OPACIDAD CON LA MEZQUITA DE SEVILLA.
Los promotores de la mezquita de Sevilla comparecieron ayer ante los medios de comunicación para tranquilizar a la opinión pública hispalense acerca de la financiación con la que cuenta el proyecto, que hasta hoy no ha estado lo suficientemente clara y parece que sigue sin estarlo. Hay que decir, en primer lugar, que nos congratulamos de que ese grupo haya condenado el terrorismo de Al Qaida y que, por lo tanto, haya dado garantías de que no les mueve ninguna ideología violenta. La situación de tensión que todo Occidente sufre tras los atentados yihadistas obliga a ser exigentes con cualquier nueva iniciativa que alguien pueda manipular con fines espurios. No podemos decir lo mismo, sin embargo, del apartado económico, ya que las explicaciones dadas no resultan convincentes por cuanto difícilmente se puede aceptar que los donantes de la mezquita sevillana permanezcan en el anonimato. Los ciudadanos tienen derecho a saber de dónde procede el dinero que va a servir para levantar un edificio emblemático de la influencia del Islam en la capital de Andalucía.
El Ayuntamiento de Sevilla ha sido muy generoso con los impulsores de la mezquita, lo que significa que los poderes públicos de la ciudad respaldan su construcción sin haber averiguado antes quién la hace posible. Como sigue sin haber luz y taquígrafos en este expediente, tan vidrioso para la convivencia, cabe pedir que no se den nuevos pasos en orden a la culminación del inmueble hasta que todos los datos estén a disposición de la ciudadanía con plena transparencia y fiabilidad. La futura mezquita de Sevilla, si finalmente se materializa, se construirá en suelo de interés público y social de régimen local. En román paladino, legalmente ese solar de 6.000 metros cuadrados situado junto a una zona residencial de Sevilla -cuyos vecinos, por cierto, se han mostrado alarmados por la opacidad de la obra- ha sido cedido por el Ayuntamiento regido por PSOE e IU sin atender al uso previsto por su propio planeamiento. De hecho, si la mezquita está paralizada es porque los jueces han impedido que se consume la tropelía. Ese terreno público debe dedicarse al bien común de los ciudadanos, no a satisfacer los deseos de un grupo determinado. Una vez consolidada la mezquita de Granada, la ofensiva proselitista sigue por Sevilla con el aval del Ayuntamiento. Es obvio que la libertad religiosa debe ser respetada y nada hay que objetar a ello, pero también lo es que los impuestos no deben emplearse en fomentar a priori el desarrollo de ideas cuyo sostenimiento sigue sin ser elucidado. Las madrazas de las mezquitas han sido utilizadas con frecuencia en los últimos tiempos como escuela de yihad. Ahí están los casos de las arengas pronunciadas por los imanes y la constitución de células islamistas violentas en el seno de dichos centros de adoctrinamiento. No hay más remedio, pues, que estar ojo avizor y pedir sin desmayo que las cartas se pongan boca arriba.
ABC.
LOS PROMOTORES DE LA MEZQUITA DE SEVILLA NO HARÁN PÚBLICO EL ORIGEN DE SU FINANCIACIÓN.
El presidente de la Comunidad Islámica de España, Malik Ruiz, y miembros de la Fundación Mezquita de Sevilla, comparecieron ayer en el hotel Al Andalus para explicar el origen y fuentes de financiación del proyecto de construcción de la mezquita de Sevilla, aunque en todo momento se refirieron a «donantes privados que quieren mantener su anonimato».
Los promotores aseguraron la procedencia «legítima y legal» de la financiación del proyecto, valorado en más de seis millones de euros, e insistieron en que el Ayuntamiento de Sevilla conoce perfectamente la identidad de los donantes, al menos de los dos «hombres de negocio, ricos» que hasta ahora han colaborado para el pago de los casi 100.000 euros que, según los promotores, se han entregado a la Gerencia de Urbanismo. Con este dinero se habría hecho frente al pago de tasas y licencias y al canon por la cesión del suelo, canon del que, sin embargo, el Ayuntamiento les exoneró.
El presidente de la Comunidad Islámica, uno de los órganos representados en la Comisión Islámica de España, constituido en Granda hace 30 años, defendió la independencia de su organización y negó vínculos a ningún país ni organización existente en el mundo islámico, «excepto los tradicionales lazos religiosos entre musulmanes», al tiempo que anunció una demanda contra el Partido Andalucista, cuyo candidato, Agustín Villar, dijo sospechar de la presencia de capital procedente de la organización terrorista Al Qaeda en el proyecto sevillano.
Malik recalcó que su financiación son «donaciones de la más diversas procedencia y siempre sin otorgar a los donantes ningún tipo de condicionamiento posterior, doctrinal e ideológico o político». Al tiempo, recalcó que es «norma generalizada en nuestra entidad mostrar a las autoridades competentes la procedencia, el medio y el destino de cualquier donación».
Emirato de Sharjah.
