DIA I.-
LOS PRELIMINARES.- En la puerta de embarque había dos caras conocidas, a quienes me era imposible ponerles un nombre, luego llegaría a conocer a uno de ellos. El resto, “finolis” Viento de componente oeste de fuerza 2 – 3 – información propia – luego se auguraba un buen vuelo.
BREVES CONSIDERACIONES EN TORNO AL APARATO.- Este modelo, tiene cuatro asientos mirando a proa en la primera fila, cinco en la segunda y dos mirando a babor. Aconsejo sentarse en el segundo asiento – comenzando a contar desde babor – de la primera fila, a fin de identificar los controles, en dirección Ceuta; o en el primero – también por babor — de la segunda, a la vuelta. En este se pueden estirar las piernas y se goza de buena vista.
EL VUELO.- Tras un despegue correcto, el helicóptero tomó rumbo 174º, en dirección a Puertomarina, en Ben – Al – Madena – costa. (Había que “ponerse a tono”). El viaje se realizó “en diagonal” Puertomarina – Punta Almina, virando suavemente a babor hasta los 144º, a una velocidad de 110 nudos y a una altura de 400 m. Sin nubes hasta el meridiano de Algeciras, donde se asentaba un sólido frente nuboso, inútil evitarlo en altura, cuando ya se hacía necesario iniciar el descenso. Entre las nubes, se dejó ver una cara conocida, algo parecido a Jorge – sector travesuras – que iba a “darse una”. La cosa comenzaba bien. Durante el vuelo pasamos sobre muchos barcos. Uno, en especial, me produjo alegría verlo; era del “Lloyd Triestino” una filial de la “Italia Societa de Navegacione” – “Duillo”, “Conte Grande”, “Andrea Doria”, “Raffaello, etc.” — de la que Ybarrola era agente y por la que mi padre sentía especial predilección. Se trataba de un hermoso porta contenedores. La entrada a Ceuta, me desorientó. El aparato se aproximaba por Santa Catalina - El Desnarigado… ¿Habrán cambiado de sitio Loma Margarita? No; utilizábamos, ya, el nuevo helipuerto recientemente inaugurado – unos días — construido en terrenos ganados al mar, junto al dique – muelle dedicado al general Alfau.
YA EN TIERRA.- Primer tapón zurrapa, afriquito - puro: no había taxis. Muy propio. Pues a caminar, Martita. Inmediatamente una “aparición”: una furgoneta blanca de Ybarrola (Agencia Marítima, solamente consignaciones ya), sita, la empresa, en el dique - muelle de la Puntilla. Pero, pronto, una decepción: a su alrededor unos negros (muy negros, oiga), deambulaban al tun tun. No serían los primeros, ya que la ciudad está “tomada”. Por fin un taxista simpático, cara conocida, que resultó ser un vecino de el Sardinero y ex “ybarrolense” que tras identificarme, comenzó un feliz tuteo. No nos cobró. Alguien se sintió, entonces, orgulloso de su reata. Los empleados de “La Muralla”, sin embargo, antipatiquísimos. Unos “enteraos” de mucho cuidado. Como hasta las 12.30 h. no iba a aparecer Angelines, hubo tiempo para visitar la Iglesia de Africa. Allí, saludos con dos viejos conocidos, María Santísima y el Cristo de la Vera – Cruz. Y fotos de Marta junto a al monumento a los Caídos en la Guerra de 1859 – 1860, tras paseo por la Gran Vía, mas bien la Muy Corta Vía. El “Oasis” ha cerrado, por falta de trapío de las reses. Serafín está arruinado. ¿Qué hacemos? El moro del “Oasis”, ha bajado hasta San Amaro y ha puesto “Al – Andalus” y la ensalada de berenjenas estaba tan rica como la de más arriba. Yo opté por el cus cus, Marta por el pollo a la moruna y Angelines, la verdad, no lo recuerdo, no paraba de mirar al Yebel. El moro, antipático, tenía cerveza y vino “de la casa” – un Gurpegui buenecito – pero ni licor ni hielo. Total que nos fuimos hasta la calle Delgado Serrano – mira por donde — a una cafetería, cuyo nombre no recuerdo. Y allí estaba Paco Fráiz, acompañado por un tipo desconocido para mí, que le hacía señas a Paco sobre quien era yo. Parecía que me estaban esperando. Según Angelines, un negociante local, que conoce a todo el mundo. Sospechoso; mas cuando cuente lo que pasó la mañana siguiente. Ante tanto gesticular, hube de acercarme – saludo breve ante el silencio de toda la vida, que nunca habíamos cruzado palabra — y faena de aliño. ¿Y el Gafe?, pregunté. No sabía nada, claro. De inmediato se marcharon. Esta Angelines – Mares Jiménez — es sobrina segunda del Presidente Vivas y me dijo que tu; Javier, no lo habías hecho bien en el desarrollo de tu responsabilidad, porque – en Ceuta – te había dado por beber. No te preocupes: ser bebedor es mejor que marica y a mí “me tocó” serlo un par de años. También me dijo que Constanza era una falsa, que tras los golpes de pecho, había una enorme maldad. Pues que bien. Por cierto a Constanza no la llamé ya que – pese a su nueva faceta maligna – “lo” de una cubana de padre castrista y sin bautizar, le iba a venir algo grande. Tras un rato de descanso – no era conveniente continuar tal monólogo, en do mayor sostenido – nos fuimos a descansar, para reaparecer en el Centro Gallego. Fenomenal; todo un profesional: me hizo, fuera de la carta, unos filetes de lenguado rebozados, con salsa maitre d’hotel, fantásticos. A continuación Marta y yo, solos, nos fuimos de picos pardos. Total: al día siguiente no tenía que levantarme hasta las diez… Y así, tan feliz, salí del Centro Gallego. Véase foto nocturna, enchaquetado.
