ALGUNO DE NUESTRO DESASTRES AFRICANOS.
Del 23 al 25 de Julio, llega a Melilla la Primera Brigada Mixta al mando del Gral. Pinto, con éste refuerzo, las tropas del Gral. Marina alcanza los 17.000 efectivos. Marina es ascendido a Tte. Gral. el día 26, ese mismo día se detecta que los moros están concentrando sus fuerzas en las dos principales cotas del Gurugú, macizo montañoso que domina Melilla. El día 27 la vía férrea había sido cortada entre la 1ª y 2ª Caseta, los moros han ocupado las principales cotas del Gurugú. Marina dispone la salida de una columna al mando del Coronel D. Juan Fernández Cuerda como fuerza de protección del convoy de abastecimiento a la 2ª caseta. A las 11.45 h la brigada del Gral. Pinto con una batería se concentra entre el Hipódromo y el lavadero de Mineral, afrontando la cara norte del la cota de Ait Aixa, sus ordenes son; controlar la desembocadura de los barrancos y si el enemigo baja al llano atacarlo y entablar combate. Aunque el convoy fue atacado nada más iniciar la marcha, el fuego de cobertura ofrecido por las baterías de Fuerte Camello y del Hipódromo, hizo que se avanzara sin grandes problemas, el fuego artillero despejó la ladera de Ait Aixa que descendía hacía la línea del ferrocarril, el convoy cumplió su misión llegando a su destino y reparando las vías del ferrocarril. Mientras tanto la jarca enemiga se enfrentaba a las fuerzas del Gral. Pinto, que maniobraron poniéndose en marcha hacía el Gurugú. El desconocimiento del terreno que tenían las fuerzas españolas sería letal para ellas. Vistos desde la posición española el terreno parecía una suave pendiente, que ofrecía suficiente protección a las fuerzas que avanzarían. La realidad era bien distinta, el terreno estaba atravesado por barrancos, alturas y repechos que desde la posición de salida de Pinto eran invisibles. Parapetados en los accidentes del terreno y los muros de los aduares, los rifeños comenzaron a diezmar las fuerzas que avanzaban en dos columnas para desplegarse después en un frente de cinco batallones permaneciendo un sexto en reserva. Pinto iba a caballo para poder seguir la marcha de las tropas en la remontada de una cresta tras otra. En un momento en que el general se sentó para tomar aliento una bala le alcanzó en la cabeza matándolo, apenas si había progresado un Kilómetro desde el punto de partida. Durante la marcha los batallones de las "Navas", "Llerena" y "Arapiles" se habían ido corriendo hacía el centro y en esa posición entraban en el "Barranco del Lobo" penetrando en él con intención de escalar las paredes para desalojar al enemigo de las posiciones dominantes que ocupaban. Conforme las tropas iban entrando en el embudo que formaba el barranco, las unidades se iban solapando unas con otras dificultándose el avance, sin poder desplegarse convenientemente, una lluvia de balas caía sobre la tropa y el número de bajas se disparó . Los oficiales derrocharon tanto valor como irresponsabilidad, negándose a ponerse a cubierto ofrecieron una lección de valor a la tropa, a la que por otra parte dejaban sin mando y huérfana en medio del combate. 26 jefes y oficiales de los batallones de "Las Navas" o "Llerena" fueron muertos o heridos. Un grupo de unos 40 cazadores de ambos batallones guiados por un teniente siguieron avanzando mientras el resto de la fuerza retrocedía, hasta que una bala mató al oficial, de éste grupo solo una decena escaparon ilesos.
La desbanda se produjo en la columna de Pinto, abandonando en el campo; muertos, heridos y material. En la acción además del Gral. Pinto, cayeron los Jefes de los batallones de Las Navas y Arapiles amén de otros muchos Jefes y Oficiales. El Gral. en Jefe, Marina, logró recomponer la línea de batalla y organizar el repliegue. Las tropas de protección del convoy que se encontraban aun en la 2ª Caseta, avanzaron para cubrir el flanco izquierdo de la Brigada en desbandada y las tropas de reserva situadas en el hipódromo junto con la artillería cubrieron el repliegue de las fuerzas en retirada, afortunadamente el pánico no se contagio a la segunda línea, como desgraciadamente ocurriría más tarde en Annual. La Acción del Barranco del Lobo ha quedado funestamente gravada en la memoria colectiva de los españoles. Cerca de un millar entre muertos y heridos fue el tributo en sangre que ese día pagaron las armas españolas.
