23 mayo, 2006

EL MAREMOTO DE LAS SIETE Y MEDIA.-

Aiman Zoubir, publica en “El Faro de Ceuta” un artículo que se resume así: Ni siquiera el inminente descenso a segunda del equipo de fútbol del Tánger ha conseguido eclipsar el temor y el pánico que viven ciertos tangerinos a causa de un persistente rumor – llegada de un tsunami - que circula en los principales foros de debate marroquíes en Internet y en los mensajes de móvil. Recuerdo que, en Barbate, ocurrió algo parecido, aunque anunciado con menos antelación. Por cierto: cerca de Chauen – camino de Ketama – hay un aduar Bab Barret – traducido, “Las Puertas del Viento” – y no se si el nombre de la ciudad española, procede de allí. Lo que si es cierto, es el letrero que hay en Barbate: a Tarifa, 30 Km. Suficiente para estar “en el ojo del huracán”.
MAREMOTO EN BARBATE I.- Aun no tenía la casa de Zahara y pasábamos las vacaciones de verano y los fines de semana – desde Algeciras, donde entonces trabajaba -- en el piso de Barbate, con vistas a Zahara, lo que quiere decir que estaba orientado al este y “me tragaba” todas las “levanteras”. Si no me falla la memoria, creo que hablo de primeros de Septiembre entre el 80 y el 83. Caía la tarde de aquel sábado – acabábamos de volver de la playa -- y estaba asomado a la amplia terraza, que era también “casinillo” pues desde ella hablábamos los vecinos: todo muy barbateño. Un terrateniente de la zona – rico pero más del campo que un olivo – me dio la noticia: se esperaba un maremoto para las 23 horas. El alcalde – un mancebo de farmacia que decía que los proyectos urbanísticos los redactaba él, Serafín Núñez, el mismo que “levantó” el asunto de Puerto Plata / Juan Guerra por no haber cumplido Alfonso la promesa de que llegase a presidir la Diputación, mas tarde inhabilitado -- lo desmintió mediante el tradicional sistema local de “furgoneta vocera” – furgoneta con altavoces – pero, tras consultar con “las marías”, decidió volver a anunciarlo “oficialmente”.
Habían sido ellas – esposas de pescadores – las inventoras de la noticia y, claro está, no estaban dispuestas a que les desautorizasen; Barbate es un inmenso matriarcado. Mas tarde, como quiera que no terminara de producirse, el alcalde, por el mismo procedimiento, lo “aplazó”. Magnífico; que no decaiga.
El terrateniente se fue a sus posesiones de Medina Sidonia y todo Barbate era una locura; todo el mundo huyendo. Coches, en fila india – caravanas barbateñas y olé – marchaban buscando altura. En Vejer – a 12 kilómetros – se acabó el café en todos los bares – sic --.
Al día siguiente nos enteramos de que el matrimonio García de Paredes que pasaba unos días en Zahara – él traductor de la UNESCO en Londres, ella profesora de ¡geografía! de la universidad londinense, y toda una Bermúdez de Castro – habían terminado pasando la noche y parte de la mañana siguiente, en Medina Sidonia, hasta donde había huido “con las joyas” – sic --.
Lo que hace “la masificación” de las almas. Ya lo decía mi torero: “Mete 20.000 filósofos en una plaza de toros y veras la que organizan y como se comportan”.
Pero los que somos “cochinos individualistas” no “entramos en resonancia” con la masa, no nos emocionamos junto al resto y, cuando lo hacemos, allí no se emociona ni el Tato como diría D. Mariano – por cierto rival de “el Gordito”, quien inventó los pares al quiebro, no de Lagartijo, tal y como comentó el ignorante en lo taurino, Sr. Oneto -.
Mis razonamientos:
Las olas – si lo sabré yo – se forman por
1.- La energía eólica.
2.- Movimientos sísmicos.
3.- Determinadas corrientes, solo en el Pacífico.
a).- No había habido viento como para “eso”. No había “fecht” - “línea de agua” - para tal cosa.
b).- La radio no anunciaba de que se hubiese producido un movimiento sísmico con epicentro cercano.
c).- El Pacífico estaba lejos y no era, por tanto, “influyente”.