LOS PRELIMINARES.- En la puerta de embarque había dos caras conocidas, a quienes me era imposible ponerles un nombre, luego llegaría a conocer a uno de ellos. El resto, “finolis” Viento de componente oeste de fuerza 2 – 3 – información propia – luego se auguraba un buen vuelo.
BREVES CONSIDERACIONES EN TORNO AL APARATO.- Este modelo, tiene cuatro asientos mirando a proa en la primera fila, cinco en la segunda y dos mirando a babor. Aconsejo sentarse en el segundo asiento – comenzando a contar desde babor – de la primera fila, a fin de identificar los controles, en dirección Ceuta; o en el primero – también por babor — de la segunda, a la vuelta. En este se pueden estirar las piernas y se goza de buena vista.
EL VUELO.- Tras un despegue correcto, el helicóptero tomó rumbo 174º, en dirección a Puertomarina, en Ben – Al – Madena – costa. (Había que “ponerse a tono”). El viaje se realizó “en diagonal” Puertomarina – Punta Almina, virando suavemente a babor hasta los 144º, a una velocidad de 110 nudos y a una altura de 400 m. Sin nubes hasta el meridiano de Algeciras, donde se asentaba un sólido frente nuboso, inútil evitarlo en altura, cuando ya se hacía necesario iniciar el descenso. Entre las nubes, se dejó ver una cara conocida, algo parecido a Jorge – sector travesuras – que iba a “darse una
YA EN TIERRA.- Primer tapón zurrapa, afriquito - puro: no había taxis. Muy propio. Pues a caminar, Martita. Inmediatamente una “aparición”: una furgoneta blanca de Ybarrola (Agencia Marítima, solamente consignaciones ya), sita, la empresa, en el dique - muelle de la Puntilla. Pero, pronto, una decepción: a su alrededor unos negros (muy negros, oiga), deambulaban al tun tun. No serían los primeros, ya que la ciudad está “tomada”. Por fin un taxista simpático, cara conocida, que resultó ser un vecino de el Sardinero y ex “ybarrolense” que tras identificarme, comenzó un feliz tuteo. No nos cobró. Alguien se sintió, entonces, orgulloso de su reata. Los empleados de “La Muralla”, sin embargo, antipatiquísimos. Unos “enteraos” de mucho cuidado. Como hasta las 12.30 h. no iba a aparecer Angelines, hubo tiempo para visitar la Iglesia de Africa. Allí, saludos con dos viejos conocidos, María Santísima y el Cristo de la Vera – Cruz. Y fotos de Marta junto a al monumento a los Caídos en la Guerra de 1859 – 1860, tras paseo por la Gran Vía, mas bien la Muy Corta Vía. El “Oasis” ha cerrado, por falta de trapío de las reses. Serafín está arruinado. ¿Qué hacemos? El moro del “Oasis”, ha bajado hasta San Amaro y ha puesto “Al – Andalus” y la ensalada de berenjenas estaba tan rica como la de más arriba. Yo opté por el cus cus, Marta por el pollo a la moruna y Angelines, la verdad, no lo recuerdo, no paraba de mirar al Yebel. El moro, antipático, tenía cerveza y vino “de la casa” – un Gurpegui buenecito – pero ni licor ni hielo. Total que nos fuimos hasta la calle Delgado Serrano – mira por donde — a una cafetería, cuyo nombre no recuerdo. Y allí estaba Paco Fráiz, acompañado por un tipo desconocido para mí, que le hacía señas a Paco sobre quien era yo. Parecía que me estaban esperando. Según Angelines, un negociante local, que conoce a todo el mundo. Sospechoso; mas cuando cuente lo que pasó la mañana siguiente. Ante tanto gesticular, hube de acercarme – saludo breve ante el silencio de toda la vida, que nunca habíamos cruzado palabra — y faena de aliño. ¿Y el Gafe?, pregunté. No sabía nada, claro. De inmediato se marcharon. Esta Angelines – Mares Jiménez — es sobrina segunda del Presidente Vivas y me dijo que tu; Javier, no lo habías hecho bien en el desarrollo de tu responsabilidad, porque – en Ceuta – te había dado por beber. No te preocupes: ser bebedor es mejor que marica y a mí “me tocó” serlo un par de años. También me dijo que Constanza era una falsa, que tras los golpes de pecho, había una enorme maldad. Pues que bien. Por cierto a Constanza no la llamé ya que – pese a su nueva faceta maligna – “lo” de una cubana de padre castrista y sin bautizar, le iba a venir algo grande. Tras un rato de descanso – no era conveniente continuar tal monólogo, en do mayor sostenido – nos fuimos a descansar, para reaparecer en el Centro Gallego. Fenomenal; todo un profesional: me hizo, fuera de la carta, unos filetes de lenguado rebozados, con salsa maitre d’hotel, fantásticos. A continuación Marta y yo, solos, nos fuimos de picos pardos. Total: al día siguiente no tenía que levantarme hasta las diez… Y así, tan feliz, salí del Centro Gallego. Véase foto nocturna, enchaquetado.
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