SE LIMITAN A RESPONDER A TODAS LAS PREGUNTAS "NO ME ACUERDO", INCLUSO CUANDO LE PREGUNTABAN POR EL ORIGEN O DESTINO DE SU INTERRUMPIDO VIAJE. GÓMEZ BERMÚDEZ RECRIMINA A LOS ETARRAS DE LA "CARAVANA DE LA MUERTE" SU ACTITUD EN LA COMPARECENCIA COMO TESTIGOS.
El etarra Gorka Vidal ha sido el primero en declarar de los tres terroristas citados como testigos. Por dos veces, el presidente del tribunal le ha apercibido porque se limitaba a responder a todas las preguntas con un "no" o un "no me acuerdo". El magistrado le ha tenido que recordar que está en la obligación de contestar la verdad. Su actitud ante el tribunal ha recordado a la que habitualmente mantienen los etarras cuando son juzgados. Riéndose de forma permanente y con actitud chulesca. "Procure contestar con cierto decoro aunque le haga mucha gracia", le ha pedido Gómez Bermúdez. El terrorista ha replicado que "no tendría ni que estar aquí". Lo único que tenía interés en lo ha dicho: que no conocía a Jamal Ahmidan, "El Chino", y que no tenía relación con islamistas. Lo mismo ha ocurrido con Irkus Vadillo, el otro etarra de la "caravana de la muerte", y el sanguinario Henri Parot. Apenas han respondido algo diferente a "no". Menos de media hora duró la comparecencia de los tres etarras que declararon como testigos. El primero en testificar fue Gorka Vidal, detenido cuando trataba de introducir en Madrid 500 kilos de explosivos en la denominada "caravana de la muerte". El viaje a la capital se produjo en paralelo al que realizaron supuestamente los autores del 11-M procedentes de Asturias.
Su actitud displicente marcó el breve interrogatorio. Comenzó, entre risas, respondiendo a todas las preguntas con un seco "no" o "no me acuerdo". Esto provocó que, por dos veces, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, le tuviera que llamar la atención. Pese a la reprobación, su actitud no fue mucho más diferente después. Sólo prestó cierta atención cuando le preguntaron si conocía a Jamal Ahmidan, "El Chino". En este caso sí que respondió que no le conocía. También, que no tenía nada que ver con los islamistas.
Como siguió respondiendo entre risas, Gómez Bermúdez tuvo que volver a llamarle la atención y le recordó que tiene que contestar "con cierto decoro aunque le haga mucha gracia". El presidente del tribunal cortó en este punto la polémica que quiso abrir el testigo al decir que "no tendría ni que estar aquí".
La misma escenificación hizo el segundo etarra que declaró como testigo, Irkus Vadillo. También en este caso se repitió la reprimenda de Gómez Bermúdez. Los dos terroristas fueron señalados por Suárez Trashorras cuando declaró por primera vez ante la Policía, en marzo de 2004. El ex minero y confidente ya dijo entonces que "El Chino" le había contado que los etarras detenidos en Cañaveras con 500 kilos de explosivos eran amigos suyos. Esto mismo repitió ante el tribunal durante su comparecencia como imputado y lo ratificó uno de los policías que le tomó declaración en Asturias.
Como Vidal, Irkus Vadillo se escudó en los "no recuerdo" y "no sé" para esquivar las preguntas sobre su itinerario, explosivos que portaban y mapa con el recorrido, a pesar de que Gómez Bermúdez le advirtió de que estaba obligado a testificar. Vadillo dijo que no tenía "ninguna relación" con "ningún islamista", que no conocía a Óscar Pérez ni había viajado a Irak. Tampoco sabía, según su testimonio, qué son los temporizadores ST. "No tengo nada que ver con esos hechos", dijo.
El último etarra en declarar, cuyo testimonio cerró además la sesión de la mañana, fue Henri Parot. A preguntas del letrado José Luís Abascal y tras indicar que no había hecho el servicio militar, declaró que no conoce a Abdelkrim Benesmail, en cuya celda se encontró una nota con la dirección y teléfono del francés y que no tiene "ninguna explicación" al hallazgo de dicho papel. Tampoco le hizo llegar, dijo, la fórmula de la cloratita.
