18 mayo, 2007

DESCAMISADOS.-

SIMANCAS, UN DESCAMISADO CHIC.
Hueros de propuestas y tocados por el escandaloso comportamiento del alcaldable Miguel Sebastián al frente de la Oficina Económica de Zapatero –¿quedará algo más por saber?–, los socialistas han optado por lanzarse al discurso de los descamisados que ya inaugurara Alfonso Guerra en la campaña electoral de 1991 y que tan desastroso resultó para su partido.
Si entonces aquellas mentiras tuvieron las patas cortas, las de ahora –el PP “gobierna para ricos”– ni siquiera han podido echarse a andar. Si hay dos personas en Madrid a quienes el paso por la política ha enriquecido, esas son Rafael Simancas y Ruth Porta, casada con el millonario Benedicto Mamblona, “especialista en gestión financiera no (sic) inmobiliaria” y cuyos éxitos en la materia corren parejos a la carrera política de su esposa, tratos con los ex alcaldes socialistas de Ciempozuelos incluidos, al parecer.
Por si no bastasen los vínculos de Simancas con los responsables del fraude inmobiliario más grave de la historia reciente de España, el célebre caso PSV, a cuyos gestores pensaba adjudicar a dedo la gestión de la vivienda pública de la región madrileña, el candidato del PSOE es sin duda un hombre favorecido por la diosa Fortuna. De un patrimonio formado por una casa – en realidad eran dos, pero se le olvidó mencionar una – y una Playstation, en cuatro años el hábil Simancas se ha hecho, según denunciaba el popular Juan José Güemes, con al menos tres viviendas y un sueldo mensual de 11.000 euros. A este paso, a no mucho tardar el socialista estará en condiciones de incorporarse a la beautiful people socialista, una clase de nuevos ricos cercanos a la izquierda que estos días renace de la mano del citado Sebastián y otros cercanos colaboradores del Presidente del Gobierno.
Entre los vituperios de la cada día más disparatada Magdalena Álvarez y la retórica descamisada del neo chic Simancas, la presidenta Esperanza Aguirre tiene razón al sugerir que los socialistas están empeñados en hacerle la campaña electoral. De todas formas, no estaría mal que la izquierda española fuera más democrática y menos peronista. ¿Es mucho pedir?

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