Recordada Ofelia:
Si alguna fecha puede quedar en la historia del Mundo Occidental, como la del inicio de la Capitulación del Occidente frente al terrorismo, ésta será la del 11 de marzo de 2004, ya conocida mundialmente como el M -11. Con una acción terrorista que provocó la muerte de más de 200 personas y cerca de 1,500 heridos en la capital española, se logró hacer cambiar los resultados de las elecciones de un país democrático. Durante los ocho años en los que José María Aznár, a la cabeza del Partido Popular gobernó al país ibérico, la inflación y el paro disminuyeron drásticamente y la economía lo situó en el codiciado puesto de octava potencia económica mundial. Aznár hizo entrar a España de lleno en el siglo XXI, como país moderno e impetuoso, país al que había que respetar, dejando atrás los clichés de la España de toros, flamenco, castañuelas y panderetas. Cambió la imagen de lo que el francés de a pie llama: "la España de Conchita la criada”; como alusión a esas infelices campesinas iletradas españolas, que durante décadas eran las criadas o encargadas de los inmuebles de las familias acomodadas galas. Otro éxito de Aznár fue el de desempolvar a la derecha española de la imagen autoritaria del franquismo y convertirla en una derecha moderna y democrática. Pero el presidente hispano tenía muchos enemigos por diferentes razones. Una de ellas fue su lucha contra la ETA, para la cual logró la plena colaboración de las autoridades francesas e incluso el acuerdo recíproco por medio del cual los policías galos y españoles pueden realizar investigaciones a ambos lados de los Pirineos. Hay que recordar que en la época de los socialistas Felipe González y François Miterrand, los dos Países Vascos eran casi santuarios intocables para los terroristas. Incluso el ministro del Interior galo Nicolás Sarkozy fue condecorado por el gobierno español con la Orden de Carlos III – máxima condecoración civil que otorga España por servicios ofrecidos a la nación --, por su ayuda en la lucha contra el terrorismo vasco de los independentistas de la ETA. Terrorismo que, desde sus inicios, ha causado más de 800 muertes en España.
En nuestra Madre Patria viven alrededor de 400,000 personas de origen magrebí, que esencialmente han penetrado al país por el Estrecho de Gibraltar. El otro pecado de Aznár fue el de reforzar los controles en esa frontera sur de la Unión Europea, impidiendo la llegada de olas de inmigrantes ilegales africanos no sólo a España , sino también a toda la Europa Occidental Para rematar en el clavo y ganarse la enemistad de los integristas, Aznár impuso el estudio de la religión cristiana en las escuelas públicas y se negó (junto a Polonia) , a firmar una Constitución Europea --redactada por el Sr. Valery Giscard, expresidente galo--, por no mencionar ésta los orígenes cristianos de Europa. No obstante que aproximadamente (según las estadísticas de la prensa hispana ), el 80 % de la opinión publica española, estuviera en contra de la participación de su país junto a los EE.UU. en la Guerra de Irak, los españoles iban a dar la mayoría absoluta en Las Cortes al Partido Popular, en las elecciones del domingo siguiente a los atentados. Esto, a causa de la enorme prosperidad dada por ese partido, gracias a la política económica llevada a cabo por José María Aznár al frente del país durante los últimos ocho años. Los españoles nunca habían vivido tan bien como en ese momento. Otro «éxito» de la acción terrorista fue la toma del poder por el socialista Zapatero, el que se apresuró a hacer declaraciones contra los EE.UU. e Inglaterra y a anunciar el retiro de las tropas españolas que se encontraban en Irak. Los terroristas han aprendido bien la lección: se provoca una masacre en un país occidental, la opinión pública hace caer al gobierno y se logra instalar uno nuevo neutro e indiferente a lo que ellos hacen en el resto del mundo. Así el nuevo presidente recibe la “bendición” de ellos y la promesa de no hacer nada más malo en el país si él se porta bien. Pero al mismo tiempo, en la opinión pública española reaparece ese miedo ancestral al moro y el racismo anti árabe resurge con gran fuerza. Entre groserías, ofensas, amenazas de linchamiento, insultos, etc., aparecen en las paredes las alusiones a Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador: ¡Qué regrese el Cid!, ¡Qué El Cid vuelva a cabalgar! , infundiendo el temor a tantas familias marroquíes, argelinas, tunecinas, etc. Gentes simples y trabajadoras, que vieron en España la Tierra Prometida para escapar de la miseria de sus países natales. Ocho siglos de ocupación árabe dejan eternas marcas en la mente de un pueblo. Las imágenes de la TV de un árabe linchado en España, serían como pan bendito para la propaganda de los extremistas contra el mundo occidental, cuando éstas aparezcan en las pequeñas pantallas en los hogares de los países árabes. Y me pregunto, toda esta opinión pública, que en esos momentos se indignó por lo ocurrido en España, ¿por qué no se indigna?, ¿por qué no manifiesta cuando un terrorista suicida se hace explotar en el interior de un autobús en Jerusalén, Tel Aviv, o cualquier otra ciudad de Israel? ¿Serán las víctimas del terrorismo en Israel diferentes a las víctimas del mismo terrorismo en España? ¿Por qué esta opinión pública de la muy civilizada Europa no dice ni una palabra ante las masacres del pueblo tibetano por parte de “nuestros amigos“ del gobierno de Pekín? ¿Por qué tanta indiferencia ante los crímenes del gobierno del ex-tovarich Putin en Chechenia? ¿Cómo es posible que el Sr. presidente galo Jacques Chirac esté de acuerdo con el ingreso de Turquía en la Unión Europea? Turquía, país en el que según las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, la tortura es sistemática en las cárceles. País donde se aplica la pena de muerte y cuyo ingreso en la Unión Europea provocaría una verdadera ola de emigración de millones de turcos sobre todo el occidente europeo, además de llevar nuestras fronteras hasta nada menos que: ¡Siria, Irak e Irán! Ahora las organizaciones terroristas amenaza a todos los países que formaron parte de la coalición organizada por los EE.UU. para derrocar a Saddám Hussein: Italia, Inglaterra, Australia, Polonia, Japón, etc. Si la operación terrorista en España se llamó TRENES DE LA MUERTE, según el comunicado de los terroristas dado a la prensa, la próxima en Italia se llamará HUMO NEGRO. ¿Por qué humo negro? ¿Tendrá algo que ver con la columna de humo negro que sale del Vaticano cuando el Papa muere y aún los cardenales no se han puesto de acuerdo para elegir a uno nuevo? ¿Anuncia un ataque al Vaticano o quizás a la sublime Ciudad Eterna? Una profesora de historia (¡burguesa de derecha!) , me dijo que la culpa de todo la tenían los U.S.A. por haber declarado la guerra a Irak, que nos habían complicado la vida a todos, que le alegraba la caída de Aznár y que le alegraría mucho más la de Tony Blair y la de Silvio Berlusconi. Pero que cuando G. W. Bush cayera lo iba a celebrar con champagne. Le recordé que Francia estaba amenazada con atentados terroristas por una organización de estilo mafiosa autodenominada AZF y también por Al Qaida, la cual envió a la prensa hace sólo unos días un comunicado diciendo que iba a poner al país a fuego y sangre debido a la nueva ley sobre la prohibición de los símbolos religiosos ostentatorios en las escuelas públicas: el gorro judío, la cruz cristiana y el velo islámico. Mi colega vive en el elegante barrio parisino de Neuilly sur Seine y sale de él sólo para pasar sus fines de semana en su residencia veraniega, en el balneario normando de Deauville o sus vacaciones de invierno en su chalet de los Alpes. Aparte de su interés fundamental, el cual consiste en inquietarse mucho por sus caballos de carrera. Lógicamente ella no se acuerda de la última vez que tomó el Metro. Le recordé que si ella pasara la “frontera” de su barrio, o sea la Iglesia de Saint Pierre al oeste, el Bosque de Bolonia al sur, Levallois al norte o La Porte Maillot y el Palacio de Congresos al este, se daría cuenta que hay un clima de tensión con vigilancia policíaca por doquier y no a causa de amenazas de los EE.UU. ni de Israel, sino por Al Qaida. Le dije que si tomaba el Metro vería la preocupación reflejada en los rostros de la inmensa muchedumbre apiñada en las horas de punta en sus vagones. Según la ley, la escuela pública debe de ser laica e igual para todos, algo inadmisible para los terroristas islámicos. El domingo se llevarán a cabo en Francia las elecciones presidenciales. Si un atentado tiene lugar, con un gran número de víctimas, lo más probable es que una parte importante de los electores voten por el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen y de su hija Marina, máximos representantes de la extrema derecha, el racismo y la xenofobia gala. Los terroristas saben que pueden hacer inclinar la balanza democrática, como en España, por medio de una masacre. Sólo la unión de todos los países democráticos del Primer Mundo: Canadá, los USA, la Unión Europea, Australia y Japón podrá hacer frente a la amenaza del terrorismo integrista. Y... mientras tanto, la China tranquilita, nos observa en silencio, frotándose las manos, esperando a que la manzana esté madura, para ella convertirse en la próxima potencia gigantesca del siglo XXI. Y así van las cosas por estos lares.
París, a19 de abril de 2007.
