Durante muchos años, especialmente a principios del pasado siglo, existían múltiples clasificaciones de las diferentes fuerzas navales del mundo, que establecían con criterios más o menos objetivos cuales eran las más poderosas. Así, se establecían clasificaciones en función del tonelaje total, el número de buques de línea, el número de cañones de gran calibre, etc. Sin embargo, con el paso de los años y como consecuencia de lo que se complicó el combate naval, este tipo de "clasificaciones" cayeron en el olvido, fundamentalmente porque se comprobó que poco tenían que ver con la realidad: así, la Royal Navy era en 1939 superior a la Armada Imperial Japonesa según todas las posibles "clasificaciones"; sin embargo, cuando comenzó la guerra, Gran Bretaña tuvo el buen criterio de huir de la Flota Combinada Japonesa como de la peste… porque sus almirantes eran conscientes de que poco podían hacer con sus pequeños portaaviones de 35 - 40 aparatos frente a los de 80 de los japoneses. Además, la aparición del radar, el sonar, la guerra electrónica, los misiles antiaéreos, antibuque, etc. complicaron de tal forma las posibles clasificaciones, que ninguna institución medianamente seria ha dedicado esfuerzos a este tema en los últimos años. Sin embargo, con el objetivo de intentar dar a los no iniciados una idea de la situación de la Armada Española frente a las de otros países, se resume esta clasificación.
Para establecer cualquier clasificación es necesario, en primer lugar, objetivar una serie de reglas y normas. Como primera idea, y dado que se van a analizar múltiples factores, será bueno utilizar una clasificación por puntos dentro de cada aspecto a analizar. Así, se va a establecer un criterio de puntuación que prime más a los primeros, como suele hacerse en muchas competiciones deportivas. Además, se adjudicará a cada "clasificación" un peso concreto en la "nota" total de una armada, ya que la nota en portaaviones, por ejemplo, parece más importante que la correspondiente a buques de apoyo logístico. Inicialmente, se van a analizar los siguientes aspectos:
Portaaviones y poder aéreo embarcado, a este aspecto se le concederá triple importancia.
Fuerza de escoltas, dentro de la que se tendrán en cuenta tres aspectos, cada uno de los cuales contará como una clasificación, es decir, tendrá el peso total de tres clasificaciones. Los tres aspectos a considerar serán: Capacidad antiaérea, antisubmarina y capacidad contra blancos de superficie
Fuerza submarina, también con triple importancia.
Fuerzas de desembarco, teniendo en cuenta sólo el componente naval (no la Infantería de Marina).
Fuerzas logísticas, que permitan mantener a la flota en alta mar.
Fuerzas de combate costero.
Fuerzas de guerra de minas. Cuando se hizo este estudio, España carecía de la Fuerza para Guerra de minas que posee ahora.
Con estas nueve clasificaciones, dos de ellas de triple peso, se obtendrá una puntuación final sobre 325 puntos, que se presenta en función de las unidades navales en servicio a lo largo del año 1998, por lo que la situación española, hoy, es aun mejor.
Para establecer cualquier clasificación es necesario, en primer lugar, objetivar una serie de reglas y normas. Como primera idea, y dado que se van a analizar múltiples factores, será bueno utilizar una clasificación por puntos dentro de cada aspecto a analizar. Así, se va a establecer un criterio de puntuación que prime más a los primeros, como suele hacerse en muchas competiciones deportivas. Además, se adjudicará a cada "clasificación" un peso concreto en la "nota" total de una armada, ya que la nota en portaaviones, por ejemplo, parece más importante que la correspondiente a buques de apoyo logístico. Inicialmente, se van a analizar los siguientes aspectos:
Portaaviones y poder aéreo embarcado, a este aspecto se le concederá triple importancia.
Fuerza de escoltas, dentro de la que se tendrán en cuenta tres aspectos, cada uno de los cuales contará como una clasificación, es decir, tendrá el peso total de tres clasificaciones. Los tres aspectos a considerar serán: Capacidad antiaérea, antisubmarina y capacidad contra blancos de superficie
Fuerza submarina, también con triple importancia.
Fuerzas de desembarco, teniendo en cuenta sólo el componente naval (no la Infantería de Marina).
Fuerzas logísticas, que permitan mantener a la flota en alta mar.
Fuerzas de combate costero.
Fuerzas de guerra de minas. Cuando se hizo este estudio, España carecía de la Fuerza para Guerra de minas que posee ahora.
Con estas nueve clasificaciones, dos de ellas de triple peso, se obtendrá una puntuación final sobre 325 puntos, que se presenta en función de las unidades navales en servicio a lo largo del año 1998, por lo que la situación española, hoy, es aun mejor.
CONCLUSIONES. A partir de las puntuaciones globales presentadas, se pueden extraer una serie de interesantes conclusiones:
La US Navy es, indiscutiblemente, la más poderosa del mundo (no hacía falta esta clasificación para poder afirmarlo) y lo va a seguir siendo durante muchos años. La posibilidad que llegó a existir de que la antigua URSS amenazase la primacía naval de los EEUU ha desaparecido completamente. De hecho, la Royal Navy puede volver a ostentar un más que digno segundo puesto si prosigue la actual degradación de la capacidad naval rusa. La Marine Nationale francesa mantiene una cuarta posición clara, siendo las cuatro primeras clasificadas las únicas armadas con una capacidad de proyección de fuerza a nivel mundial (quizá de forma más limitada Rusia, debido a su escasa operatividad y a la carencia de una red de bases terrestres, de la que si disponen Francia y Gran Bretaña).
En un tercer plano, y como potencias de nivel continental, cabe destacar a las marinas de China, Alemania, Holanda, Brasil, Taiwan y Turquía. Estas armadas podrían, eventualmente, optar a unirse al grupo de las potencias "hemisféricas" en los próximos años, en base a reforzar sus aspectos más débiles (los buques obsoletos de China y Brasil, el excesivo énfasis alemán y holandés en la guerra costera y en la antisubmarina respectivamente, etc.).
A continuación, existe un grupo de armadas de importancia regional, que podrían pesar en un conflicto localizado, pero carecen prácticamente de capacidad de proyección de fuerza. Estas armadas serían las de Corea del Sur, Grecia, Canadá, Tailandia y Australia. Además, sin demasiada dificultad, cualquiera de éstas podría incorporarse al grupo anterior.
El resto de las armadas del mundo tienen una capacidad casi puramente costera, aunque puedan destacar en aspectos concretos. De hecho, figuran entre las 16 mayores en un máximo de tres aspectos y nunca en las posiciones de cabeza.
En cuanto a la Armada Española, decir que se le ha adjudicado una dignísima séptima plaza, que a lo largo de los próximos años tenderá probablemente a consolidarse (o incluso a mejorar hasta la sexta posición) gracias a las nuevas F-100, los buques anfibios, etc. Sin embargo, por múltiples razones (reducida entidad numérica, carencia de submarinos nucleares, falta de una red de bases terrestres de apoyo...) no podrá optar a ascender al grupo de las grandes potencias navales. La Armada Española puntúa en casi todos los campos, salvo en la guerra costera, aunque en ninguno ocupa una posición superior a la quinta.
Finalmente, decir que la clasificación obtenida es bastante correcta, especialmente para juzgar armadas de una cierta entidad. En los 19 ó 20 primeros puestos se hallan, en un orden razonable, las armadas que tienen que estar. Sin embargo, a partir del 20º lugar, refleja más bien una buena posición de una armada en un aspecto concreto, lo cual no significa que, por ejemplo en un hipotético (e imposible) enfrentamiento entre las armadas de Perú y Egipto saliese victoriosa la primera (más bien ocurriría al contrario) aun cuando sus posiciones indiquen lo contrario. Además, el simple hecho de estar por encima de otra armada en la clasificación no significa una clara superioridad en caso de guerra; así en un caso concreto se debería hacer un estudio pormenorizado, tener en cuenta el posible apoyo aéreo desde tierra, aspectos logísticos, etc. Por otra parte, una pequeña diferencia de puntos quiere decir bien poco; por ejemplo, los seis puntos que separan en la clasificación (120 frente a 114) a las armadas italiana e española no significan que la italiana sea superior a la española, sino de hecho un "empate" técnico entre dos armadas terriblemente igualadas en su capacidad, aunque en aspectos concretos una sea superior a la otra. Además, en otros casos, una diferencia mayor puede ser engañosa; así, aunque la Armada Rusa gana a la Británica por 14 puntos, mi opinión personal es que la realidad operativa pondría realmente a los rusos en la tercera (o incluso 4ª) posición. O bien, los 5 puntos de diferencia entre la Armada Española y la India reflejan una brecha tecnológica y operativa mucho mayor que la existente entre España e Italia, separadas por 6 puntos. Pero, como ya se ha dicho, esta clasificación tiene sus defectos, ya que, en caso contrario, sería imposible de establecer...
En las fotografías, el Grupo Alfa y los nuevos cazaminas, que "se adornan".
Basado en un estudio de José Ignacio Lago.
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