17 mayo, 2007

11-M: SE ACABÓ.

La jornada de ayer estuvo dedicada a que los peritos ratificaran determinados informes relativos a otras tantas pruebas cuya fiabilidad no ha sido puesta en tela de juicio. De manera que la acreditación de la existencia de un denso tráfico de llamadas entre la trama asturiana y la célula de Leganés no ha sorprendido a nadie. Por otro lado, los abogados defensores se esforzaron, sin mucho éxito, en arrojar dudas sobre los exámenes grafológicos y de huellas dactilares en cuanto que incriminaban a sus patrocinados, pero sin que nada de ello tenga incidencia en la valoración general que deba de hacerse.
EXPLOSIVOS.
Lo verdaderamente importante de la jornada de ayer es la entrega del informe definitivo elaborado por los peritos encargados de determinar qué clase de explosivo estalló en los trenes. El resultado debiera de ser descorazonador para todos. Sin embargo, el oficialista El País ya publico anteayer la noticia presentándola como si los peritos estuvieran en condiciones de afirmar que lo estallado en los trenes fue Goma 2 ECO. Nada más lejos de la realidad. La conclusión es sencillamente ésta: no saben qué estalló en los trenes.
Hagamos un repaso de la cuestión.
Todo el explosivo rescatado intacto en los lugares relacionados con el 11-M es Goma 2 ECO. Lo es el explosivo hallado en la Renault Kangoo la misma mañana del atentado, lo es el hallado en la mochila de Vallecas desactivada la madrugada siguiente, lo es igualmente el empleado para fabricar el artefacto desactivado en las vías del AVE a la altura de Mocejón y lo es también el recuperado en Leganés tras el suicidio colectivo de la supuesta célula autora del atentado del 11-M.
Sin embargo, la misma mañana del atentado, antes de que apareciera la primera Goma 2 ECO de la Renault Kangoo, el Subdirector General Operativo de la Policía Nacional (esto es, el número dos de la Policía) recibió de uno de sus subordinados la noticia de que lo que había estallado en los trenes fue Titadyn con cordón detonante. Dado que el Titadyn es la dinamita que viene empleando ETA en los últimos años por haber robado en 1999 grandes cantidades de ella, la noticia sirvió para confirmar la autoría etarra de la que todos sospechaban. El subordinado que se supone dio esta información al Subdirector General Operativo lo negó en el juicio.
Luego, el que la bomba de la mochila de Vallecas, aparecida la madrugada siguiente, estuviera fabricada con Goma 2 ECO hizo que se aceptara como una verdad indubitada que ése había sido el explosivo empleado en los trenes, ya que se dio por hecho que la de Vallecas era una mochila que, tal y como ocurrió con otras dos descubiertas en Atocha y en la misma estación de El Pozo, no había hecho explosión y había sido trasladada a la Comisaría sin ser detectada hasta entonces.
Sin embargo, muy pronto comenzaron a surgir dudas acerca de la fiabilidad de esta mochila. Y es que ésta contenía un teléfono móvil como sistema de activación y el teléfono móvil, a su vez, una tarjeta telefónica, innecesaria para la activación, pues bastaba el sistema de alarma del teléfono. La tarjeta conducía a un locutorio de Lavapiés regentado por un marroquí de supuestas ideas fundamentalistas, que fue detenido en su casa el sábado anterior a las elecciones del 14 de marzo. Dado que es improbable que un terrorista que regenta un locutorio emplee alguna de las tarjetas comercializadas por él para fabricar una bomba, pudiendo como puede comprarlas en cualquier otro lugar sin dejar rastro de su persona, y dado igualmente que, si lo hubiera hecho, la noticia de la aparición de la mochila le habría impulsado a huir, se empezó a barajar la posibilidad de que, quizá, la mochila de Vallecas fue colocada para ser descubierta y condujera pronto a un islamista y así garantizar el resultado que el atentado sin duda pretendía: provocar un vuelco en las elecciones del 14 de marzo.
El caer en la posibilidad de que la mochila fuera una prueba falsa, hizo que los ojos se volvieran hacia todo lo relativo al explosivo y resultó que el que era Jefe de los TEDAX el 11 de marzo, manifestó ante la Comisión de investigación del Congreso de los Diputados que lo que estalló en los trenes fue nitroglicerina, cuando la Goma 2 ECO carece de esta sustancia. Resultó igualmente que el informe elaborado por los TEDAX poco después del atentado explica que lo que estalló en los trenes fue alguna clase de dinamita porque se encontraron componentes genéricos de esta clase de explosivo, pero sin especificar cuales. Que en un informe, por error, se incluyó la metenamina, que tampoco es ingrediente de la Goma 2 ECO.
Por otra parte, se fueron descubriendo acciones dentro de la Policía Nacional para ocultar al Juez instructor cualquier pista que pudiera conducir a ETA. El caso más importante fue el del ácido bórico, en el que altos cargos de la Policía Científica falsificaron un informe para suprimir del que habían elaborado subordinados suyos una mención a ETA. Esto hizo sospechar que, a lo mejor, la Policía ocultó los componentes del explosivo estallado en los trenes para evitar que se descubriera que había sido otro diferente al de la mochila de Vallecas y que muy bien pudiera haber sido Titadyin lo empleado y reactivarse de este modo la tesis etarra.
