
"Sólo quiero una vida normal. Buscar un trabajo en Ceuta y trabajar, como todo el mundo", dijo ayer Hamed Abderrahaman ante el medio centenar de periodistas convocados por su abo

Ahora aspira a ser camionero - ¿transporte de explosivos? - "porque es el único título que tengo", confesaba ante los micrófonos con unas gafas de graduación puestas "porque en Guantánamo perdí mucha vista". Su abogado le animaba a que volviera a narrar su escalofriante relato, aunque Hamed, el primero que logro salir del campamento Rayos X, tiene muchas lagunas de memoria y en algunas ocasiones, la emoción le dejó ayer con la mente en blanco. "Son algunas de las secuelas que todo esto le ha dejado", justificaba García Montes. "Perdió la noción del tiempo y del espacio", añadió. "Nunca supe realmente donde estaba hasta que llegue a Guantánamo. Sé que estuve en Peshawar y en Kandahar, aunque no sé ni cómo ni cuándo". "Nunca he sido terrorista, ni se me ha pasado por la cabeza, y si alguna vez dije que era un mártir me refería a todo lo que me estaba pasando, nunca pensé en inmolarme ni matar mujeres ni niños, por dios", dijo en alusión a una de las pruebas condenatorias utilizadas por la Audiencia Nacional y ahora invalidadas por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Estaba en Afganistán como un talibán mas, porque “pasaba por allí”. Lo que faltaba a la barriada de “El Príncipe”: un talibán para servir de “ejemplo” a los morillos. ¡Y todos a la Policía!
Sobre una noticia de “El Faro”.
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