Aunque desde hace tres años fuentes de la comunidad han mantenido al emir de Sharjah como principal mecenas del proyecto, Malik Ruiz descartó ayer la participación de Sheikh Sultan al Qasimi en la construcción de la mezquita de Bermejales. El emirato, que abanderó el pasado año el boicot a Dinamarca tras la «crisis de las caricaturas», financió buena parte de la construcción de la mezquita de Granada, donde tiene su sede la Comunidad Islámica Española. Ese Emirato, según Malik, no participa «en absoluto, ni en su financiación ni en ningún tipo de ayuda o colaboración» con el proyecto de Sevilla. Posteriormente, los promotores reconocieron que no tendrían inconveniente de que les llegaran fondos desde el Emirato de Sharjah «ya que por nuestra parte sólo tenemos agradecimiento por su desinteresada ayuda en Granada».
También desvincularon a Antonio Romero, supuesto contacto entre el Emirato y España, que en su día confirmó haber mantenido contacto con el alcalde de Sevilla en agosto de 2004 para negociar la cesión de los terrenos de la mezquita y del que sólo dicen fue quien llevó a Granada al emir Al Qasimi durante un viaje de negocios particular.
ABC. JUAN J. BORRERO.
UNA MEZQUITA BAJO SOSPECHA.
EL candidato del Partido Andalucista a la Alcaldía de Sevilla, Agustín Villar, alertó ayer sobre la mezquita de Los Bermejales y su dudosa financiación, tras la que sospecha que podría encontrarse la mano ensangrentada de Al Qaeda. La denuncia no es nueva y ya han sido varias las voces que se han alzado en tal sentido. Es más, llega después de que los adláteres de la red terrorista de Ben Laden lancen repetidamente sus diatribas contra España, el Al Andalus reivindicado, y al tiempo que los especialistas en terrorismo islámico hacen patente su preocupación porque España, por su estratégica situación, se convierta en territorio ideal para el establecimiento de células terroristas durmientes. Unas advertencias que el Ayuntamiento no sólo ha desoído por sistema, sino que de poco han servido a la hora de ceder terrenos destinados a otros usos para la construcción de la gran mezquita de Sevilla. No se trata de negar la existencia de estos centros de oración, bien al contrario, sino de actuar conforme a los intereses y la seguridad de todos extremando la información y el control sobre cuantos aspectos pudieran ocultar intereses contrarios a lo que es el legítimo culto islámico. La historia reciente ha demostrado que no se puede contemporizar a cualquier precio y que la seguridad, en ningún caso, puede ser menospreciada por el simple hecho de que un Ayuntamiento como el de Sevilla adopte decisiones precipitadas sin atender razones que ya son de Estado.
ABC.
Los promotores de la mezquita de Sevilla comparecieron ayer ante los medios de comunicación para tranquilizar a la opinión pública hispalense acerca de la financiación con la que cuenta el proyecto, que hasta hoy no ha estado lo suficientemente clara y parece que sigue sin estarlo. Hay que decir, en primer lugar, que nos congratulamos de que ese grupo haya condenado el terrorismo de Al Qaida y que, por lo tanto, haya dado garantías de que no les mueve ninguna ideología violenta. La situación de tensión que todo Occidente sufre tras los atentados yihadistas obliga a ser exigentes con cualquier nueva iniciativa que alguien pueda manipular con fines espurios. No podemos decir lo mismo, sin embargo, del apartado económico, ya que las explicaciones dadas no resultan convincentes por cuanto difícilmente se puede aceptar que los donantes de la mezquita sevillana permanezcan en el anonimato. Los ciudadanos tienen derecho a saber de dónde procede el dinero que va a servir para levantar un edificio emblemático de la influencia del Islam en la capital de Andalucía.
El Ayuntamiento de Sevilla ha sido muy generoso con los impulsores de la mezquita, lo que significa que los poderes públicos de la ciudad respaldan su construcción sin haber averiguado antes quién la hace posible. Como sigue sin haber luz y taquígrafos en este expediente, tan vidrioso para la convivencia, cabe pedir que no se den nuevos pasos en orden a la culminación del inmueble hasta que todos los datos estén a disposición de la ciudadanía con plena transparencia y fiabilidad. La futura mezquita de Sevilla, si finalmente se materializa, se construirá en suelo de interés público y social de régimen local. En román paladino, legalmente ese solar de 6.000 metros cuadrados situado junto a una zona residencial de Sevilla -cuyos vecinos, por cierto, se han mostrado alarmados por la opacidad de la obra- ha sido cedido por el Ayuntamiento regido por PSOE e IU sin atender al uso previsto por su propio planeamiento. De hecho, si la mezquita está paralizada es porque los jueces han impedido que se consume la tropelía. Ese terreno público debe dedicarse al bien común de los ciudadanos, no a satisfacer los deseos de un grupo determinado. Una vez consolidada la mezquita de Granada, la ofensiva proselitista sigue por Sevilla con el aval del Ayuntamiento. Es obvio que la libertad religiosa debe ser respetada y nada hay que objetar a ello, pero también lo es que los impuestos no deben emplearse en fomentar a priori el desarrollo de ideas cuyo sostenimiento sigue sin ser elucidado. Las madrazas de las mezquitas han sido utilizadas con frecuencia en los últimos tiempos como escuela de yihad. Ahí están los casos de las arengas pronunciadas por los imanes y la constitución de células islamistas violentas en el seno de dichos centros de adoctrinamiento. No hay más remedio, pues, que estar ojo avizor y pedir sin desmayo que las cartas se pongan boca arriba.
