15 mayo, 2007

REPUBLICA.-

ALEGORIA REPUBLICANA MODERNA.
Soy, me siento y me considero, desde siempre, un republicano. Seguramente me gustaría otra cosa, pero de las que hay donde elegir, soy partidario de una república democrática. Por favor no confundir con las tiranías Socialistas, estas si fracasadas, y ahí les duele, tan de moda en el pasado siglo para encubrir satrapías absolutas, de las que alguna muestra aún desgraciadamente queda como la Cubana y otros que aspiran a alcanzar esa gloria, aplaudidas por muchos socialistas españoles y por todos los de la deglutida IU. También me gustarían listas abiertas, “Quórum”, igualdad de oportunidades, división estricta de poderes, representación variada no solo de partidos, desmonopolizar la información, una hacienda amiga y unos funcionarios que trabajen y administren bien. Ahí es nada.
La obsolescencia de la Monarquía absoluta la dicta la madurez y preparación de los pueblos, y la obsolescencia de la Monarquía parlamentaria depende de cómo actúen esos monarcas que no Gobiernan.
Nuestra Monarquía, a la que le quedan dos telediarios formales, ya que reales ya hace mucho que feneció, es la peor de las que existen, en términos democráticos, se entiende, aunque no sé si me he pasado con el piropo.
El Rey esta atrapado, a saber porque, mudo, su Casa real inexistente, ni opina, abraza y se deja palmear por Cháves, va a saludar a Fidel en los encuentros por esos mundos, Cataluña, País Uve, hablando se entiende la gente, si se consigue.....y así.
En fin, yo no estoy decepcionado, siempre he pensado lo mismo, no hubo nada, luego nada hay. Bien es verdad que tener a dos ZP uno de Jefe de Estado y otro de Gobierno, seria un cataclismo, pero aun así. Se les vota y listo. Si salen pues, a bailar.
La familia real crece y a nosotros nos toca mantenerla, así como a sus asuntos. Si trabajan, los que los emplean también nos pasan facturas.
Concluyendo, ya que esto no da para mas, la Republica nefasta que conocimos, no era nada, sino un mero instrumento al que Stalin manejaba para quedarse con el sur de Europa, cuando, firmo ese maldito tratado con Hitler, del que nadie quiere hablar. Carrillo sabe de esto bastante y otros de la calaña misma. Una Republica no tiene que ser como aquella, que hacia la vista gorda a miles de asesinatos, y llevaba a una parte de España al abismo, obligándola a tomas drásticas decisiones por no dejarse matar,y a la que no dejaban gobernar, como apuntan maneras ahora estos pollos, con los titiriteros, y los pásalo, solo para tumbar derechas. Lo que hagan los otros, como cuando GAL y el largo etc. Eso nada, tenían derecho.
El Rey aquel, que nos guarden un cachorro, se largó aun ganando y nos dejó el lío. Pero tenia dignidad, quizás mucha soberbia, pero también dignidad.
Stalin provocó y atornilló hasta lo de Calvo Sotelo y la Republica, infiltrada por miles de agentes, anonadada y sin norte, entrego todas las reservas a cuatro golfos y al nuevo Zar y creyó que ganarían a los sublevados, que luchaban por no ser extintos. Y se equivocaron. Hitler estaba loco, pero sabia quien era Josip Broz, y lo que pretendía. Hitler duró, porque los cantamañanas pacifistas como la Astor y el Moratinos de la época, decían que era un tipejito agradable y Churchill un patán alcohólico y guerrero. ¿Les suena?. En quince días se hubiera acabado, pero lo dejaron seguir, a ver si se calmaba con cesiones y concesiones.
Así que por favor, basta ya de boberías, una Republica moderna, con primarias, segundas vueltas, candidatas, candidatos y esa parafernalia cuatrianual.
Urgente si es posible.
A reflexionar.
L.Soriano.

COMENTARIO.
Yo también he sido, siempre, poco partidario de la Monarquía y – al contrario que Carrillo, sí, el Barón de Paracuellos – no soy para nada juancarlista. Que, en vida de Franco - a quien había jurado lealtad - enviase a su amigo el “randa” de Prado y Colón de Carvajal hasta Rumanía, para entrevistarse con Carrillo y que, después, cuando ya estaba en España, se dirigiese a él como “Don Santiago”, es demasiado “borboneo” como para que yo lo pueda asimilar.
Tampoco la figura de su padre, el Conde, me resulta de fiar. El numerito de la fragata británica esperándole en la rada de Lisboa para llevarle a Canarias – lo cuenta Ansón - y dividir España, el hecho de aceptarlo, tampoco me merece confianza.
Pero…
Con los modos y maneras de los politicastros españoles, bien podía llevarnos el juego de mayorías necesarias para gobernar, a ver en la Presidencia de la República a un Carod Rovira cualquiera, acaso el subnormal Puig, o a Ternera o cualquiera de sus compinches de la mafia vascuence, ¿no fue presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco?
Reconozco que los Borbones son gente bien educada y “con mundo” y que deja bien a España en cualquier viaje.
Y las dos experiencias republicanas de España, son como para echarse a temblar. Una termina con un ¡Viva Cartagena!, la otra – desacreditada e ilegitimada por si misma - con una horrible guerra civil.
José Ignacio.

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