30 agosto, 2006

AL LIBANO SIN PERMISO.-

SIGUEN LAS DUDAS SOBRE EL ALCANCE DE LA MISIÓN.
DEFENSA ENVÍA LOS PRIMEROS SOLDADOS AL LÍBANO SIN ESPERAR EL VISTO BUENO DEL CONGRESO.
En septiembre de 2005, en un Pleno del Congreso sobre Afganistán, el presidente del Gobierno pronunció esta frase: "De España, mientras esté el actual Gobierno, no saldrá un solo soldado si no tiene el apoyo de la Cámara". Era uno de sus compromisos electorales plasmados en la Ley de Defensa. Aunque esa ley lleva casi un año en vigor, este martes Defensa ha confirmado que ya está en el Líbano una comisión de reconocimiento – van a ver si hay tiros - pese a que ningún miembro del Ejecutivo ha pasado por el Parlamento. Las dudas sobre la misión y el número de soldados que enviará España siguen sin despejarse.
DEFENSA GASTA DIEZ VECES MÁS DE LO QUE PRESUPUESTA. ESPAÑA HA DESTINADO A OPERACIONES MILITARES EN EL EXTERIOR 3.100 MILLONES DE EUROS DESDE 1989 EL ENVÍO DE ENTRE 700 Y 800 SOLDADOS AL LÍBANO SUPONE ELEVAR EN MÁS DE UN TERCIO LA PRESENCIA.
Un casco azul con la bandera española en la manga entrega la comida a los niños de Kabul. Aunque suene a incongruencia, las Fuerzas Armadas españolas se sienten especialmente orgullosas del lado amable de su trabajo: las misiones de mantenimiento de la paz en el exterior. Tanto, que es uno de los principales reclamos de las campañas de publicidad de reclutamientos de los ejércitos. Y tanto es el peso que ha adquirido este esfuerzo que todos los años se convierte en una de las partidas más costosas e imprevisibles de los presupuestos del Ministerio de defensa, hasta el punto de que se gasta alrededor de diez veces más de lo que en principio se presupuesta.
Desde 1989 – año en el que España comenzó el envío de tropas al extranjero con las organizaciones internacionales tras el fin de la Guerra Fría - el Gobierno ha destinado más de 3.100 millones de euros a sufragar el traslado, permanencia y regreso de los efectivos, según datos del Ministerio.
Sumando las 50 misiones en las que se ha participado, son cerca de 70.000 los soldados y oficiales que han prestado su servicio fuera de las fronteras nacionales, bien en misiones de paz, bien en actuaciones humanitarias (la última y más conocida la del tsunami en el Índico).
De la previsión a la realidad. Haciendo una simple media aritmética desde ese año de 19889, resulta que España ha gastado cada año en sus operaciones exteriores poco más de 182 millones de euros, una cifra que multiplica por diez la cantidad que, sin irse demasiado lejos, se presupuestó para este concepto en las últimas cuentas de Defensa de los años 2005 y 2006. Concretamente, la previsión de gasto era de 18,3 millones de euros en cada uno de ambos ejercicios.
El desvío entre los que se prevé gastar y lo que luego se destina lo afronta todos los años el Fondo de Contingencia, un instrumento dotado de unos 2.500 millones de euros y al que todos los gobiernos recurren para sufragar situaciones de emergencia (las ayudas para los afectados por catástrofes naturales son los casos más recurrentes).
De Bosnia al Líbano. El Fondo de Contingencia ha sufrido especialmente las partidas de las misiones militares internacionales en los últimos años. De hecho, no fue hasta 1999 cuando la cifra de soldados en países extranjeros adquirió ya dimensiones como la actual. Entonces, la contribución española en Kosovo requirió el despliegue de 2.800 soldados. El récord llegó cuatro años después, cuando a los clásicos retenes en los Balcanes se sumó la participación española en la guerra de Irak y el refuerzo en Afganistán, con lo que la cifra se disparó hasta los 3.600 efectivos (si bien el caso de Irak no se podía circunscribir a una operación de paz). Ahora, con el cambio en la Moncloa, el Gobierno ha fijado el límite de fuerzas nacionales en este tipo de operaciones en 3.000 militares y, en cualquier caso, cualquier nuevo contingente deberá contar con el visto bueno del Parlamento.
Este trámite es el siguiente paso que dará Moncloa para satisfacer su pretensión de formar parte del despliegue que Naciones Unidas prepara en el sur del Líbano. Una vez logrado el acuerdo de las demás fuerzas políticas, el ministro de Defensa planteará a las Cortes una fuerza de entre 700 y 800 hombres, que se sumarán a los 15.000 que busca la ONU tener en la frontera entre el país árabe e Israel.
Ayer mismo, el ministro de Defensa José Antonio Alonso, se reunió con las máximas autoridades militares para analizar la situación y admitir que la operación en terreno libanés acarreará un elevado riesgo para las tropas.
Un tercio más de tropas. La advertencia del ministro coincidió con la celebración del primer aniversario de la muerte de 17 militares españoles en un accidente de helicóptero en Afganistán. En toda su historia de cooperación internacional, los ejércitos nacionales han perdido a 125 miembros. Tal vez por ello, el presidente del Gobierno subrayó ayer que el despliegue no se producirá hasta que la ONU no haya cerrado por completo la misión internacional y sólo en el caso de que se respeten escrupulosamente las directrices marcadas por Naciones Unidas.
Sea como sea, la incorporación de otros 700 u 800 efectivos a los ya desplazados a lo largo del mundo supone incrementar en más de un tercio la presencia actual. Según datos del propio Ministerio de Defensa actualizados a principios de agosto, España tiene a 2.047 militares en ocho lugares distintos.
Sin contar oficiales de enlace, la mayoría de las fuerzas se concentra en cuatro misiones: la KFOR, en Kosovo, con 733 integrantes; la ISAF, en Afganistán, con 689 (recientemente ampliada en 150 miembros más); la EUFOR, en Bosnia, con 480; y la EUFOR en la República Democrática del Congo, con 131.

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