MAS MENTIRAS DEL GOBIERNO.- El último ataque contra las tropas españolas en Afganistán, que se saldó con la muerte de un soldado y varios heridos, nos vuelve a recordar que España participa también, a pesar de las mentiras del Gobierno, en la guerra global contra el terrorismo. España ha sufrido de hecho en Afganistán casi tantas bajas, en proporción a los efectivos de sus Fuerzas Armadas, como las soportadas por Estados Unidos en Irak. El deterioro de la situación en Afganistán, que el GEES ya anticipó en estas mismas páginas hace tiempo, no sólo aumenta la vulnerabilidad de nuestras fuerzas sobre el terreno, sino que acentúa las contradicciones estratégicas del Gobierno y pone en evidencia sus engaños a la opinión pública.
Cada uno de los argumentos que Rodríguez Zapatero empleó para justificar nuestra precipitada salida de Irak se vuelven ahora en contra del Gobierno cuando debe justificar nuestra presencia en Afganistán. Zapatero intentó contraponer una misión de paz en Afganistán a una misión de guerra en Irak. En realidad ambas operaciones son parte de una misma guerra global contra el terrorismo. En los dos casos se trata de destruir las capacidades de los terroristas yihadistas y garantizar un proceso de democratización de sus sociedades. Los constantes ataques sufridos en los últimos meses por las tropas españolas en suelo afgano desmienten la visión que el Gobierno trataba de trasmitir a la sociedad española de Afganistán como una misión estrictamente humanitaria, totalmente al margen de la guerra declarada por Estados Unidos al terrorismo islamista.
Por otro lado, cada vez que hay una baja militar en misiones en el exterior existe un efecto boomerang de la demagogia empleada por el partido socialista en su anterior etapa en la oposición. A pesar de que el PP es infinitamente más escrupuloso para echar en cara al Gobierno los muertos que lamentablemente implica cualquier operación militar en el exterior, la opinión pública española no puede dejar de evidenciar que aquellas críticas furibundas a nuestros despliegues, esas calumniosas acusaciones de servilismo a Estados Unidos o esas exigencias de responsabilidades no sólo políticas por cada soldado muerto, se tornan ahora en clamorosos silencios o compungidos lamentos.
España, como parte de Occidente, no puede sustraerse a la guerra que el terrorismo yihadista nos ha declarado conjuntamente. Los soldados españoles, en Irak o en Afganistán, han arriesgado y están arriesgando sus vidas por defender nuestra seguridad y unos valores democráticos que resultan esenciales para poder garantizar la paz en el mundo a largo plazo. Cada vez resulta más insostenible que Zapatero siga alimentando la demagogia respecto a Irak mientras la sociedad española llora los muertos que proceden de Afganistán. No sabemos si el ministro de Defensa pedirá también perdón públicamente por esta nueva baja, pero si lo hace, el Gobierno debería entonces asumir su responsabilidad.
El pasado sábado dos helicópteros del Ejército del Aire desplegados en Afganistán fueron atacados con fuego enemigo cuando se dirigían a auxiliar al contingente español víctima de un “atentado premeditado” en el que perdió la vida un soldado español y cuatro personas más resultaron heridas. COPE comenta, que uno de los aparatos “Súper-Puma” se vio obligado a efectuar un aterrizaje de emergencia hasta que fue socorrido por tropas norteamericanas. Durante ese tiempo, los militares de helicóptero tuvieron forzosamente que repeler el fuego enemigo. Según fuentes a las que ha tenido acceso esta emisora, el pasado 20 de febrero otra patrulla del ejército de aire fue atacada por los terroristas y se produjo un enfrentamiento. Estos datos se hallan en la mesa del Jefe del Estado Mayor de Defensa, que se niega a reconocer – por ello continúa en el puesto - los continuos actos de hostigamiento que están sufriendo nuestros militares desplegados en Afganistán. Los supuestos ataques reflejan que el gobierno no ofrece información puntual sobre el desempeño de los soldados en las misiones en el exterior. El último fallecimiento eleva a 125 el número de bajas de las Fuerzas Armadas españolas en operaciones en el exterior, ochenta de ellas en el marco de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), desplegada por la OTAN en Afganistán.
Fuentes: GEES. Libertad Digital COPE.
Cada uno de los argumentos que Rodríguez Zapatero empleó para justificar nuestra precipitada salida de Irak se vuelven ahora en contra del Gobierno cuando debe justificar nuestra presencia en Afganistán. Zapatero intentó contraponer una misión de paz en Afganistán a una misión de guerra en Irak. En realidad ambas operaciones son parte de una misma guerra global contra el terrorismo. En los dos casos se trata de destruir las capacidades de los terroristas yihadistas y garantizar un proceso de democratización de sus sociedades. Los constantes ataques sufridos en los últimos meses por las tropas españolas en suelo afgano desmienten la visión que el Gobierno trataba de trasmitir a la sociedad española de Afganistán como una misión estrictamente humanitaria, totalmente al margen de la guerra declarada por Estados Unidos al terrorismo islamista.
Por otro lado, cada vez que hay una baja militar en misiones en el exterior existe un efecto boomerang de la demagogia empleada por el partido socialista en su anterior etapa en la oposición. A pesar de que el PP es infinitamente más escrupuloso para echar en cara al Gobierno los muertos que lamentablemente implica cualquier operación militar en el exterior, la opinión pública española no puede dejar de evidenciar que aquellas críticas furibundas a nuestros despliegues, esas calumniosas acusaciones de servilismo a Estados Unidos o esas exigencias de responsabilidades no sólo políticas por cada soldado muerto, se tornan ahora en clamorosos silencios o compungidos lamentos.
España, como parte de Occidente, no puede sustraerse a la guerra que el terrorismo yihadista nos ha declarado conjuntamente. Los soldados españoles, en Irak o en Afganistán, han arriesgado y están arriesgando sus vidas por defender nuestra seguridad y unos valores democráticos que resultan esenciales para poder garantizar la paz en el mundo a largo plazo. Cada vez resulta más insostenible que Zapatero siga alimentando la demagogia respecto a Irak mientras la sociedad española llora los muertos que proceden de Afganistán. No sabemos si el ministro de Defensa pedirá también perdón públicamente por esta nueva baja, pero si lo hace, el Gobierno debería entonces asumir su responsabilidad.
El pasado sábado dos helicópteros del Ejército del Aire desplegados en Afganistán fueron atacados con fuego enemigo cuando se dirigían a auxiliar al contingente español víctima de un “atentado premeditado” en el que perdió la vida un soldado español y cuatro personas más resultaron heridas. COPE comenta, que uno de los aparatos “Súper-Puma” se vio obligado a efectuar un aterrizaje de emergencia hasta que fue socorrido por tropas norteamericanas. Durante ese tiempo, los militares de helicóptero tuvieron forzosamente que repeler el fuego enemigo. Según fuentes a las que ha tenido acceso esta emisora, el pasado 20 de febrero otra patrulla del ejército de aire fue atacada por los terroristas y se produjo un enfrentamiento. Estos datos se hallan en la mesa del Jefe del Estado Mayor de Defensa, que se niega a reconocer – por ello continúa en el puesto - los continuos actos de hostigamiento que están sufriendo nuestros militares desplegados en Afganistán. Los supuestos ataques reflejan que el gobierno no ofrece información puntual sobre el desempeño de los soldados en las misiones en el exterior. El último fallecimiento eleva a 125 el número de bajas de las Fuerzas Armadas españolas en operaciones en el exterior, ochenta de ellas en el marco de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), desplegada por la OTAN en Afganistán.
Fuentes: GEES. Libertad Digital COPE.
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