ABC.
LOS PROMOTORES DE LA MEZQUITA DE SEVILLA NO HARÁN PÚBLICO EL ORIGEN DE SU FINANCIACIÓN.
El presidente de la Comunidad Islámica de España, Malik Ruiz, y miembros de la Fundación Mezquita de Sevilla, comparecieron ayer en el hotel Al Andalus para explicar el origen y fuentes de financiación del proyecto de construcción de la mezquita de Sevilla, aunque en todo momento se refirieron a «donantes privados que quieren mantener su anonimato».
Los promotores aseguraron la procedencia «legítima y legal» de la financiación del proyecto, valorado en más de seis millones de euros, e insistieron en que el Ayuntamiento de Sevilla conoce perfectamente la identidad de los donantes, al menos de los dos «hombres de negocio, ricos» que hasta ahora han colaborado para el pago de los casi 100.000 euros que, según los promotores, se han entregado a la Gerencia de Urbanismo. Con este dinero se habría hecho frente al pago de tasas y licencias y al canon por la cesión del suelo, canon del que, sin embargo, el Ayuntamiento les exoneró.
El presidente de la Comunidad Islámica, uno de los órganos representados en la Comisión Islámica de España, constituido en Granda hace 30 años, defendió la independencia de su organización y negó vínculos a ningún país ni organización existente en el mundo islámico, «excepto los tradicionales lazos religiosos entre musulmanes», al tiempo que anunció una demanda contra el Partido Andalucista, cuyo candidato, Agustín Villar, dijo sospechar de la presencia de capital procedente de la organización terrorista Al Qaeda en el proyecto sevillano.
Malik recalcó que su financiación son «donaciones de la más diversas procedencia y siempre sin otorgar a los donantes ningún tipo de condicionamiento posterior, doctrinal e ideológico o político». Al tiempo, recalcó que es «norma generalizada en nuestra entidad mostrar a las autoridades competentes la procedencia, el medio y el destino de cualquier donación».
Emirato de Sharjah.
Aunque desde hace tres años fuentes de la comunidad han mantenido al emir de Sharjah como principal mecenas del proyecto, Malik Ruiz descartó ayer la participación de Sheikh Sultan al Qasimi en la construcción de la mezquita de Bermejales. El emirato, que abanderó el pasado año el boicot a Dinamarca tras la «crisis de las caricaturas», financió buena parte de la construcción de la mezquita de Granada, donde tiene su sede la Comunidad Islámica Española. Ese Emirato, según Malik, no participa «en absoluto, ni en su financiación ni en ningún tipo de ayuda o colaboración» con el proyecto de Sevilla. Posteriormente, los promotores reconocieron que no tendrían inconveniente de que les llegaran fondos desde el Emirato de Sharjah «ya que por nuestra parte sólo tenemos agradecimiento por su desinteresada ayuda en Granada».
También desvincularon a Antonio Romero, supuesto contacto entre el Emirato y España, que en su día confirmó haber mantenido contacto con el alcalde de Sevilla en agosto de 2004 para negociar la cesión de los terrenos de la mezquita y del que sólo dicen fue quien llevó a Granada al emir Al Qasimi durante un viaje de negocios particular.
ABC. JUAN J. BORRERO.
UNA MEZQUITA BAJO SOSPECHA.
EL candidato del Partido Andalucista a la Alcaldía de Sevilla, Agustín Villar, alertó ayer sobre la mezquita de Los Bermejales y su dudosa financiación, tras la que sospecha que podría encontrarse la mano ensangrentada de Al Qaeda. La denuncia no es nueva y ya han sido varias las voces que se han alzado en tal sentido. Es más, llega después de que los adláteres de la red terrorista de Ben Laden lancen repetidamente sus diatribas contra España, el Al Andalus reivindicado, y al tiempo que los especialistas en terrorismo islámico hacen patente su preocupación porque España, por su estratégica situación, se convierta en territorio ideal para el establecimiento de células terroristas durmientes. Unas advertencias que el Ayuntamiento no sólo ha desoído por sistema, sino que de poco han servido a la hora de ceder terrenos destinados a otros usos para la construcción de la gran mezquita de Sevilla. No se trata de negar la existencia de estos centros de oración, bien al contrario, sino de actuar conforme a los intereses y la seguridad de todos extremando la información y el control sobre cuantos aspectos pudieran ocultar intereses contrarios a lo que es el legítimo culto islámico. La historia reciente ha demostrado que no se puede contemporizar a cualquier precio y que la seguridad, en ningún caso, puede ser menospreciada por el simple hecho de que un Ayuntamiento como el de Sevilla adopte decisiones precipitadas sin atender razones que ya son de Estado.
ABC.
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