Añadió después que "para nada" tiene conocimientos de árabe y que no tuvo relación, que "él sepa", con islamistas en prisión. Tampoco hay relación, según Parot, entre los islamistas y ETA.
El etarra Gorka Vidal ha sido el primero en declarar de los tres terroristas citados como testigos. Por dos veces, el presidente del tribunal le ha apercibido porque se limitaba a responder a todas las preguntas con un "no" o un "no me acuerdo". El magistrado le ha tenido que recordar que está en la obligación de contestar la verdad. Su actitud ante el tribunal ha recordado a la que habitualmente mantienen los etarras cuando son juzgados. Riéndose de forma permanente y con actitud chulesca. "Procure contestar con cierto decoro aunque le haga mucha gracia", le ha pedido Gómez Bermúdez. El terrorista ha replicado que "no tendría ni que estar aquí". Lo único que tenía interés en lo ha dicho: que no conocía a Jamal Ahmidan, "El Chino", y que no tenía relación con islamistas. Lo mismo ha ocurrido con Irkus Vadillo, el otro etarra de la "caravana de la muerte", y el sanguinario Henri Parot. Apenas han respondido algo diferente a "no". Menos de media hora duró la comparecencia de los tres etarras que declararon como testigos. El primero en testificar fue Gorka Vidal, detenido cuando trataba de introducir en Madrid 500 kilos de explosivos en la denominada "caravana de la muerte". El viaje a la capital se produjo en paralelo al que realizaron supuestamente los autores del 11-M procedentes de Asturias.
Su actitud displicente marcó el breve interrogatorio. Comenzó, entre risas, respondiendo a todas las preguntas con un seco "no" o "no me acuerdo". Esto provocó que, por dos veces, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, le tuviera que llamar la atención. Pese a la reprobación, su actitud no fue mucho más diferente después. Sólo prestó cierta atención cuando le preguntaron si conocía a Jamal Ahmidan, "El Chino". En este caso sí que respondió que no le conocía. También, que no tenía nada que ver con los islamistas.
Como siguió respondiendo entre risas, Gómez Bermúdez tuvo que volver a llamarle la atención y le recordó que tiene que contestar "con cierto decoro aunque le haga mucha gracia". El presidente del tribunal cortó en este punto la polémica que quiso abrir el testigo al decir que "no tendría ni que estar aquí".
La misma escenificación hizo el segundo etarra que declaró como testigo, Irkus Vadillo. También en este caso se repitió la reprimenda de Gómez Bermúdez. Los dos terroristas fueron señalados por Suárez Trashorras cuando declaró por primera vez ante la Policía, en marzo de 2004. El ex minero y confidente ya dijo entonces que "El Chino" le había contado que los etarras detenidos en Cañaveras con 500 kilos de explosivos eran amigos suyos. Esto mismo repitió ante el tribunal durante su comparecencia como imputado y lo ratificó uno de los policías que le tomó declaración en Asturias.
Como Vidal, Irkus Vadillo se escudó en los "no recuerdo" y "no sé" para esquivar las preguntas sobre su itinerario, explosivos que portaban y mapa con el recorrido, a pesar de que Gómez Bermúdez le advirtió de que estaba obligado a testificar. Vadillo dijo que no tenía "ninguna relación" con "ningún islamista", que no conocía a Óscar Pérez ni había viajado a Irak. Tampoco sabía, según su testimonio, qué son los temporizadores ST. "No tengo nada que ver con esos hechos", dijo.
El último etarra en declarar, cuyo testimonio cerró además la sesión de la mañana, fue Henri Parot. A preguntas del letrado José Luís Abascal y tras indicar que no había hecho el servicio militar, declaró que no conoce a Abdelkrim Benesmail, en cuya celda se encontró una nota con la dirección y teléfono del francés y que no tiene "ninguna explicación" al hallazgo de dicho papel. Tampoco le hizo llegar, dijo, la fórmula de la cloratita.
Añadió después que "para nada" tiene conocimientos de árabe y que no tuvo relación, que "él sepa", con islamistas en prisión. Tampoco hay relación, según Parot, entre los islamistas y ETA.
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