Félix José Hernández.
Si alguna fecha puede quedar en la historia del Mundo Occidental, como la del inicio de la Capitulación del Occidente frente al terrorismo, ésta será la del 11 de marzo de 2004, ya conocida mundialmente como el M -11. Con una acción terrorista que provocó la muerte de más de 200 personas y cerca de 1,500 heridos en la capital española, se logró hacer cambiar los resultados de las elecciones de un país democrático. Durante los ocho años en los que José María Aznár, a la cabeza del Partido Popular gobernó al país ibérico, la inflación y el paro disminuyeron drásticamente y la economía lo situó en el codiciado puesto de octava potencia económica mundial. Aznár hizo entrar a España de lleno en el siglo XXI, como país moderno e impetuoso, país al que había que respetar, dejando atrás los clichés de la España de toros, flamenco, castañuelas y panderetas. Cambió la imagen de lo que el francés de a pie llama: "la España de Conchita la criada”; como alusión a esas infelices campesinas iletradas españolas, que durante décadas eran las criadas o encargadas de los inmuebles de las familias acomodadas galas. Otro éxito de Aznár fue el de desempolvar a la derecha española de la imagen autoritaria del franquismo y convertirla en una derecha moderna y democrática. Pero el presidente hispano tenía muchos enemigos por diferentes razones. Una de ellas fue su lucha contra la ETA, para la cual logró la plena colaboración de las autoridades francesas e incluso el acuerdo recíproco por medio del cual los policías galos y españoles pueden realizar investigaciones a ambos lados de los Pirineos. Hay que recordar que en la época de los socialistas Felipe González y François Miterrand, los dos Países Vascos eran casi santuarios intocables para los terroristas. Incluso el ministro del Interior galo Nicolás Sarkozy fue condecorado por el gobierno español con la Orden de Carlos III – máxima condecoración civil que otorga España por servicios ofrecidos a la nación --, por su ayuda en la lucha contra el terrorismo vasco de los independentistas de la ETA. Terrorismo que, desde sus inicios, ha causado más de 800 muertes en España.
En nuestra Madre Patria viven alrededor de 400,000 personas de origen magrebí, que esencialmente han penetrado al país por el Estrecho de Gibraltar. El otro pecado de Aznár fue el de reforzar los controles en esa frontera sur de la Unión Europea, impidiendo la llegada de olas de inmigrantes ilegales africanos no sólo a España , sino también a toda la Europa Occidental Para rematar en el clavo y ganarse la enemistad de los integristas, Aznár impuso el estudio de la religión cristiana en las escuelas públicas y se negó (junto a Polonia) , a firmar una Constitución Europea --redactada por el Sr. Valery Giscard, expresidente galo--, por no mencionar ésta los orígenes cristianos de Europa. No obstante que aproximadamente (según las estadísticas de la prensa hispana ), el 80 % de la opinión publica española, estuviera en contra de la participación de su país junto a los EE.UU. en la Guerra de Irak, los españoles iban a dar la mayoría absoluta en Las Cortes al Partido Popular, en las elecciones del domingo siguiente a los atentados. Esto, a causa de la enorme prosperidad dada por ese partido, gracias a la política económica llevada a cabo por José María Aznár al frente del país durante los últimos ocho años. Los españoles nunca habían vivido tan bien como en ese momento. Otro «éxito» de la acción terrorista fue la toma del poder por el socialista Zapatero, el que se apresuró a hacer declaraciones contra los EE.UU. e Inglaterra y a anunciar el retiro de las tropas españolas que se encontraban en Irak. Los terroristas han aprendido bien la lección: se provoca una masacre en un país occidental, la opinión pública hace caer al gobierno y se logra instalar uno nuevo neutro e indiferente a lo que ellos hacen en el resto del mundo. Así el nuevo presidente recibe la “bendición” de ellos y la promesa de no hacer nada más malo en el país si él se porta bien. Pero al mismo tiempo, en la opinión pública española reaparece ese miedo ancestral al moro y el racismo anti árabe resurge con gran fuerza. Entre groserías, ofensas, amenazas de linchamiento, insultos, etc., aparecen en las paredes las alusiones a Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador: ¡Qué regrese el Cid!, ¡Qué El Cid vuelva a cabalgar! , infundiendo el temor a tantas familias marroquíes, argelinas, tunecinas, etc. Gentes simples y trabajadoras, que vieron en España la Tierra Prometida para escapar de la miseria de sus países natales. Ocho siglos de ocupación árabe dejan eternas marcas en la mente de un pueblo. Las imágenes de la TV de un árabe linchado en España, serían como pan bendito para la propaganda de los extremistas contra el mundo occidental, cuando éstas aparezcan en las pequeñas pantallas en los hogares de los países árabes. Y me pregunto, toda esta opinión pública, que en esos momentos se indignó por lo ocurrido en España, ¿por qué no se indigna?, ¿por qué no manifiesta cuando un terrorista suicida se hace explotar en el interior de un autobús en Jerusalén, Tel Aviv, o cualquier otra ciudad de Israel? ¿Serán las víctimas del terrorismo en Israel diferentes a las víctimas del mismo terrorismo en España? ¿Por qué esta opinión pública de la muy civilizada Europa no dice ni una palabra ante las masacres del pueblo tibetano por parte de “nuestros amigos“ del gobierno de Pekín? ¿Por qué tanta indiferencia ante los crímenes del gobierno del ex-tovarich Putin en Chechenia? ¿Cómo es posible que el Sr. presidente galo Jacques Chirac esté de acuerdo con el ingreso de Turquía en la Unión Europea? Turquía, país en el que según las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, la tortura es sistemática en las cárceles. País donde se aplica la pena de muerte y cuyo ingreso en la Unión Europea provocaría una verdadera ola de emigración de millones de turcos sobre todo el occidente europeo, además de llevar nuestras fronteras hasta nada menos que: ¡Siria, Irak e Irán! Ahora las organizaciones terroristas amenaza a todos los países que formaron parte de la coalición organizada por los EE.UU. para derrocar a Saddám Hussein: Italia, Inglaterra, Australia, Polonia, Japón, etc. Si la operación terrorista en España se llamó TRENES DE LA MUERTE, según el comunicado de los terroristas dado a la prensa, la próxima en Italia se llamará HUMO NEGRO. ¿Por qué humo negro? ¿Tendrá algo que ver con la columna de humo negro que sale del Vaticano cuando el Papa muere y aún los cardenales no se han puesto de acuerdo para elegir a uno nuevo? ¿Anuncia un ataque al Vaticano o quizás a la sublime Ciudad Eterna? Una profesora de historia (¡burguesa de derecha!) , me dijo que la culpa de todo la tenían los U.S.A. por haber declarado la guerra a Irak, que nos habían complicado la vida a todos, que le alegraba la caída de Aznár y que le alegraría mucho más la de Tony Blair y la de Silvio Berlusconi. Pero que cuando G. W. Bush cayera lo iba a celebrar con champagne. Le recordé que Francia estaba amenazada con atentados terroristas por una organización de estilo mafiosa autodenominada AZF y también por Al Qaida, la cual envió a la prensa hace sólo unos días un comunicado diciendo que iba a poner al país a fuego y sangre debido a la nueva ley sobre la prohibición de los símbolos religiosos ostentatorios en las escuelas públicas: el gorro judío, la cruz cristiana y el velo islámico. Mi colega vive en el elegante barrio parisino de Neuilly sur Seine y sale de él sólo para pasar sus fines de semana en su residencia veraniega, en el balneario normando de Deauville o sus vacaciones de invierno en su chalet de los Alpes. Aparte de su interés fundamental, el cual consiste en inquietarse mucho por sus caballos de carrera. Lógicamente ella no se acuerda de la última vez que tomó el Metro. Le recordé que si ella pasara la “frontera” de su barrio, o sea la Iglesia de Saint Pierre al oeste, el Bosque de Bolonia al sur, Levallois al norte o La Porte Maillot y el Palacio de Congresos al este, se daría cuenta que hay un clima de tensión con vigilancia policíaca por doquier y no a causa de amenazas de los EE.UU. ni de Israel, sino por Al Qaida. Le dije que si tomaba el Metro vería la preocupación reflejada en los rostros de la inmensa muchedumbre apiñada en las horas de punta en sus vagones. Según la ley, la escuela pública debe de ser laica e igual para todos, algo inadmisible para los terroristas islámicos. El domingo se llevarán a cabo en Francia las elecciones presidenciales. Si un atentado tiene lugar, con un gran número de víctimas, lo más probable es que una parte importante de los electores voten por el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen y de su hija Marina, máximos representantes de la extrema derecha, el racismo y la xenofobia gala. Los terroristas saben que pueden hacer inclinar la balanza democrática, como en España, por medio de una masacre. Sólo la unión de todos los países democráticos del Primer Mundo: Canadá, los USA, la Unión Europea, Australia y Japón podrá hacer frente a la amenaza del terrorismo integrista. Y... mientras tanto, la China tranquilita, nos observa en silencio, frotándose las manos, esperando a que la manzana esté madura, para ella convertirse en la próxima potencia gigantesca del siglo XXI. Y así van las cosas por estos lares.
París, a19 de abril de 2007.
Félix José Hernández.
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