrí de Granada a través de Málaga. Incluso había cierta disposición a que Bayaceto se aliase inconcebiblemente con su mortal enemigo, los fatimíes de Egipto.
La fortaleza de Málaga era tremenda, se consideraba que era una ciudad inexpugnable. Medina bien defendida con muralla con arrabales asimismo también amurallados, aunque de menor entidad, y palacio fortaleza “la alcazaba” conectado por la coracha doblemente amurallada con el Castillo de Gibralfaro.
La alcazaba cuenta con entradas en recodo, murallas muy altas sobre riscos y triple anillos concéntricos de murallas interiores. Así como en el punto más alto el Castillo de Gibralfaro con defensas de gran fortaleza, con murallas altísimas y en zig-zag.
En el año 1464 se refugia en Málaga el rey de Granada Said, quién fue destronado por su hijo Muley Hacem y éste en 1483 lo fue por su hijo Boabdil “el Chico”, refugiándose con su hermano Abd Allah “el Zagal” que era entonces “Señor de Málaga y Vélez”.
Málaga, además de ser la segunda ciudad del reino nazarí en importancia, refugio de reyes destronados y de los más feroces guerreros del Reino de Granada, pensemos que en Gibralfaro se encontraba el jefe militar de la plaza “el Zegrí” protegido por su corte de guerreros negros “los Gomeres”, era el más importante puerto comercial del oeste del Mediterráneo. Puerto de transacciones de bidireccionales con el resto del Mediterráneo incluyendo el próximo oriente.
Los Reyes Católicos tomaron la decisión de trasladar la Corte a Córdoba y desde allí organizar y dirigir las acciones necesarias para terminar la Reconquista. También allí tomaron la decisión en 1487 que iban a la conquista de Málaga.
50.000 peones, 8000 soldados de apoyo, y la artillería mandada por Francisco Ramírez de Madrid que se encontraba acuartelada en Écija.
El ejército mandado por el propio rey Fernando se dirigió al río Yeguas, donde hizo noche. Se reunió con su Estado Mayor y tras oír las diversas opiniones, tomó la decisión de atacar Vélez Málaga como paso previo a dejarse caer sobre Málaga.
La batalla se preparaba con todo cuidado, sería un acción bélica más moderna que medieval, en el sentido de utilizar lo más tecnológico de la artillería con apoyo por mar de la Armada al mando de Arriarán y con la caballería cristiana y la infantería para el asalto final. Los servicios de información, es decir, los espías de la época transmitieron los movimientos del ejército cristiano a Málaga y a Vélez. Ambas se encontraban sin su Señor, “el Zagal”. Pues en aquellos momentos se vivía una gran tensión en Granada, donde se había llegado a una situación inconcebible, había dos reyes, uno habitaba en la Alhambra “el Zagal” y otro, Boabdil, en el Albaicín.
Tres días tardaron las huestes de Fernando en llegar a Vélez Málaga; hicieron noche el Jueves Santo en el nombrado río Yeguas, el Viernes Santo lo hicieron en Archidona y el Lunes de Pascua amanecieron en Vélez.
Los habitantes de la localidad no daban crédito a lo que veían, pues aunque habían sido alertados por los espías, no creían que las pesadísimas máquinas de guerra cristianas, sobre todo las “Jimenas”, gigantescas lombardas alemanas de las que disponía Fernando, pudiesen pasar por los escarpados caminos que separaban la vega de Antequera de la Axarquía.
Los veleños, alertados tanto por los espías como por el desajuste logístico que hubo entre la Armada, que llegó antes, y el ejército, que lo hizo después, se fueron de Vélez y se refugiaron en las montañas cercanas y en Bentomiz.
Las noticias que a Málaga llegaban de Vélez eran inquietantes. Tres personajes de especial relevancia vivían en Málaga entonces: en Gibralfaro el durísimo Zegrí, en la Medina Alí Dordoux y en la Alcazaba su alcaide Aben Comissa. Estos dos últimos representantes de la vida palaciega y comercial de la ciudad eran hombres listos, flexibles que se embarcaron en una maniobra inteligente, negociar con “el Católico”. Así, viajaron a Vélez a entrevistarse con el rey Fernando para pactar una rendición honrosa y favorable a los intereses de ambas partes.
Mientras, en Córdoba, la reina Católica seguía haciendo su importantísimo trabajo, conseguir los fondos económicos necesarios para la Reconquista y organizar la logística de avituallamiento del ejército mediante una colosal columna de bestias cargadas de pertrechos y víveres para el Ejército. Se habla de miles y miles de mulos y asnos y cientos de pastores y arrieros más la guardia necesaria para evitar su extravío o ataque.
El ejército de Fernando “el Católico” en su ataque a Vélez Málaga estaba compuesto y comandado de la manera siguiente:
Primer cuerpo: Maestre de Santiago y Marqués de Cádiz
Segundo cuerpo: El rey Fernando y el Conde Cifuentes
Tercer cuerpo: Alcalde de los Donceles al mando de 2000 hombres de oficios: picapedreros, herreros, carpinteros, etc.
El papel de la Armada era doble, por una parte, las cuatro carabelas de que disponía iban cargadas de pertrechos que de otra forma deberían haber viajado por tierra, y por otra, impedían cualquier ayuda que de África les pudiese llegar.
Pese a que gran parte de los musulmanes de Vélez se habían refugiado en la Sierra y en Bentomiz, Fernando ubicó, en un alarde de valentía, el campamento cristiano justo en medio, entre la Sierra y Vélez. Esta maniobra, que a la postre le significó la victoria, era muy arriesgada, al punto de que estuvo muy cerca de ser derrotado y que incluso el propio rey Fernando debió salir al campo de batalla y enfrascarse con ardor y espada en mano, decantando el resultado de la misma a su favor.

Muchos años después, otras tropas entraron en Málaga. El Zegrí moderno, huyó como un conejo: decía llamarse, Coronel Villalba.

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