23 marzo, 2009

EL MILAGRO DE LA ROSA.-

Hasta Zahara de los Atunes, llegó la fama del bandido.

Por el Puente La Aurora te veré, ahora y en la de nuestra muerte, amén.
SOLAMENTE EN MALAGA PODRIA LLEVAR UNA COFRADIA, EL NOMBRE DE UN BANDIDO: ZAMARRILLA.
La Cascada de La Aurora, escalinata repleta, margen derecha del otro río de Málaga, el del mismo nombre que allí nace, describe una “Z”, de Zamarrilla, naturalmente, y desemboca para siempre en la Trinidad. Y a la carrerilla - antes, hace años - y de un tirón, cruza el río seguida por un mar de gentes, todos para desembocar en la vieja Ermita, la de la airosa espadaña y ser antorcha roja, como su flor, para alumbrar­la en Su encierro.
En Málaga existe una cofradía muy conocida por todos llamada Real y Excelentísima Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura Coronada (Zamarrilla).
Cuentan que en la época de los bandoleros fue especialmente famoso uno al que apodaban “El Zamarrilla”. Cometió múltiples fechorías, y tal fue su renombre y la peligrosidad de la banda que capitaneaba, que los alguaciles decidieron formar una partida especial para su captura a cualquier precio. Tras varias escaramuzas, lograron darles caza y captura, pero “El Zamarrilla”, rápido y escurridizo como nadie gracias a su conocimiento del terreno, escapó, eso sí, perseguido de cerca por una patrulla. Al cabo de muchas leguas a galope tendido, y con lo alguaciles pisándole los talones, el bandolero llegó hasta una ermita buscando un escondite que evitase su apresamiento. Y he aquí que el único sitio que encontró fue bajo el manto de una Dolorosa que allí se veneraba. Entraron sus perseguidores y a pesar de que registraron la pequeña ermita de arriba a abajo no descubrieron a "El Zamarrilla”, cobijado en tan singular escondite. Desesperados y furiosos prosiguieron su batida por otra zona. Tiempo después, y sintiéndose seguro el bandolero, abandonó su refugio, y dando gracias improvisadamente a tan proverbial Salvadora, arrancó una rosa blanca que se criaba en el camino de la ermita y la prendió en el pecho de la Imagen, utilizando como alfiler su propio puñal. En ese instante la rosa se tiñó de rojo. Aterrorizado, el bandido se arrodilló ante los pies de la Virgen y le imploró su perdón por su impía vida. Desde entonces, “El Zamarrilla” se convirtió en un ermitaño que bajaba a visitar en algunas ocasiones a su amada Virgen. En una de aquellas ocasiones, ya anciano, unos bandoleros le asaltaron, pretendiendo robarle lo poco que tenía. A pesar de su edad “El Zamarrilla” conservaba parte del vigor de su juventud y opuso resistencia, por lo que los asaltantes le hirieron de muerte, dándose a la fuga. Como pudo, llegó hasta la puerta de la ermita, portando en sus manos como ofrenda una rosa roja, como siempre hacía. Antes de morir alzó su mirada hacia su Virgen y vio como la rosa que en sus manos llevaba se desteñía hasta volverse blanca: Ella lo había perdonado. Hoy día la Virgen de la Amargura sigue habitando en la ermita que lleva el nombre de Zamarrilla, sigue luciendo sobre su pecho la rosa roja y el puñal, y tan sólo el Viernes Santo, luce una rosa blanca, perdonándonos a todos los hombres por la muerte de su Hijo.
Existe un romance - copla dedicado a esta leyenda:
Era Zamarrilla un bandolero,
al que la justicia perseguía.
Málaga era el puerto marinero,
al que por cariño iba y venía.
Dicen que una noche a su bravura,
le pusieron cerco en el Perchel…
y fue su amparo y cuartel
el manto de la Amargura.
Y cuenta la historia…

que una rosa blanca cambió de color.
Poniéndose roja, y que Zamarrilla llorando cantó…
¡¡Amargura, ay, y Madre Hermosa!!
La del color bronceado,

deja que ponga esta rosa
junto al puñal que han clavado.
Tú Amargura dolorosa.
Viendo aquel milagro de la rosa,

que se le volvió como la grana.
Frente a la Morena Dolorosa
flores y un clavel de fe cristiana.
Dicen que sintió remordimiento,

y por conseguir la salvación…
Pidió a los cielos perdónen l
os claustros de un convento.
Historia o romance…

pero en los altares la rosa quedó.
Milagro triunfante,de la Dolorosa que luce una flor.
¡¡Amargura, ay, y Madre Hermosa!!
La del color bronceado,

deja que ponga esta rosajunta al puñal que han clavado.
Tú Amargura, ay, Dolorosa.

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