Por razones que no se conocen, ni el Juez instructor ni la Fiscalía, durante los tres años de instrucción, han mostrado el más mínimo interés en aclarar esta cuestión, dando por hecho que lo que estalló en los trenes fue Goma 2 ECO, a pesar de no existir en el sumario un solo informe que lo avale con algo distinto que no sean meras deducciones apoyadas en el explosivo encontrado en otros lugares. El que esta grave carencia de la instrucción no fue un invento de los conspiracionistas para desacreditar al Juez del Olmo y a la Fiscal Olga Sánchez se puso de relieve cuando, al iniciarse el juicio, el Presidente del tribunal aceptó encargar una prueba pericial encaminada a determinar qué explosivo estalló en los trenes.
Hecho el encargo, el tribunal fue solicitando informes parciales de lo que se iba descubriendo. El primer sartenazo que recibió la versión oficial fue el hallazgo de dinitrotolueno en algunos restos de los focos de los trenes. El dinitrotolueno (DNT) no forma parte de la composición de la Goma 2 ECO y sí del Titadyn. Luego, la aparición de DNT en muchas de las muestras de Goma 2 ECO procedentes de los explosivos intactos rescatados de la mochila de Vallecas, la Kangoo, Mocejón y Leganés, llevaron a la conclusión de que el explosivo empleado en los trenes había sido una partida de Goma 2 ECO que, como el explosivo intacto rescatado, estaba contaminado con DNT.
Luego, en el polvo de extintor recogido de uno de los focos, apareció nitroglicerina, otro elemento que no forma parte de la composición de la Goma 2 ECO y sí, en cambio, del Titadyn. Entonces se alegó que la muestra estaba guardada en una bolsa de plástico permeable que era susceptible de permitir contaminaciones.
Pues bien, ayer supimos, que la nitroglicerina, como el DNT, ha aparecido en otros lugares, incluido algunos explosivos intactos recuperados a los terroristas. Que el plástico empleado por los TEDAX para guardar las muestras es perfectamente permeable a esta clase de compuestos. Y que, por lo tanto, el DNT y la nitroglicerina que aparece en las muestras analizadas puede tanto deberse a una contaminación producida en los lugares donde se conservaron, como ser consecuencia de ser elementos integrantes del explosivo empleado en los trenes. Dicho de otro modo, la absoluta negligencia con la que se han conservado las muestras impide, a pesar de los enormes esfuerzos hechos por los peritos, saber qué estalló en los trenes. Si a esto se añade que éstos han sido desguazados y que los TEDAX se han deshecho del agua y acetona con que fueron lavadas para su análisis las muestras recogidas en los focos, el resultado no puede ser más desolador.
En este sentido, es especialmente digno de lectura la parte del informe en el que los peritos de la Guardia Civil describen sus conclusiones. Están desde luego encaminadas a sostener la versión oficial (a sostenerla en el sentido de que no han descubierto nada que la destruya, no que hayan encontrado algo que la confirme), pero dejan la profesionalidad de sus compañeros de la Policía Nacional a la altura del betún.
El caso es que, el tribunal, tendrá que conformarse con la débil deducción de que, puesto que en la mochila de Vallecas lo que había es Goma 2 ECO, eso fue lo que debió de estallar en los trenes, y sobre esta base tan débil tendrá que montar al sentencia.
Sólo queda una esperanza: que la perito de los TEDAX, la que hizo el análisis que concluye que encontró componentes genéricos de las dinamitas sin poder determinar cuáles, nos diga lo que realmente encontró. Débil esperanza porque, lo más probable es que, si ha de ser concluyente, lo sea para decir que lo que encontró fueron los componentes de la Goma 2 ECO y el círculo se habrá definitivamente cerrado.
La frase con la que terminaba anteayer su artículo Casimiro García Abadillo da a entender que los conspiracionistas serios dan por perdida la batalla ante el tribunal y que a éste no le quedará más remedio que resolver sobre la base de la versión oficial. Merece la pena reproducirla porque es toda una rendición, si bien limitada a una batalla, no a la guerra: Los empeñados en desinflar cada día supuestas teorías conspiratorias tendrán que reconocer que ha sido gracias a los que no nos hemos conformado con reproducir dócilmente lo que se filtraba desde el Ministerio del Interior como se ha podido arrojar cierta luz sobre las tinieblas que todavía rodean al 11-M. El tribunal dará su veredicto, seguramente, durante el próximo mes de septiembre. Lo respetaremos, naturalmente. Pero la labor de investigación periodística seguirá su curso mientras queden sombras de duda.
Emilio Campmany es licenciado en Historia Contemporánea y en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Es Registrador de la Propiedad. Su novela “Operación Chaplin”, cuya trama gira alrededor del atentado que sufrió José María Aznar en 1995 a manos de la ETA, fue finalista del V Premio Río Manzanares en 2003. Próximamente publicará otra en torno al asesinato de Efialtes, líder del partido democrático en la Atenas de Pericles.

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