
Pocos saben que para aquellos primeros helados, Casa Mira traía en carretas nieve desde la Sierra de las Nieves. Durante la guerra civil los Mira regresaron a Jijona para retornar a Málaga cuando acabó la contienda para de nuevo abrir el negocio de calle Nueva, que durante la contienda civil fue la sede de la CNT.
Hacer helados y turrones en los momentos que siguieron a la guerra civil fue un verdadero milagro. No había de nada, pero la imaginación pudo con las carencias. Casa Mira siguió su rumbo y su vinculación con Málaga se hizo cada vez más fuerte, y así en 1943 se abrió la segunda tienda, en calle Larios. El éxito continuó, y al negocio se incorporaron los hijos de Liborio, o sea los nietos de Severino, Liborio, María y Prudente, y se abrieron nuevas tiendas, en la plaza de Pío XII (Carranque), en Compás de la Victoria y en Paseo de Sancha (esta última, la única que no existe hoy en día). Casa Mira goza de excelente salud, a Dios gracias, cuatro generaciones después, y sigue ofreciendo el mejor turrón de Andalucía según los expertos. Hoy también se han incorporado a la empresa bisnietos de Severino, conformando la cuarta generación, como Fernando Mira, por ejemplo. Los productos son de elaboración propia, con los secretos originales del bisabuelo Severino, aquel admirable emprendedor que un día llenó las alforjas de una burra de turrones y se vino a Málaga a venderlos...
Pedro Luis Gómez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario