HIJA DEL PRESIDENTE CUBANO EN FUNCIONES Y SEXÓLOGA. "FIDEL ES UN REVOLUCIONARIO, FRANCO ERA UN FASCISTA”. Y AQUÍ ESTA LA CLAVE; ES UN REVOLUCIONARIO, ERGO PUEDE HACER LO QUE LE VENGA EN GANA.
Mariela Castro Espín (La Habana, 1962) se ha paseado casi de incógnito por España. La hija del presidente en funciones de Cuba, Raúl Castro, y sobrina de Fidel ?alejado del poder desde julio del año pasado por una complicada enfermedad?, asegura que, a diferencia de su familia, ella no es “política”. Ha estado en España como sexóloga y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex), invitada por el Ayuntamiento de Gijón (Asturias). Durante las conversaciones mantenidas en esta ciudad y en Madrid con EL PAÍS, explica que el concepto de transición “no es aplicable a Cuba, tal cual lo conocen los españoles”, pero reconoce que la isla se encuentra en un periodo “interesante” y “creativo” y que “las cosas van cambiando”. Sobre todo, en lo que se refiere a los derechos de homosexuales y transexuales, tema en el que está especializada.
“Se cometieron errores en el pasado que no deben volver a ocurrir”, explica a este respecto. En algunos casos “abusos”, pero “nunca torturas”. Habla de su padre como una persona “dialogante”, capaz de reconocer estas cuestiones. Sobre su tío Fidel afirma casi con rotundidad que “va a volver porque está mejorando rápidamente”, aunque espera, dice, “que no lo haga de la misma manera que antes”. Y plantea un reto para el futuro: “Cuba está en condiciones de fortalecer sus mecanismos de participación”.
Pregunta. Su padre, Raúl Castro, es ministro de las Fuerzas Armadas desde 1959, y en la década de los sesenta hubo Unidades Militares para la Producción donde fueron enviados los homosexuales. Usted goza del respeto de la comunidad gay y transexual en la isla por defender sus derechos. ¿Ha discutido con su padre por este motivo?
Respuesta. Yo he peleado por muchas cosas y he conversado muchas cosas con él. Y él es capaz de reconocer y de decir “mira, en esto me equivoqué, en esto no me equivoqué”. Su idea fue crear una especie de servicio militar para jóvenes obreros y campesinos que acababan sacando el título de obreros cualificados. En esa época de los años sesenta y setenta hubo gente muy dogmática que defendía que en esas unidades había que meter a los vagos, a los peludos, para integrarlos en la sociedad, hacerlos hombres y fortalecerlos. Lo mismo ocurrió con los homosexuales, que en esa época eran incomprendidos y se les veía como enfermos. No sólo en Cuba, en el mundo entero. Mi madre [Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres] fue una de las primeras en denunciar que se estaban llevando a estas unidades a muchachos que eran homosexuales para reformarlos. Pero allí no se torturó, como cuenta Reinaldo Arenas. Hubo casos de malos tratos. Gente abusadora hay en todas partes. Lo importante es que se denuncie.
Estas cosas hay que hablarlas, ponerlas en un lugar de la Historia y crear los mecanismos para que no vuelvan a ocurrir.
P. ¿Ha habido cambios en la isla desde que su padre asumió el poder?
R. Mi padre sigue la misma política, la misma línea que ha liderado Fidel, que no es una línea de él, es una contribución colectiva; por supuesto, cambian las personalidades, el estilo cambia?
P. ¿Cuál es el estilo de su padre?
R. Él tiene mucho sentido práctico, muy buen sentido del humor, es muy organizado. A mí me ha gustado cómo ha asumido la responsabilidad en este momento, porque lo ha hecho con mucha humildad, con modestia, con mucha inteligencia, muy cuidadoso del respeto que él siente por la figura de Fidel. Éstá siguiendo estrictamente el acuerdo de trabajar colectivamente. Es un hombre con mucho sentido de la crítica y de la autocrítica. Que tiene el valor de reconocer los errores, no como a veces pasa con gente que culpa a otros.
