11 mayo, 2007

NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ.-

La conocida prestímana Isabel García Marcos, ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Marbella, ha venido a poner las cosas peor de lo que estaban, lo que no deja de tener su mérito. Ha denunciado que denunció. ¿Cómo hacer submarinismo en una letrina? Tras las revelaciones de la ex señora, el PP, que se pasa la vida pidiendo cosas, pide ahora una comisión para el 'caso Malaya'. Quiere que indague si aquella denuncia contra un alto cargo de la Junta de Andalucía por corrupción fue desoída. Eso de ponerle un ventilador a la mierda favorece mucho el negocio de las tintorerías, pero lo más intrigante es cómo se puede hacer desaparecer el dinero. Decía Rafles, que también era un ladrón, aunque si bien más elegante, que «dinero perdido, nada perdido; tiempo perdido, algo perdido; corazón perdido, todo perdido». Isabel Pantoja tiene que explicar ahora por qué sistema ingresó desde 2003 unos 1,2 millones de euros más o menos sin origen justificado. Ella es una artista, pero eso no se consigue por arte de magia. Ahora tiene el corazón 'partío', con el Cachuli entre rejas, pero lo más grave es que le pueden partir también su cuenta corriente.Nadie puede saber qué vericuetos emprende el dinero, que ya sabemos que es un vagabundo, cuando deja de verse. Dos respetables anticuarios han sido detenidos, sospechosos de conocer las rutas de la pasta al amparo del tráfico de obras de arte, pero lo verdaderamente artístico no es robar, sino ocultar el producto del robo. La vanidad es el mayor confidente de la policía, ya que son muy raros los ladrones que no alardean de su habilidad y empiezan a comprar caballos, Ferraris, cortijos, amantes, joyas, políticos, yates y otros signos externos de riqueza. Decía León Bloy que para saber qué opinión tiene Dios del dinero sólo hay que fijarse en la gente a la que se lo da. A otros no se lo da: sabe que ellos lo cogen.
Manuel Alcántara.
Una tarde en La Malagueta, en un bar muy concurrido, cuando ella aun era el azote del GIL, pudimos verla María Luisa y yo, “morreándose” con un nota – ella llevaba la iniciativa – lo que comento por la falta de discrección, no por el hecho en si. No era una “mocita”, precisamente. Recuerdo que, una noche, en un cine de verano – allá por los sesenta – en el silencio, se oyó una voz de mujer que decía “Pepe, estate quieto”. Todo el personal – como un solo hombre, prorrumpió en gritos: “Pepe, eso a la playa, a la playa”. Pues lo dicho.
A mí se me dan mal los Marquez:
Felipe González Marquez, Margarita Muñoz Repiso Marquez, Isabel García Marquez.

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