Naturalmente que, llegada mi hora, me acosté y me dormí. A la mañana, la furgoneta multimedia, anunciaba temprano “un retraso” en la llegada del maremoto – que “está al caer” (sic) -- y la prohibición de bañarse en la playa “oficial”, la del Carmen, a la que, como quiera que obsequiaban con la Guía Comercial sonora, yo no iba jamás. La Policía Municipal se encargaría de evitar que los más osados, desobedecieran a D. Serafín. El terrateniente había vuelto y ya era un apóstata sísmico. “usted si que sabe…” me gritó desde su terraza cuando nos disponíamos a ir a la playa de Zahara sobre las 11 horas, con los trebejos de la pesca submarina, que yo “lucía” de manera bien “ostentórea”, que diría Gil y Gil. Según me contaron el alcalde, a las 15 horas, dimitió como portavoz de catástrofes, pero antes ya se había manifestado la UGT local, para protestar por “el abandono a que, el Gobierno Central, sometía al pueblo de Barbate”. Y en la playa del Carmen, todo el mundo de secano, en los chiringuitos. La Policía, cumplió con su deber. ¿Qué había pasado en realidad?
MAREMOTO EN BARBATE II.- Varios buques pesqueros con base en Barbate, habían pasado la semana faenando en aguas relativamente próximas. Algunos de sus tripulantes avisaron a sus esposas que, para obtener mayores beneficios, recalarían en Algeciras – en lugar de hacerlo en Barbate -- cuya lonja les auguraba mejores precios de venta de los productos obtenidos. Ello supondría un retraso de casi un día para su llegada a casa. Y, probablemente, un pretexto para un cachondeito en alguno de los puti - clubs del Campo de Gibraltar. Comentaron por teléfono, que, a la altura de cabo Espartel, habían encontrado olas de noroeste de cinco metros – que ya son olas de ese origen para el Estrecho en Septiembre, personalmente creo que debemos reducirlas a 2/3 metros – Y lo hicieron como un aderezo a la llamada, pues, en ningún caso los barcos pasaron por momentos de dificultad. Estas conversaciones tuvieron lugar en la mañana del sábado. A la hora de almorzar, las marías habían ido aumentando la altura de ola y, alguna, calculó que – lo que sin duda era un maremoto – llegaría a Barbate sobre las 23 horas, que es la hora nona de los maremotos, como es bien sabido. El indudable amor del pueblo andaluz por los lirismos peripatéticos, hizo el resto.
En la mañana del domingo, en una de las playas de Zahara de los Atunes, “pasaba algo”. Las olas de oeste – noroeste, eran algo mayores que las de costumbre – olas creadas por el viento en zonas relativamente próximas – pero, sobre todo, engendraban una energía desusada, lo que me indicó que se trataba de olas creadas por el viento a muchos cientos de kilómetros, que, tras el desgaste natural por el rozamiento de las partículas de agua – y sin el “apoyo” de viento local favorable -- venían a morir a la costa, si bien sin la mansedumbre cotidiana. Para explicarlo mejor, las olas – salvo en zona de “hacer pié” – conseguían revolcarme y me costaba algún esfuerzo volver a salir a superficie. Pero nada más.
Entre tanto, la noche anterior, yo me había personado en la Ayudantía de Marina, para conocer, de primera mano, los datos sobre el asunto. Tras identificarme como funcionario del Puerto de Algeciras, y dando yo por sentado que de maremoto nada, el responsable local me ratificó que “aquí se han vuelto locos todos”. Y me comentó lo de las olas de cabo Espartel. Si el Sr. Alcalde hubiese realizado la misma gestión, no habría hecho el ridículo un pueblo entero. Pero, para él, quien de verdad entendía de olas, mareas y corrientes, eran las marías, el pueblo, NO los profesionales, menos si eran militares, todos demasiado “franquistas” para él.
Esta historia, real, no está sacada de una novela de Vizcaíno Casas aunque lo parezca. Es original y, como diría el humorista Gandia, verídica.

“Historia”: un tal Ferguson, escribe: “Ceuta es un baluarte defensivo.-”
El historiador británico Niall Ferguson ha publicado un nuevo libro titulado “The War of the World” y en él se refiere a Ceuta como “el minúsculo enclave español de Ceuta, uno de los pocos remanentes del pasado imperial de España”. Además, añade que “hoy, ya no es la plaza de un agresivo imperialismo europeo sino un baluarte defensivo mantenido por un continente sitiado”, El historiador advierte asimismo que “acampados fuera de Ceuta se encuentran miles de personas del Magreb y de más allá, algunos huyendo de zonas de conflicto, y otros, simplemente, buscando mejores oportunidades económicas. Allí se sientan por días, esperando la oportunidad de deslizarse a la espalda de las patrullas españolas de frontera”.
SUR.

No hay comentarios: