10 agosto, 2007

MALAGA GRIEGA.-


MAINAKÉ GRIEGA. UNA COLONIA “DE PASO”.
La ciudad fue posiblemente la
colonia griega de Mainaké (en griego Μαινάκη) durante al menos 70 años, de la que no se han encontrado restos aunque sí existen documentos que mencionan su existencia.
El material griego más antiguo aparecido en la Península Ibérica son los dos Kotylai hallados en la necrópolis fenicia de Almuñécar (Granada), fechados entre los años 700-675 a.C. Son protocorintios de estilo subgeométrico. Dos fragmentos de vasos protocorintios han aparecido igualmente en el Cortijo de Los Toscanos (Málaga), donde también han aparecido cinco fragmentos de cerámicas griegas; otro fragmento apareció en superficie. De estos seis fragmentos, cinco lo son de ánforas de paredes gruesas, de origen ático seguro. De los fragmentos de ánfora, los pintados a bandas pertenecen con toda seguridad a las llamadas ánforas, ánforas áticas utilizadas para guardar provisiones y transportarlas, que aparecen en todo el Mediterráneo, y que se fechan entre los siglos VIII-VII. Un fragmento de ánfora de Toscanos se puede datar en el tránsito del siglo VIII al VII; es decir, en la desembocadura del río Vélez se encuentran ánforas griegas áticas de los siglos VIII-VII. La presencia de estas ánforas prueban la importación del aceite como producto comercial, lo que confirma el texto de Diodoro de que los fenicios intercambiaban con los pueblos del sur de la Península aceite por plata, pues, según sostenía Fenestella en tiempos de Augusto, en el siglo VI, ni Italia ni Iberia lo producían.
Contemporáneo de los Kotylai protocorintios de Almuñécar y Toscanos es el oinochoe protoático hallado en una tumba de Cádiz, conservado en el Museo Nacional de Dinamarca. Esta cerámica griega confirma la tesis de Riis, de que los primeros hallazgos griegos aparecidos en la Península Ibérica son mercancía fenicia. Quizá son también producto del comercio fenicio el casco corintio de Jerez, fechado entre los años 630-625, el prótomo de grifo de bronce procedente seguramente de Andalucía y datado hacia el año 600, y posiblemente también el toxotes de Lluchmayor (Mallorca), fechado entre 570-560.
Aunque todas estas piezas griegas son posteriores al viaje de Colaios de Samos, que se sitúa generalmente entre los años 650-630, y podían haber sido traídas por los griegos, la falta de cerámica griega en cantidad abundante en el sur de la Península, nos inclina a creer que estas piezas son mercancía semita. La cerámica griega más arcaica de Mogador debió ser igualmente llevada por los fenicios, o más posiblemente por los gaditanos; han aparecido seis ánforas, áticas, fechadas en la segunda mitad del siglo VII.
Como se acaba de decir, la cerámica griega en los yacimientos fenicios del sur de la Península es muy escasa, como lo indican las citadas excavaciones en Almuñécar, Toscanos y en la Ría de Huelva. En la necrópolis fenicia del Cortijo de las Sombras (Frigiliana, Málaga), no está representada, ni en las necrópolis fenicias de la región de Tánger, aunque la cerámica griega sí se conozca en Mauritania Tingitana.
De las tres fases del comercio etrusco en el sur de la Gallia, que señala H. Gallet de Santerre
1) Los primeros vestigios del comercio, en el período más antiguo, son sólo etruscos.
2) En el siglo VII hay comercio etrusco y griego (rodio), antes del comienzo de la
colonización focense.
3) El comercio con Etruria persiste después de la fundación de Marsella por los focenses, los fragmentos de buchero etrusco de Ampurias pertenecen todos a la tercera etapa. El mercado focense no excluyó radicalmente las exportaciones etruscas. El fin del comercio etrusco lo sitúan F. Villard y G. Vallet entre 575-570, y H. Gallet de Santerre hacia el año 550, pero debe situarse en la segunda mitad del siglo VI, pues algunas piezas etruscas de Ampurias y de otros lugares de la Península parecen de esa fecha. Los vasos áticos de figuras rojas en Ampurias no son anteriores al 520. Las cerámicas áticas y las procedentes de Asia Menor las trajeron seguramente los focenses. Toda la cerámica griega aparecida en Ampurias, que pertenece a talleres corintios, calcídicos, de Grecia Oriental, de Naucratis, de Siracusa y de Atenas, es, pues posterior en casi un siglo a la recogida en los yacimientos fenicios del sur, Almuñécar, Toscanos y Cádiz. Estos datos cronológicos para los orígenes de la colonización que se deducen de las cerámicas griegas de Ampurias están confirmados por los de otros yacimientos; así en Ullastret (Gerona) ha aparecido una copa antropoprosopa de fábrica etrusco-corintia, fechada entre 600-500.
Los griegos llegaron a Cataluña treinta o cincuenta años después que al Estrecho de Gibraltar, y un siglo después que los fenicios. Estrabón escribe sobre el particular «cuéntase también de los rodios que su preponderancia marítima no data sólo del tiempo en que fundaron la ciudad actual, sino que antes del establecimiento de las Olimpíadas, y con el fin de socorrer a los hombres, emprendieron largas travesías muy alejadas de su patria, navegando por ello hasta Iberia, donde fundaron Rhode, que después pasó a ser posesión de los masaliotas, a Parthenope entre los opicos y juntamente con gentes de Cos a Elpiai entre los damnios. Algunos dicen que tras el regreso de Troya, estos rodios se establecieron en las Islas Gymnesiai». Examinaremos brevemente el material griego de Marruecos, siguiendo el excelente trabajo de F. Villard; al hallado en Mogador hemos ya aludido en páginas anteriores. En Marruecos aparecen primero grandes ánforas, que exportaban aceite; el valor del recipiente era nulo; a partir del siglo VI se exportan recipientes de lujo, buscados por su calidad artística y su valor decorativo. En este segundo período empiezan a aparecer imitaciones locales. Las piezas, salvo el fragmento de Cotta, provienen de Jonia o del Ática; en cambio, la cerámica corintia, bien representada en la Península, está ausente en Marruecos.
A partir de la segunda mitad del siglo VII son los griegos orientales, desde el viaje de Colaios de Samos, los que comercian con Tartessos, y, vía Cádiz, han podido llegar estas cerámicas al norte de Marruecos. Los focenses, por las mismas fechas, hacia el 630, establecieron relaciones con el monarca tartesio Argantonio y fundaron Mainake en las proximidades de Málaga, colonia que no tuvo ninguna importancia, a juzgar por la escasez de cerámica griega en el Estrecho.
Como estas cerámicas, hasta el presente, no están representadas en el reino de Tartessos, y la cerámica griega en el sur de la Península es muy escasa en los siglos VIII-VI, nos inclinamos a creer que son los gaditanos, o mejor, los tartessios, que navegaban por el Atlántico en todas direcciones, los que negociaban con ellas, no directamente los griegos, aunque sí podían estas cerámicas proceder de la Sicilia griega a través de la Sicilia semita.
Todos estos datos arqueológicos confirman la veracidad de las fuentes escritas: la presencia de los griegos en la Península Ibérica con posterioridad a los fenicios, y el descubrimiento de Iberia por los focenses como afirma Herodoto, los focenses fueron los primeros que descubrieron el Adriático, el Mar Tirreno, Iberia y Tartessos.
Buscando por todas partes.

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