16 abril, 2007

SE VEIA VENIR.-

LOS PLANES DE EDUCACIÓN DESATAN LA GUERRA ENTRE LOS INGENIEROS TÉCNICOS Y SUPERIORES. LOS TITULADOS QUE CURSARON SEIS AÑOS DE CARRERA TEMEN POR LA PÉRDIDA DE SU «PRESTIGIO» EN EUROPA CON EL CAMBIO.
Los ingenieros españoles andan revolucionados estos días con la reforma de los planes de estudio de sus carreras que acomete el Ministerio de Educación para adaptarse al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), también conocido como Acuerdo de Bolonia. En la actualidad, la estructura académica de las ingenierías en España se reparte entre cinco o seis años para la mayoría de las superiores - cuyo título oficial es el de ingeniero, ya que la expresión «superior» se eliminó por resultar peyorativa - y tres para las técnicas. Unas equivalen a las licenciaturas del resto de carreras y otras, a las diplomaturas. El EEES reclama a los estados miembros que adapten sus planes de estudio para lograr, entre otros objetivos, una armonización europea que haga homogéneas las materias y que dote de más atribuciones profesionales a los recién titulados.
Mientras, desde la Secretaría de Estado de Universidades se trató el jueves de calmar los ánimos desmintiendo que vaya a desaparecer ninguna titulación, tal y como se había sugerido desde algunos colegios profesionales; las asociaciones y los mismos colegios de ingenieros técnicos, por un lado, y de ingenieros superiores, por otro, se han enzarzado en una «guerra» en la que cada uno defiende sus intereses.AtribucionesLos primeros comulgan con el Gobierno y aceptan cursar un año más de carrera (de tres a cuatro), en un grado común para todos los ingenieros a cambio de recibir más atribuciones profesionales. Los segundos alertan de la «pérdida de calidad y competitividad» que supondrá la eliminación del título de ingeniero superior, que se sustituirá por dicho grado más unos eventuales másters de uno o dos años - 60 o 120 créditos del Sistema europeo de transferencia y acumulación de créditos (ECTS) - según la especialidad.
Todas las ingenierías de grado se cursarán, por tanto, en cuatro años, con un saldo de 240 créditos. De esta forma, los ingenieros «seguirán teniendo las mismas competencias actuales» y el máster servirá como especialización, aunque «podrá haber también niveles de atribuciones profesionales regladas legalmente». «En esta nueva estructura, es evidente que puede haber ingenieros que ejerzan la profesión y cuyo nivel de formación no sea sólo el Grado sino que requiera, para el ejercicio de las competencias que tiene, un nivel de formación de máster», explicó el secretario de Estado de Universidades e Investigación, Miguel Angel Quintanilla, tras reunirse con la Subcomisión de Enseñanzas Técnicas del Consejo de Coordinación Universitaria.Quintanilla señaló que se prevé la necesidad de que haya másters en Ingeniería. La decisión sobre en qué casos habrá máster con atribuciones se tomará después de escuchar a las universidades y los colegios profesionales. «Habrá grados con competencias profesionales atribuidas y otros no, al igual que ocurrirá con los másters», agregó. Por su parte, la ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera, afirmó el sábado que «sería un error decir que los graduados en Ingeniería tendrán las mismas atribuciones que los actuales ingenieros superiores» y aseguró que la propuesta de reforma universitaria no pretende ser una reducción de grado de los últimos, sino un cambio en la estructura del sistema. Para el secretario de Estado, «el tema está cerrado desde el punto de vista académico» y en las próximas reuniones «quedará zanjado desde el punto de vista profesional». Aclaró que el Gobierno «nunca ha pretendido eliminar ninguna titulación de ingeniería» y que se trata «únicamente» de un «cambio de nomenclatura». Además, Quintanilla señaló que el Gobierno «está entregado a propiciar sistemas que permitan mejorar la formación de los ingenieros» y que las universidades «tendrán la potestad de diseñar sus títulos». «Lo que se pretende es propiciar diseños que permitan mejorar la formación de los ingenieros y nuestra capacidad competitiva en Europa y en todo el mundo», señaló. «No estamos cambiando el sistema de competencias sino que estamos mejorando la formación». Los ingenieros, no obstante, tienen dudas.
Miguel Carbonell.
Cuando en los años ochenta, por medio de Alfonso Guerra – él es I. T. Industrial, como yo lo soy de O. P. – entró en vigor la nueva Ley de Atribuciones, a través de una disposición adicional, quedó claro que aquella Ley no era de aplicación para los Ingenieros Técnicos de Obras Públicas – aunque parezca increíble, así fue – sí, por el contrario, para todos los demás. Ya se legislaría ad calendas grecas.
Quedaba claro, que Guerra no “había podido” con los Ingenieros de Caminos. En la Revista de la profesión – CIMBRA – y en el mismo número, se publicaba la alusión a la nueva Ley, alabando a Guerra, y un artículo mío, en contra de la Ley de Puertos que entró en vigor unos meses después.
Por otra parte, las nuevas atribuciones podían ejercerlas en toda España, salvo por los Ingenieros Técnicos Funcionarios de la Administración. En la calle, “mas listos y competentes”, que en casa.
Todo ello resultó una injusticia patente. Pero realizar ahora un totum revolutum, se me antoja “pasarse de frenada”. Los niños, con los niños y las niñas, con las niñas. Seamos ecuánimes, por favor.

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