07 agosto, 2006

UN PAIS DE PITORREO II.-

OTRO CUENTO DEL GOBIERNO: CREEN QUE SOMOS TONTOS NO LEEMOS Y, A LO PEOR, TIENEN RAZON.
La vicepresidenta de Gobierno ha contradicho este lunes a Condolezza Rice al afirmar que la secretaria de Estado norteamericana "se mostró satisfecha de las gestiones" hechas en Siria por su homólogo español, Miguel Ángel Moratinos. Rice calificó en la revista Time de
"grotesco" el "invitar a Siria a que regrese a los asuntos libaneses como si fuera una especie de agente de paz". Israel criticó duramente el pasado viernes el viaje de Moratinos a Siria y consideró que la actitud del Gobierno español "le anula como mediador en el conflicto".
Cualquier día nos dicen desde la SER, claro - de Corto ZP, ha sido propuesto para la Medalla de Honor del Congreso.
TRAGEDIA GRIEGA, FARSA DIPLOMATICA.-
Mientras la guerra se intensifica el juego diplomático también, más que nunca como puro juego, simulando que con la farsa del segundo se pueda detener la tragedia de la primera. Francia vuelve a castigarnos con sus delirios de gran potencia y Estados Unidos tiene que darle cuerda porque la presión internacional de los que viven sólo de las emociones que suscitan las imágenes que les meten por los ojos no se puede resistir frontalmente.
Ya se han puesto de acuerdo sobre un proyecto de resolución para un "alto el fuego permanente y un arreglo político a largo plazo". Gran milagro donde los haya. Si las resoluciones del Consejo de Seguridad ordenando la suspensión de hostilidades promovieran realmente la paz el Oriente Medio sería una balsa de aceite desde hace décadas. La tormenta de la opinión pública arrecia y los plazos son cada vez más cortos. El documento podría teóricamente votarse este lunes, pero cabría esperar que la discusión dure varios días y nos pongamos en el fin de semana. A nadie se le puede ocultar que sólo servirá para que Israel y Hezbolá se acusen mutuamente de no cumplir los requisitos mínimos para ponerla en práctica. Y dado que "todos somos ahora Hezbolá", como decían algunas pancartas de los manifestantes de Londres que parecían inspiradas por el ecuánime y compasivo espíritu de don José Blanco, el daño lo recibirá Israel y la beneficiaria será la organización terrorista cuyo principal objetivo es destruirlo y, de momento, hacerse con el incomparable prestigio de ser la única fuerza islámica y árabe capaz de haberse resistido al estado judío, lo cual, en no pequeña medida, ya lo tiene en su haber. El alto el fuego consagraría ese formidable activo.
El voto de Naciones Unidas no serviría para otra cosa porque, de hecho, lo que supuestamente tendría que ponerlo en práctica vendría después, en una incierta pero ya prevista segunda resolución que pondría en pie un ejército de cascos azules que apoyarían a las fuerzas armadas libanesas en controlar la franja fronteriza, lo cual es tan imposible como que el estado hebreo le regale a los radicales chiíes una rotunda victoria congelando en este momento el conflicto. De hecho, si lo segundo tuviera algunos visos de realidad lo primero no resultaría tan fantasioso.
¿Pero dónde está ese ejército nacional que las fuerzas extranjeras tendrían que apoyar para proceder al desarme de la imbatida y poderosa Hezbolá en cumplimiento de la resolución 1559 de finales del 2004, todavía sin estrenar? ¿Y de dónde van a salir los entre 15.000 y 20.000 hombres –de ambos sexos, por supuesto – que tendrían que ejecutar un mandato de imposición de paz, nada de mantenimiento, contra la inquebrantable determinación de combatientes cuyas extraordinarias capacidades bélicas ahora conocemos, y todo eso muchos meses después, lo más probable es que una eternidad, de que se les hubiera otorgado un alto el fuego que les permitiera recuperarse de los daños sufridos? Y en el fantástico supuesto de que se pudiera conjurar la existencia de esos bravos soldados locales y del ancho mundo, ¿cómo conseguirían lo que el ejército israelí no ha podido en tres semanas y no estamos todavía seguros de que pueda en otras tres más de ofensiva terrestre?
GEES.

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