La infeliz frasecita de la ministra de cuota a la que nos tiene acostumbrado nuestro “especial” Presidente, que tan flaco y feo favor hace a las mujeres en general, ya que un misógino empedernido, no lo haría peor en cuanto a valorar y primar la cantidad y no la abundante calidad. Bueno la desdichada frase era “el dinero público no es de nadie”.Pues esa es la idea que en general se tiene en los ambientes políticos del dinero que se nos recauda, a veces de manera “salvaje” y siempre sin ningún control.Me decía hace poco un Recaudador- léase el gerente de rentas de un Ayuntamiento-, con mayoria de población mayor y con graves problemas educacionales por vecinos y en el umbral de la pobreza la mayoría, que todo estaba publicado en Internet y en la Web, refiriéndose a las normativas fiscales de obligado cumplimiento y de todos los impuestos y tasas de obligatorio pago. Tremenda sirvengonzoneria no cabe más comentario. La necesidad recaudatoria es confiscatoria y el control del dinero, su destino y el respeto por el contribuyente, inexistente. El contribuyente no tiene ante las oficinas de Rentas Municipales, ante las Agencias tributarias Autonómicas, ni ante las Estatales, ni ante las Insulares o de Cabildos, ni ante las Cámaras incapaces de ganarse a sus propios contribuyentes, ni ante asuntos como la SGAE, defensa alguna. Y no digamos del Catastro Inmobiliario, que mejor lo cerraran. Seguro que habrá una vía, pequeña oscura y escondida como los champiñones, ardua, lenta, pesada, complicada, reventadora de tiempo de trabajo y disuasoria de recorrerla y con resultados menos que esperanzadores. Recursos despreciados, plazos ignorados.Quieren las manos libres para utilizar donde les plazca el dinero que nos detraen de nuestras actividades a las que nos dedicamos para alimentar, educar y hacer proserar a nuestras familias. Nos quitan el derecho y la capacidad de administrar nuestras rentas, nos las imponen sin control, nos las retienen, nos utilizan de obligados recaudadores , nos persiguen con notificaciones, con paralelas, con incoaciones de actuaciones, inspecciones, sanciones, recargos, y nos dicen que “ni siquiera tienen la obligación de comunicarnos los calendarios fiscales”. Los Consorcios al estar desconectados, salvo en la labor recaudatoria , del titular del impuesto es absolutamente opresivo, por muy gentiles y amables que sean sus funcionarios-as, que los atienden. Ellos “no saben nada”. Ni nos explican que es lo que de verdad debemos de pagar, ni lo que se hace con lo que recaudan, ni como se distribuye lo detraido. Les daría vergüenza, ya que la inmensa mayoría de lo que se recauda se desagüa por los famosos gastos corrientes. Sueldos, salarios, dietas, gratificaciones, viajes, Visas, consejeros, transportes, subvenciones, contratos a dedo, subcontratas sin vigilancia y control y casi siempre “la casualidad es la aliada de algún pariente amigo, amado o socio del adjudicador”.Es muy difícil, imposible, hoy en día, que algún organismo, nos enseñe las reales cuentas que manejan. Además hay una impunidad grosera de quien derrocha, o simplemente destruye renta que en manos de los asfixiados recaudados, crearian riqueza y moverian al consumo y por ende la inversion.Son muchos para vivir de lo que se nos puede recaudar sin succionarnos hasta la última gota. Necesitan más de nosotros, y están dispuestos a destrozar y cerrar empresas, a reventar familias, a esclavizar a la población de por vida, si a cambio ellos pueden mantener su nivel de ingresos blindados a las crisis. Ninguno atempera porque se recauda menos, al contrario. Encima no van al Congreso ni donde no les pete. Dan suvbenciones a las cosas más patéticas, ridículas y estridentes, financian cosas tremendas, de autentica vergüenza. En fin, hacen de nuestro esfuerzo lo que quieren.Evadir y defraudar, en estas circunstancias alguien podría pensar que es noble y que es absoluta defensa propia o supervivencia. Y eso es gravisimo, pero inevitable ante la actitud de los fiscalistas “sociales”, que sufrimos.Ni los impuestos son justos, necesarios, ni bien estructurados, ni la recaudación se realiza de forma justa y equilibrada, ni las alegaciones, recursos o apelaciones son atendidas con solvencia y justicia ni su destino escrupulosamente explicado. El dinero público, Sra. Ex Ministra, es de todos, y los que lo administren, deberían hacerlo como el buen padre de familia administra los que tiene para que le llegue a todos por igual. Se nos deben cuentas Exactas de sus destinos, un respeto riguroso por su uso, una seriedad extrema en su atribución y una obsesiva pasión por el ahorro.Y en cualquier caso, el dinero publico, no es para sueldos millonarios de politicos y funcionarios, ni para sus dietas, sus automóviles de lujo, ni sus cenas medievales, ni para sus allegados, o sus preferidos, ni para sus viajes con cortesanos. Y ya está bien de que todo eso sea “chocolates del loro”, de que eso no es lo importante. Todo, hasta el último céntimo es importante. Y es que es de los necesitados, de los discapacitados, de los dependientes, de los pensionistas, de los enfermos, de los que han cotizado toda su vida, de los viudos y viudas, huerfanos y huerfanas, de los trabajadores que se ven abocados al paro, de los autónomos abocados al cierre y de los que ciertamente no pueden más ante esta complicada vida nos hacen vivir y estos farragosos caminos que nos hacen andar, por esas complicadas leyes que nos han impuesto, y que muchos de “ellos” saben que no la tienen que cumplir, pero los demás, todos los demás, nosotros, sí. A reflexionar.
L. Soriano.
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