El ABC de hoy trae en portada una fotografía mía y un titular "Aznár: Está claro que el 11-M es parte de la ofensiva del terrorismo islamista". La información procede de mi intervención, ayer, en la presentación de Robert Kagan en un acto organizado por FAES.
No deseo que pueda interpretarse aquello que yo pienso de manera diferente a como realmente pienso. La frase exacta de la que se extrae el titular es la siguiente: "Después de los horribles atentados del 11 de septiembre de 2001, un verdadero acto de guerra en contra de la civilización, y después de lo que hemos vivido en Bali, en Estambul, en Casablanca, en Madrid o en Londres, está claro que el terrorismo islamista ha decidido emprender una ofensiva en toda regla para imponer su tiranía opresiva". Esta frase, en términos muy similares, la he pronunciado numerosas veces en los últimos dos años, dentro y fuera de España. No supone ninguna novedad en mi percepción de la tragedia del 11-M. Si al hablar del terrorismo islamista a partir del 11 de septiembre menciono Londres, Bali, Estambul, Casablanca, y también el atentado de Atocha, es porque existe la percepción generalizada en España y en todo el mundo de que elementos islamistas tuvieron un determinado grado de participación en la autoría material.
No dispongo de información suficiente para determinar hasta dónde llega ese grado de participación, ni si ésta es completa y excluyente de cualquier otra. Tampoco me corresponde hacerlo. Pero quiero asegurar que mantengo todas y cada una de las afirmaciones que realicé en la Comisión Parlamentaria de investigación del 11-M, ante la cual hablé durante once horas el día 29 de noviembre de 2004.
Sigo creyendo que los autores intelectuales de esos atentados, los que hicieron esa planificación, los que yo antes he preguntado cuándo, quién y por qué deciden ese día, precisamente ese día, no anden en desiertos muy remotos ni en montañas muy lejanas.
Sigo teniendo la idea muy clara de que hubo esa planificación estratégica y creo que hay algunos que la aprovecharon al máximo.
Sigo pensando que investigar es la mejor fórmula de conocer la verdad, y de decir la verdad a todos los ciudadanos, y por eso ahora –como hice en la Comisión – pido que se investigue.
Reafirmo lo dicho ante la Comisión tan sólo por deseo de aclarar lo que pienso acerca de la investigación de la tragedia terrorista del 11-M. Por encima de ello están algunas ideas que siempre he sostenido: el deseo común de todo terrorista de someter nuestras libertades y nuestro modo de vida, la necesidad de una indestructible firmeza moral de todas las democracias para derrotar -no transigir, sino derrotar- al terrorismo, y el recuerdo a todas las víctimas, testimonio vivo de dignidad de la democracia.
Con el afecto de siempre.
Esta carta fue la respuesta del Presidente a una tergiversación de ABC, sobre su intervención en FAES. La carta no fue publicada, fue “referida”. ABC, ahora, es “así”.
No deseo que pueda interpretarse aquello que yo pienso de manera diferente a como realmente pienso. La frase exacta de la que se extrae el titular es la siguiente: "Después de los horribles atentados del 11 de septiembre de 2001, un verdadero acto de guerra en contra de la civilización, y después de lo que hemos vivido en Bali, en Estambul, en Casablanca, en Madrid o en Londres, está claro que el terrorismo islamista ha decidido emprender una ofensiva en toda regla para imponer su tiranía opresiva". Esta frase, en términos muy similares, la he pronunciado numerosas veces en los últimos dos años, dentro y fuera de España. No supone ninguna novedad en mi percepción de la tragedia del 11-M. Si al hablar del terrorismo islamista a partir del 11 de septiembre menciono Londres, Bali, Estambul, Casablanca, y también el atentado de Atocha, es porque existe la percepción generalizada en España y en todo el mundo de que elementos islamistas tuvieron un determinado grado de participación en la autoría material.
No dispongo de información suficiente para determinar hasta dónde llega ese grado de participación, ni si ésta es completa y excluyente de cualquier otra. Tampoco me corresponde hacerlo. Pero quiero asegurar que mantengo todas y cada una de las afirmaciones que realicé en la Comisión Parlamentaria de investigación del 11-M, ante la cual hablé durante once horas el día 29 de noviembre de 2004.
Sigo creyendo que los autores intelectuales de esos atentados, los que hicieron esa planificación, los que yo antes he preguntado cuándo, quién y por qué deciden ese día, precisamente ese día, no anden en desiertos muy remotos ni en montañas muy lejanas.
Sigo teniendo la idea muy clara de que hubo esa planificación estratégica y creo que hay algunos que la aprovecharon al máximo.
Sigo pensando que investigar es la mejor fórmula de conocer la verdad, y de decir la verdad a todos los ciudadanos, y por eso ahora –como hice en la Comisión – pido que se investigue.
Reafirmo lo dicho ante la Comisión tan sólo por deseo de aclarar lo que pienso acerca de la investigación de la tragedia terrorista del 11-M. Por encima de ello están algunas ideas que siempre he sostenido: el deseo común de todo terrorista de someter nuestras libertades y nuestro modo de vida, la necesidad de una indestructible firmeza moral de todas las democracias para derrotar -no transigir, sino derrotar- al terrorismo, y el recuerdo a todas las víctimas, testimonio vivo de dignidad de la democracia.
Con el afecto de siempre.
Esta carta fue la respuesta del Presidente a una tergiversación de ABC, sobre su intervención en FAES. La carta no fue publicada, fue “referida”. ABC, ahora, es “así”.
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