«Don Jorgito, el inglés».-
Córdoba, impresionado por la mezquita – catedral. «He dicho que Córdoba no cuenta con edificios notables salvo su catedral. Sin embargo este lugar de adoración es tal vez el más extraordinario de todo el mundo (...) Tal como está ahora el templo parece pertenecer en parte a mahometanos y en parte a nazarenos. Y aunque esta mezcolanza de sólida arquitectura gótica y el luminoso y delicado estilo árabe produce un efecto algo caprichoso no deja de ser un edificio suntuoso y muy apto para suscitar sentimientos de temor y veneración en el ánimo de quienes penetran en su recinto».
Triana, barrio de gitanos. «A la derecha del río hay un extenso arrabal llamado Triana que comunica con Sevilla mediante un puente de botes porque no existe un puente permanente sobre el Guadalquivir debido a las violentas inundaciones a las que se ve sometido. Este barrio lo habita la hez del populacho, predominando sobre todo el elemento gitano». Poca lectura y malas perspectivas para la difusión bíblica. «Entablé conversación con varios individuos a los que encontré muy ignorantes. Ninguno sabía leer ni escribir y sus ideas respecto a la religión eran totalmente insatisfactorias, rayanas en una absoluta indiferencia. Luego entré en una librería e hice algunas preguntas respecto a la demanda de libros, la cual según me informaron era escasa. Saqué una edición londinense del Nuevo Testamento en español y pregunté al librero si creía que un libro de tal índole se vendería en Cádiz, Dijo que tanto la impresión como el papel eran extraordinarios, pero que era una obra poco solicitada y casi desconocida».
Carmona, ciudad mora. «La primera noche dormimos en Carmona, otra ciudad mora a siete leguas de Sevilla. Por la mañana temprano reemprendimos la marcha. Tal vez en toda España no exista monumento árabe tan bello como el lado oriental de esa ciudad de Carmona que ocupa la cima de un elevado promontorio y domina una extensa vega que se extiende durante varias leguas, yerma y sin cultivar, que sólo produce carrasco y maleza».
Despeñaperros, cueva de bandidos. «Dejando a nuestra derecha las montañas de Jaén pasamos por Andujar y Bailén y al tercer día llegamos a Sierra Morena, habitada por los descendientes de los colonos alemanes. A dos leguas de ese lugar entramos en el desfiladero de Despeñaperros, que incluso en tiempos de paz tiene mala fama debido a los asaltos que constantemente ocurren en sus entrañas y en la época a la que me refiero se decía que estaba infestado de bandidos. Temíamos ser atacados y que tal vez nos despojaran y maltrataran, pero la Providencia nos favoreció»
Córdoba, impresionado por la mezquita – catedral. «He dicho que Córdoba no cuenta con edificios notables salvo su catedral. Sin embargo este lugar de adoración es tal vez el más extraordinario de todo el mundo (...) Tal como está ahora el templo parece pertenecer en parte a mahometanos y en parte a nazarenos. Y aunque esta mezcolanza de sólida arquitectura gótica y el luminoso y delicado estilo árabe produce un efecto algo caprichoso no deja de ser un edificio suntuoso y muy apto para suscitar sentimientos de temor y veneración en el ánimo de quienes penetran en su recinto».
Triana, barrio de gitanos. «A la derecha del río hay un extenso arrabal llamado Triana que comunica con Sevilla mediante un puente de botes porque no existe un puente permanente sobre el Guadalquivir debido a las violentas inundaciones a las que se ve sometido. Este barrio lo habita la hez del populacho, predominando sobre todo el elemento gitano». Poca lectura y malas perspectivas para la difusión bíblica. «Entablé conversación con varios individuos a los que encontré muy ignorantes. Ninguno sabía leer ni escribir y sus ideas respecto a la religión eran totalmente insatisfactorias, rayanas en una absoluta indiferencia. Luego entré en una librería e hice algunas preguntas respecto a la demanda de libros, la cual según me informaron era escasa. Saqué una edición londinense del Nuevo Testamento en español y pregunté al librero si creía que un libro de tal índole se vendería en Cádiz, Dijo que tanto la impresión como el papel eran extraordinarios, pero que era una obra poco solicitada y casi desconocida».
Carmona, ciudad mora. «La primera noche dormimos en Carmona, otra ciudad mora a siete leguas de Sevilla. Por la mañana temprano reemprendimos la marcha. Tal vez en toda España no exista monumento árabe tan bello como el lado oriental de esa ciudad de Carmona que ocupa la cima de un elevado promontorio y domina una extensa vega que se extiende durante varias leguas, yerma y sin cultivar, que sólo produce carrasco y maleza».
Despeñaperros, cueva de bandidos. «Dejando a nuestra derecha las montañas de Jaén pasamos por Andujar y Bailén y al tercer día llegamos a Sierra Morena, habitada por los descendientes de los colonos alemanes. A dos leguas de ese lugar entramos en el desfiladero de Despeñaperros, que incluso en tiempos de paz tiene mala fama debido a los asaltos que constantemente ocurren en sus entrañas y en la época a la que me refiero se decía que estaba infestado de bandidos. Temíamos ser atacados y que tal vez nos despojaran y maltrataran, pero la Providencia nos favoreció»
George Borrow nació en East Dereham (Inglaterra) el 5 de julio de 1803. Hijo de un militar, pasó su infancia en diversas poblaciones de Escocia e Inglaterra debido a las continuas mudanzas propias de la profesión del padre. En 1810 conoció a Ambrosio Smith, el gitano que marcaría en Borrow una huella imperecedera. Como unos nuevos Jonatán y David, George y Ambrosio se juraron amistad perpetua. En 1818 los encontramos de nuevo juntos y, esta vez, Borrow decide marcharse con él a un campamento de gitanos, donde aprendería sus costumbres y la lengua romaní. Extraordinariamente dotado para los idiomas aprendió galés, danés, hebreo, árabe y armenio. Algunos de los libros favoritos de Borrow ya muestran su inclinación aventurera y nada estática: Gil Blas, el Peregrino de Bunyan y Robinson Crusoe. Muerto su padre, Borrow marcha con 21 años a Londres con la esperanza de publicar los trabajos de traducción literaria que ha hecho. Sin embargo, la realidad le fue hostil, aparte de ser una etapa de su vida de profunda crisis espiritual. Volvió a encontrarse con Ambrosio Smith y se fue a vivir en hermandad con los gitanos, poniendo herraduras a los caballos. En una montura recorre buena parte de Inglaterra en busca de aventuras. El gran cambio en la vida de Borrow sobrevino en 1833, cuando inducido por un pastor que conocía sus dotes para los idiomas, solicita empleo en la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. La primera solicitud de ingreso no satisfizo del todo a sus futuros jefes debido a una frase ambigua para describir su vocación. En la segunda solicitud Borrow pareció ser más explícito, convenciendo al comité encargado de hacer la decisión. Su primer destino como representante de la Sociedad Bíblica fue Rusia. Allí colaboró en la trascripción y colación del manuscrito del Nuevo Testamento traducido al manchú y en su impresión. También tradujo al ruso unas homilías de la Iglesia anglicana y dos colecciones de poesía inglesa. En octubre de 1835 vuelve a Inglaterra y la Sociedad Bíblica le envía a Lisboa con el propósito de difundir la Biblia en Portugal. Este destino va a marcar la vida de Borrow en una manera que nadie sospechaba.
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