Del 23 al 25 de Julio, llega a Melilla la Primera Brigada Mixta al mando del Gral. Pinto, con éste refuerzo, las tropas del Gral. Marina alcanza los 17.000 efectivos. Marina es ascendido a Tte. Gral. el día 26, ese mismo día se detecta que los moros están concentrando sus fuerzas en las dos principales cotas del Gurugú, macizo montañoso que domina Melilla. El día 27 la vía férrea había sido cortada entre la 1ª y 2ª Caseta, los moros han ocupado las principales cotas del Gurugú. Marina dispone la salida de una columna al mando del Coronel D. Juan Fernández Cuerda como fuerza de protección del convoy de abastecimiento a la 2ª caseta. A las 11.45 h la brigada del Gral. Pinto con una batería se concentra entre el Hipódromo y el lavadero de Mineral, afrontando la cara norte del la cota de Ait Aixa, sus ordenes son; controlar la desembocadura de los barrancos y si el enemigo baja al llano atacarlo y entablar combate. Aunque el convoy fue atacado nada más iniciar la marcha, el fuego de cobertura ofrecido por las baterías de Fuerte Camello y del Hipódromo, hizo que se avanzara sin grandes problemas, el fuego artillero despejó la ladera de Ait Aixa que descendía hacía la línea del ferrocarril, el convoy cumplió su misión llegando a su destino y reparando las vías del ferrocarril. Mientras tanto la jarca enemiga se enfrentaba a las fuerzas del Gral. Pinto, que maniobraron poniéndose en marcha hacía el Gurugú. El desconocimiento del terreno que tenían las fuerzas españolas sería letal para ellas. Vistos desde la posición española el terreno parecía una suave pendiente, que ofrecía suficiente protección a las fuerzas que avanzarían. La realidad era bien distinta, el terreno estaba atravesado por barrancos, alturas y repechos que desde la posición de salida de Pinto eran invisibles. Parapetados en los accidentes del terreno y los muros de los aduares, los rifeños comenzaron a diezmar las fuerzas que avanzaban en dos columnas para desplegarse después en un frente de cinco batallones permaneciendo un sexto en reserva. Pinto iba a caballo para poder seguir la marcha de las tropas en la remontada de una cresta tras otra. En un momento en que el general se sentó para tomar aliento una bala le alcanzó en la cabeza matándolo, apenas si había progresado un Kilómetro desde el punto de partida. Durante la marcha los batallones de las "Navas", "Llerena" y "Arapiles" se habían ido corriendo hacía el centro y en esa posición entraban en el "Barranco del Lobo" penetrando en él con intención de escalar las paredes para desalojar al enemigo de las posiciones dominantes que ocupaban. Conforme las tropas iban entrando en el embudo que formaba el barranco, las unidades se iban solapando unas con otras dificultándose el avance, sin poder desplegarse convenientemente, una lluvia de balas caía sobre la tropa y el número de bajas se disparó . Los oficiales derrocharon tanto valor como irresponsabilidad, negándose a ponerse a cubierto ofrecieron una lección de valor a la tropa, a la que por otra parte dejaban sin mando y huérfana en medio del combate. 26 jefes y oficiales de los batallones de "Las Navas" o "Llerena" fueron muertos o heridos. Un grupo de unos 40 cazadores de ambos batallones guiados por un teniente siguieron avanzando mientras el resto de la fuerza retrocedía, hasta que una bala mató al oficial, de éste grupo solo una decena escaparon ilesos.
La desbanda se produjo en la columna de Pinto, abandonando en el campo; muertos, heridos y material. En la acción además del Gral. Pinto, cayeron los Jefes de los batallones de Las Navas y Arapiles amén de otros muchos Jefes y Oficiales. El Gral. en Jefe, Marina, logró recomponer la línea de batalla y organizar el repliegue. Las tropas de protección del convoy que se encontraban aun en la 2ª Caseta, avanzaron para cubrir el flanco izquierdo de la Brigada en desbandada y las tropas de reserva situadas en el hipódromo junto con la artillería cubrieron el repliegue de las fuerzas en retirada, afortunadamente el pánico no se contagio a la segunda línea, como desgraciadamente ocurriría más tarde en Annual. La Acción del Barranco del Lobo ha quedado funestamente gravada en la memoria colectiva de los españoles. Cerca de un millar entre muertos y heridos fue el tributo en sangre que ese día pagaron las armas españolas.
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