11 mayo, 2007

"EL PAÍS" SE SUMA A LA CONSPIRANOIA.

El País se descuelga con una noticia realmente curiosa. Los hechos narrados por El País (y que están documentados en el sumario) son los siguientes:
PRIMERA PARTE DE LA HISTORIA: Un año antes del 11-M.
1. En la noche del 7 al 8 de marzo de 2003 (es decir, un año antes del 11-M), Antonio Toro y Suárez Trashorras son interceptados en el Alto de San Isidro de Madrid cuando, al parecer, iban a realizar una operación de compra de droga a una banda de narcotraficantes de origen gitano.
2. Cuando se los intercepta, viajaban en dos vehículos en compañía de algunas personas que tienen antecedentes por tráfico de drogas.
3. Al final no fueron detenidos, ya que la intercepción evitó que la supuesta operación de compra pudiera completarse, por lo que no se llegó a encontrar ningún elemento incriminatorio contra ellos.
4. Uno de los dos vehículos en los que viajaban estaba a nombre, según El País (y así lo confirma el sumario), de una persona apellidada Motos Salazar.
SEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA: UN DÍA DESPUÉS DEL 11-M.
Por otro lado, recordemos que, al investigar el teléfono de la mochila de Vallecas, la Policía determinó el 12-M que ese teléfono había sido activado en noviembre de 2003 con una determinada tarjeta telefónica. Esa tarjeta resultó que pertenecía a una persona de etnia gitana, Dolores Motos Salazar, a quien se tomó declaración en la tarde-noche del 12-M. Esa persona ha prestado declaración hace unos días delante del tribunal.
LA POSIBLE CONEXIÓN.
Afirma hoy El País (y este dato NO está constatado en el sumario) que Dolores Motos Salazar (la persona relacionada con el teléfono de la mochila de Vallecas) es familiar de esa otra persona relacionada con el coche en el que Toro y Trashorras fueron interceptados un año antes del 11-M. Y este dato que El País proporciona resulta bastante sorprendente, porque establecería una conexión entre Toro y Trashorras, por un lado, y las personas sin determinar que pudieran haber participado en la compra y preparación del teléfono de la mochila de Vallecas.
EL DATO DE DESPISTE.
Para aguar un poco el tema, El País añade otro dato que intenta poner en cuestión los propios hechos narrados en la información. Dice El País que Suárez Trashorras fue interceptado también en Algeciras el mismo día 7 de marzo de 2003, lo cual, dada la gran distancia existente entre Algeciras y Madrid, llevaría a preguntarse si Suárez Trashorras tiene el don de la ubicuidad. Sin embargo, no hay tal contradicción. Suárez Trashorras fue, en efecto, interceptado por la Guardia Civil en Algeciras (sin llegar a detenerlo) el 7 de marzo de 2003. Pero esa intercepción se produce a las 13:30, mientras que la intercepción por parte de la Policía en el Alto de San Isidro de Madrid se produce a las 3 de la madrugada del 8 de marzo de 2003. En ese lapso de tiempo se puede viajar perfectamente de Algeciras a Madrid.
CONSECUENCIAS DE LA INFORMACIÓN.
Si lo que publica El País es cierto, entonces lo que ese periódico está diciéndonos es que el teléfono de la mochila de Vallecas podría estar relacionado con Toro y Trashorras, pero no a través de ningún musulmán, sino a través de una familia de etnia gitana. ¿Qué es lo que pretende El País desvelando esta casualidad que añadir a la lista de increíbles casualidades que jalonan la versión oficial de los atentados? Si la versión oficial fuera cierta, querría decir que existe una posible relación directa o indirecta de Toro y Trashorras no sólo con el suministro de los explosivos, sino también con el suministro de los teléfonos móviles empleados en las bombas, lo cual cambiaría completamente la calificación de sus delitos. Si la versión oficial es falsa, entonces existiría una posible relación directa o indirecta de Toro y Trashorras con la operación de cobertura realizada mediante la construcción de la falsa mochila de Vallecas. En cualquiera de los dos casos, si concedemos relevancia a noticia publicada por El País, la participación de Toro y Trashorras en los hechos o en la fabricación de la patraña podría ser mucho mayor de la supuesta. ¿Estará El País apuntándose a la sana costumbre de señalar que las casualidades imposibles suelen no ser casualidades?
Luís del Pino.
En la fotografía, la verdadera conspiranoia.

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