31 diciembre, 2008

BLESA.-

No albergo duda alguna de que Blesa es el hombre más importante de España. Blesa por aquí, Blesa por allá, Blesa por allí y Blesa por acullá. ¿Quién es Blesa? El presidente de Cajamadrid. ¿Quiénes se pelean por Blesa? La presidenta de la Comunidad de Madrid y el señor Alcalde y Regidor de la Villa y Corte, cuya amistad con Blesa se deduce compacta como el hormigón. Blesa lleva la tira de años en Cajamadrid, y Esperanza Aguirre estima que ha llegado la hora de su relevo. Se dice que Blesa, el hombre más importante de España -insisto-, se ha hecho con los hilos del poder y se entiende mejor con los que no le votaron que con los que le pusieron en su mullido sillón. Ignoro las razones de la disputa, por cuanto no termino de interesarme en demasía por esos rincones de la economía. Lo que está claro es que la Comunidad de Madrid ha aprobado una nueva ley que establece la posibilidad de que Blesa principie su mudanza, y de que el Regidor de la Villa y Corte ha interpretado a su manera. Esperanza Aguirre, a su vez, ha manifestado que esa interpretación confusa de la nueva ley por parte de Gallardón se debe a un hecho concluyente. Que Gallardón no se la ha leído. Y éste, acorralado por la situación, ha reaccionado amparándose en su primo de Zumosol. «Me apoya Rajoy». No es un argumento. Que Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón no son, como escribiera Wodehouse, dos corazones que laten al unísono, es cosa sabida. Y que Rajoy se siente más a gustirrinín con Gallardón que con Aguirre, es también evidente. Pero que se enfrenten tan abiertamente por Blesa resulta chocante. Si yo fuera Blesa estaría encantado con el crecimiento de mi vanidad. También preocupado por el futuro, porque el apoyo de las leyes es más consistente que el de Rajoy, por importante que sea. Reconozco que me produce una acusada indiferencia lo que vaya a suceder con Blesa, al que deseo conocer en profundidad porque tiene que ser encantador. Que Blesa despierte esa admiración en Gallardón y ese apoyo en Rajoy nos abre la ventana del porvenir. Tiene que ser nuestro Obama. Blesa y Obama, los hombres del año. Teníamos ante nuestras napias al hombre del futuro, y no nos habíamos dado cuenta de ello. El problema es que si Gallardón lo quiere tanto, Rajoy tanto lo apoya y Blesa es tan adorable como sugiere la pareja, les va a mojar la oreja a los dos en menos que canta un gallo. «Todo en esta vida tiene un límite, hasta la provincia de Badajoz», escribió Jardiel. Y uno cree que el batiburrillo montado en torno a Blesa ha sobrepasado la línea de lo admisible. Si la ley autoriza la rendición de Blesa -más difícil que la de Breda, según se ve-, por más que a Gallardón le duela y a Rajoy se le anime el apoyo, nada se podrá hacer. Tendrá que irse. Y de nuevo le ganará la partida Esperanza Aguirre a Gallardón, que no acierta últimamente en la elección de sus caballos favoritos, escrito sea el símil hipodrómico con todos los respetos. Los que nos movemos por debajo de la boina del poder, nos topamos en ocasiones con sorpresas como la de Blesa. Sólo falta que Su Santidad el Papa, en su próxima aparición pública en la Plaza de San Pedro, formule la siguiente pregunta. «¿Y lo de Blesa, cómo ha terminado?». A este hombre hay que hacerle un homenaje con entrega de placa y discursos en el café. Tiene que ser importantísimo.
Alfonso Ussía.

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