P. ¿Un error que haya reconocido, por ejemplo?
R. Precisamente, dice que en los sesenta y setenta fueron incapaces de darse cuenta de todas las cosas que estaban pasando. Eran todos muy jóvenes, machistas, muy homófobos. No fueron capaces de darse cuenta del error, del disparate, de la falta de humanidad que podían tener actitudes de este tipo.
P. ¿Y cómo es Fidel?
R. Es un hombre incapaz de soportar las injusticias, que ahora incluso defiende a los transexuales. Es un ciclón, pero también un cabeza dura y eso ha influido en su estado de salud. Verle reaccionar ante las dificultades es como ver una partida de ajedrez entre genios. Es un hombre impresionante. Va a haber Cuba para rato con él.
P. ¿Va a volver?
R. Sí, sí va a volver. Se está recuperando y mejorando rápidamente. Pero no sé, yo quisiera que no vuelva de la misma manera, porque ya tiene 80 años y quiero que se cuide. Le pediría que no se sobreexija tanto.
P. ¿Le ha visto últimamente?
R. No, desde que está enfermo no lo he visto. La última vez fue el 3 de junio, en el cumpleaños de mi padre, un encuentro que yo aproveché para tocar el tema de los transexuales. Me dijo que creía que estaba haciendo un buen trabajo, que ya había recopilado suficiente información científica como para adoptar una decisión política para reconocerles su derecho de cambiar al sexo que sienten como propio. Mi padre sí le ve y habla con él casi todos los días. A mí me dice que cuando Fidel esté completamente recuperado nos contará todo lo que pasó.
P. ¿Su marcha ha supuesto algún cambio de rumbo?
R. Claro que hay cambios. Cuba es un país en cambio constante. En cualquier caso, nosotros respetamos muchísimo la figura de Fidel y se va a seguir la estrategia liderada por él. Aunque desde que dejó el poder está siendo muy respetuoso y no quiere interferir en las decisiones que se están tomando, siempre le consultan cosas. Sin embargo, él tiene mucho cuidado de no influir en las decisiones del grupo, porque cualquier criterio suyo tiene gran autoridad moral. Lo que sí es cierto es que con su marcha, al asumir muchas personas más responsabilidad, la gente se pone más creativa, aporta otras iniciativas, se aporta otra energía.
P. ¿A qué tipo de iniciativas y energías se refiere?
R. Me refiero a la participación. Yo siempre aprendí que es necesario desarrollar estilos de trabajos participativos. La participación es que todos asumimos responsabilidad y, al asumirla, todos aportamos elementos. Yo considero que Cuba debe fortalecer sus mecanismos de participación. Debe fortalecerlos mucho más de lo que están ahora y está en condiciones de hacerlo. Creo que eso nos va a enriquecer. La actual fórmula de Gobierno es participativa, sólo que tiene que mejorar el mecanismo en la práctica y potenciar la gobernabilidad popular.
P. ¿Va a haber una transición en Cuba?
R. Algunos españoles mantienen un pensamiento colonizador y creen que el mismo análisis que hacen de la historia española pueden aplicarlo a la de Cuba. Me refiero a la transición. La gran diferencia está en las personalidades. Fidel es un líder revolucionario comunista que llevó al pueblo al cambio socioeconómico más radical de toda la historia del continente americano. Franco era un fascista: ésa es la diferencia.
P. ¿Cómo se imagina Cuba dentro de 15 años?
R. En 15 años, Cuba será una democracia socialista más participativa, más fortalecida, en el sentido de su madurez, con un socialismo muy creativo.
P. ¿Se refiere a la posibilidad de que existan otros partidos?
R. Para Cuba, ahora mismo, en estos momentos, creo conveniente el partido único. Es lo que ha permitido mantener su unidad como nación soberana e independiente y sus conquistas sociales.
P. En círculos empresariales e incluso periodísticos se rumorea que su padre es un admirador del modelo chino de apertura económica. ¿Es cierto?
R. No creo que sea un admirador del modelo chino. Al menos, nunca le escuché decir tal cosa; al contrario, él observa constantemente qué está pasando en China y en un montón de lugares. Y dice que los chinos, resolvieron algunas cosas, pero que hay otras que no han resuelto. Hay cosas que no le gustan y otras que sí, como en todas partes. Hasta en Cuba hay cosas que le gustan y otras que no.
