27 agosto, 2006

IRAK.-

Cuando en mi última visita a México, invitado a conferenciar en la Universidad de Las Américas, en plena guerra de Irak, se me hizo la endemoniada pregunta. “Que opina de esta guerra”. Mi respuesta fue tan rápida como escueta. - Estoy absolutamente en contra de cualquier guerra - dije. Sin embargo, al ver poca satisfacción en la respuesta, acepte entrar a debatir con el máximo respeto a todas las tendencias. El marco era antiamericano, por naturaleza, en México ya me dirán. Pero creo que quedaron conformes en que al menos yo pensara que, una vez sentada la premisa inicial, si se me obligaba a tomar partido, evidentemente no lo iba a hacer por el sanguinario Saddam.
Estando como estoy convencido de que se ha hecho algo importante en pro de la estabilidad mundial, contra el terror y quienes se esconden tras el para perdurar de sátrapas y oprimir violenta y canallescamente a su pueblo si se le rebela. Habiendo sido rápida y con “poco” sufrimiento humano, y creyendo de verdad que si se instaura la democracia en Irak, el área funcionará de distinta manera, me enfrento ahora a algo que no cuadra en mis convicciones.
Nada de menospreciar al pueblo americano. La cantinela de su incultura y de Cow-Boy, a mi que he vivido y esporádicamente estoy entre ellos a menudo, no me la van a contar.
Los americanos, el americano medio, es un pueblo maravilloso, ávido de cultura y preparadísimo. Practico, y con la productividad mas grande del mundo, de manera continuada.
Entonces, ¿a que viene el no tener nada preparado para la post guerra? Tanta dilación y espera, no sirvió para que, paralelamente a la organización militar desplegada y destinada a terminar cuanto antes, en evitacion de los “colaterales” y la presión mediática mundial, se tramara un plan post-Saddam que al menos se viera que había sido meditado, madurado, discutido y sopesado.
Esta improvisación, peligrosa, que además contando con la característica especial del pueblo musulmán que es alérgico a la democracia y a la igualdad, ya que hasta los más pobres mandan sobre otros y al final están las mujeres sobre las que mandan todos, es una situación que no me encaja en mi esquema lógico.
Siempre he pensado que la revolución musulmana la tendrían que hacer las mujeres, Marruecos ha dado un gran paso hacia su emancipación. ¿Porque no se permite a las mujeres iraquíes, sin miedo ya a represalias ni a brutales y maniacas costumbres ancestrales, falsas además por ser fruto de interpretaciones bastardas de hombres sin escrúpulos, a explicar a su pueblo los beneficios futuros que se podrán obtener de la situación en que ahora se encuentran? Libertad, igualdad y prosperidad para todos.
¿Es que vamos a dejar que otro tirano ocupe el lugar del anterior para que continué la opresión, y firme contratos con ciertos países para que miren hacia otro lado?
Por favor reflexionemos y apoyemos con el corazón y con sinceridad no partidista.
L. Soriano.

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