12 agosto, 2007

NUESTRO PADRE JESUS EL RICO.-

MALAGA. MIERCOLES SANTO.
LIBERACION DE UN PRESO.
Cuentan que en tiempos de Carlos III una grave epidemia de peste asoló la ciudad, pereciendo un gran número de personas. La debilidad de los supervivientes hacia difícil el celebrar procesiones rogativas implorando el fin de la epidemia. Uno de los lugares en los cuales la enfermedad no había atacado con tanta virulencia era la prisión. Los reclusos, sabedores de lo que sucedía fuera de los muros en los que se encontraban privados de libertad, pidieron al alcaide el poder salir para sacar en procesión a la venerada Imagen de Nuestro Padre Jesús titulado "El Rico". Ante la negativa de la Autoridad, por el fundado temor a que los reclusos pudieran aprovechar la circunstancia para evadirse, éstos decidieron amotinarse, cumpliendo con la promesa de realizar la procesión solicitada. Tras la misma, regresaron, tal y como habían prometido, todos al presidio menos uno de ellos que lo hizo al día siguiente, portando una cabeza de San Juan Bautista Degollado, que colocó junto a la cama de un compañero, también preso, que se encontraba enfermo, y que, al igual que el resto de la población de Málaga, sanó a los pocos días del suceso. El Rey, conmovido ante la generosa acción de los presos, dictó un Decreto por el cual, cada año, durante la procesión de "El Rico" se le concedería la libertad a un recluso. Esta tradición se ha mantenido hasta nuestros días, y S.M. Don Juan Carlos I sigue firmando el Decreto de Libertad cada año, acompañando el preso a "El Rico" durante su recorrido por las calles de la ciudad, tras una solemne ceremonia en la sede de la Subdelegación del Gobierno en la que se le lee al preso el Edicto de Libertad y, lo que es más importante, recibe arrodillado la Bendición de Nuestro Padre Jesús "El Rico", merced a que es una talla que presenta su brazo derecho articulado.

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