G. Abril.
Mariela Castro Espín (La Habana, 1962) se ha paseado casi de incógnito por España. La hija del presidente en funciones de Cuba, Raúl Castro, y sobrina de Fidel ?alejado del poder desde julio del año pasado por una complicada enfermedad?, asegura que, a diferencia de su familia, ella no es “política”. Ha estado en España como sexóloga y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex), invitada por el Ayuntamiento de Gijón (Asturias). Durante las conversaciones mantenidas en esta ciudad y en Madrid con EL PAÍS, explica que el concepto de transición “no es aplicable a Cuba, tal cual lo conocen los españoles”, pero reconoce que la isla se encuentra en un periodo “interesante” y “creativo” y que “las cosas van cambiando”. Sobre todo, en lo que se refiere a los derechos de homosexuales y transexuales, tema en el que está especializada.
“Se cometieron errores en el pasado que no deben volver a ocurrir”, explica a este respecto. En algunos casos “abusos”, pero “nunca torturas”. Habla de su padre como una persona “dialogante”, capaz de reconocer estas cuestiones. Sobre su tío Fidel afirma casi con rotundidad que “va a volver porque está mejorando rápidamente”, aunque espera, dice, “que no lo haga de la misma manera que antes”. Y plantea un reto para el futuro: “Cuba está en condiciones de fortalecer sus mecanismos de participación”.
Pregunta. Su padre, Raúl Castro, es ministro de las Fuerzas Armadas desde 1959, y en la década de los sesenta hubo Unidades Militares para la Producción donde fueron enviados los homosexuales. Usted goza del respeto de la comunidad gay y transexual en la isla por defender sus derechos. ¿Ha discutido con su padre por este motivo?
Respuesta. Yo he peleado por muchas cosas y he conversado muchas cosas con él. Y él es capaz de reconocer y de decir “mira, en esto me equivoqué, en esto no me equivoqué”. Su idea fue crear una especie de servicio militar para jóvenes obreros y campesinos que acababan sacando el título de obreros cualificados. En esa época de los años sesenta y setenta hubo gente muy dogmática que defendía que en esas unidades había que meter a los vagos, a los peludos, para integrarlos en la sociedad, hacerlos hombres y fortalecerlos. Lo mismo ocurrió con los homosexuales, que en esa época eran incomprendidos y se les veía como enfermos. No sólo en Cuba, en el mundo entero. Mi madre [Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres] fue una de las primeras en denunciar que se estaban llevando a estas unidades a muchachos que eran homosexuales para reformarlos. Pero allí no se torturó, como cuenta Reinaldo Arenas. Hubo casos de malos tratos. Gente abusadora hay en todas partes. Lo importante es que se denuncie.
Estas cosas hay que hablarlas, ponerlas en un lugar de la Historia y crear los mecanismos para que no vuelvan a ocurrir.
P. ¿Ha habido cambios en la isla desde que su padre asumió el poder?
R. Mi padre sigue la misma política, la misma línea que ha liderado Fidel, que no es una línea de él, es una contribución colectiva; por supuesto, cambian las personalidades, el estilo cambia?
P. ¿Cuál es el estilo de su padre?
R. Él tiene mucho sentido práctico, muy buen sentido del humor, es muy organizado. A mí me ha gustado cómo ha asumido la responsabilidad en este momento, porque lo ha hecho con mucha humildad, con modestia, con mucha inteligencia, muy cuidadoso del respeto que él siente por la figura de Fidel. Éstá siguiendo estrictamente el acuerdo de trabajar colectivamente. Es un hombre con mucho sentido de la crítica y de la autocrítica. Que tiene el valor de reconocer los errores, no como a veces pasa con gente que culpa a otros.
P. ¿Un error que haya reconocido, por ejemplo?
R. Precisamente, dice que en los sesenta y setenta fueron incapaces de darse cuenta de todas las cosas que estaban pasando. Eran todos muy jóvenes, machistas, muy homófobos. No fueron capaces de darse cuenta del error, del disparate, de la falta de humanidad que podían tener actitudes de este tipo.
