23 abril, 2007

TEJEDOR Y FUMERO.-

Fumero, alcalde de Vilaflor, y Marisa, ex rectora de la ULL, hoy consejera de Industria del Gobierno de Canarias, han intervenido en este invento. Y el pueblo tinerfeño también ha colaborado con su elucubración onanista y su desidia ‘pachorrenta’, dejando en su nirvana transcurrir el tiempo, después de que los cien mil manifestantes salieran a la calle el 23 de noviembre de 2002.
Fumero lo consiguió al menos en parte, pues esas nuevas horribles torres no pasarán por ‘su’ Vilaflor, aunque seguro que ya se ven desde allá arriba rompiendo la línea horizontal de la costa.
Pero el atontadamente ensimismado pueblo tinerfeño, que en su ‘pachorra’ secular no piensa levantarse en otra manifestación gigante hasta dentro de varios lustros, se las ha tragado--las torres--erectas, por no decir dobladas.
El otro día pasé por la autopista del Sur y me quedé acojo…., perdón, acongojado. En lo alto de las torres de chapa pegada o celosía, estaban unos diminutos operarios tendiendo cables en la cúspide de una especie de trapecio de circo gigante, especial para King Kong, y parecían hacer el papel de la damisela de la película, en espera de que este monstruo-bueno viniera a rescatarlos...
Las susodichas torres duelen a nuestro paisaje con su excesiva verticalidad. Pero más nos tiene que doler el embolado que Marisa Tejedor, con su verborrea peninsular, nos encasquetó. Sabia medida de CC ¿nacionalista?, meter una goda en la Jefatura de la Consejería de Industria, porque si es un canario típico y campechano, tal como Pedro Rguez. Zaragoza, por aquello de fastidiarnos unos canarios a otros, seguro que las torres no hubieran salido adelante en las alturas.
Pero Marisa Tejedor ha ido aún más lejos, se ha pasado por lo menos cinco torretas gigantes, cuando en sus ‘lisonjeras’ declaraciones en la prensa tinerfeña del domingo 15 de abril, dijo: “Siento por las torres algo así como (sic) amor de madre”.
Un último comentario: el soterramiento, doña Marisa, ¿lo dejamos “p’al” año tres mil?
ESPECTADOR.
En la fotografía, Málaga, donde también se hacen barbaridades.

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