P. ¿Y cómo es Fidel?
R. Es un hombre incapaz de soportar las injusticias, que ahora incluso defiende a los transexuales. Es un ciclón, pero también un cabeza dura y eso ha influido en su estado de salud. Verle reaccionar ante las dificultades es como ver una partida de ajedrez entre genios. Es un hombre impresionante. Va a haber Cuba para rato con él.
P. ¿Va a volver?
R. Sí, sí va a volver. Se está recuperando y mejorando rápidamente. Pero no sé, yo quisiera que no vuelva de la misma manera, porque ya tiene 80 años y quiero que se cuide. Le pediría que no se sobreexija tanto.
P. ¿Le ha visto últimamente?
R. No, desde que está enfermo no lo he visto. La última vez fue el 3 de junio, en el cumpleaños de mi padre, un encuentro que yo aproveché para tocar el tema de los transexuales. Me dijo que creía que estaba haciendo un buen trabajo, que ya había recopilado suficiente información científica como para adoptar una decisión política para reconocerles su derecho de cambiar al sexo que sienten como propio. Mi padre sí le ve y habla con él casi todos los días. A mí me dice que cuando Fidel esté completamente recuperado nos contará todo lo que pasó.
P. ¿Su marcha ha supuesto algún cambio de rumbo?
R. Claro que hay cambios. Cuba es un país en cambio constante. En cualquier caso, nosotros respetamos muchísimo la figura de Fidel y se va a seguir la estrategia liderada por él. Aunque desde que dejó el poder está siendo muy respetuoso y no quiere interferir en las decisiones que se están tomando, siempre le consultan cosas. Sin embargo, él tiene mucho cuidado de no influir en las decisiones del grupo, porque cualquier criterio suyo tiene gran autoridad moral. Lo que sí es cierto es que con su marcha, al asumir muchas personas más responsabilidad, la gente se pone más creativa, aporta otras iniciativas, se aporta otra energía.
P. ¿A qué tipo de iniciativas y energías se refiere?
R. Me refiero a la participación. Yo siempre aprendí que es necesario desarrollar estilos de trabajos participativos. La participación es que todos asumimos responsabilidad y, al asumirla, todos aportamos elementos. Yo considero que Cuba debe fortalecer sus mecanismos de participación. Debe fortalecerlos mucho más de lo que están ahora y está en condiciones de hacerlo. Creo que eso nos va a enriquecer. La actual fórmula de Gobierno es participativa, sólo que tiene que mejorar el mecanismo en la práctica y potenciar la gobernabilidad popular.
P. ¿Va a haber una transición en Cuba?
R. Algunos españoles mantienen un pensamiento colonizador y creen que el mismo análisis que hacen de la historia española pueden aplicarlo a la de Cuba. Me refiero a la transición. La gran diferencia está en las personalidades. Fidel es un líder revolucionario comunista que llevó al pueblo al cambio socioeconómico más radical de toda la historia del continente americano. Franco era un fascista: ésa es la diferencia.
P. ¿Cómo se imagina Cuba dentro de 15 años?
R. En 15 años, Cuba será una democracia socialista más participativa, más fortalecida, en el sentido de su madurez, con un socialismo muy creativo.
P. ¿Se refiere a la posibilidad de que existan otros partidos?
R. Para Cuba, ahora mismo, en estos momentos, creo conveniente el partido único. Es lo que ha permitido mantener su unidad como nación soberana e independiente y sus conquistas sociales.
P. En círculos empresariales e incluso periodísticos se rumorea que su padre es un admirador del modelo chino de apertura económica. ¿Es cierto?
R. No creo que sea un admirador del modelo chino. Al menos, nunca le escuché decir tal cosa; al contrario, él observa constantemente qué está pasando en China y en un montón de lugares. Y dice que los chinos, resolvieron algunas cosas, pero que hay otras que no han resuelto. Hay cosas que no le gustan y otras que sí, como en todas partes. Hasta en Cuba hay cosas que le gustan y otras que no.
G. Abril.
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