10 abril, 2007

11 - M: DESENFOCADO.-

Nitroglicerina.
A veces, en una película, mientras un personaje situado en segundo plano habla, el director siente la necesidad de llamar la atención del espectador sobre algo que hay en el primero. Para lograrlo, ordena ajustar el diafragma de la cámara para que enfoque lo que se encuentra en ese primer plano, lo que hace que el personaje, que mientras tanto sigue hablando detrás, quede desenfocado. Desde que se publicó la noticia de que los peritos habían hallado nitroglicerina entre los restos de uno de los focos de la explosión, con el juicio está pasando algo parecido. Y es que, si lo que estalló en los trenes tenía nitroglicerina, carece de importancia lo que averigüemos de El Chino, de Leganés, de Trashorras y de la trama asturiana porque todos los implicados lo están a través de la Goma 2 ECO hallada en la mochila de Vallecas, en la Renault Kangoo y entre los escombros de Leganés. Y la Goma 2 ECO no se fabrica con nitroglicerina. En este caso no vale, como se hizo con el DNT, hablar de una posible contaminación, porque en ningún sitio, salvo en ese foco del tren que estalló en la estación de El Pozo, ha aparecido nitroglicerina.
Tampoco vale decir, como hizo el ABC ayer, que la proporción de nitroglicerina es inferior al 0’5 % porque, para empezar, no dicen qué compuestos integran el 95’5 % restante, entre otras cosas, porque todavía no hay análisis cuantitativos de los focos, ni posiblemente los haya, habida cuenta de que los restos de los mismos fueron lavados con agua y acetona en el laboratorio de los TEDAX y queda muy poco que analizar. Por otra parte, la nitroglicerina no es un producto cuya presencia pueda justificarse de algún otro modo que no sea porque se halla presente en la composición del explosivo empleado. Finalmente, no debe olvidarse que el mismísimo Sánchez Manzano, jefe de los TEDAX, la unidad responsable del único análisis realizado de los restos de los focos inmediatamente después del atentado, dijo en sede parlamentaria que lo que estalló en los trenes fue nitroglicerina, aunque luego se desdijo alegando que había confundido la nitroglicerina con la dinamita, una confusión difícil de creer en el que es el jefe de los Técnicos en Desactivación de Artefactos Explosivos cuando está declarando ante el Parlamento.
Todo apunta, pues, a que lo que estalló en los trenes fue otra cosa distinta de la Goma 2 ECO, muy probablemente Titadyne. En este sentido, habrá que tener paciencia y esperar a ver qué declara la jefa del laboratorio de los TEDAX cuando empiece la fase de prueba pericial y podamos saber finalmente a qué componentes concretos se refería su informe cuando en el mismo dijo que lo que halló fueron componentes habituales de las dinamitas, pues no es probable que insista, como hizo ante el Juez instructor, en que sólo pudo saber que lo que estalló en los trenes fue “una” dinamita, sin poder precisar cuál al no encontrarse materia “pesable” y sólo “impregnaciones”. Si lo hiciera, alguien le preguntará cómo puede saber que se trata de una dinamita sin saber los componentes de lo que explotó. Lo más probable, creo, es que asevere que, con los medios de que dispone, no está en condiciones de decir si lo que estalló fue Goma 2 ECO o Titadyne.
La ETA.
A la vista de la zozobra que sufre el sumario, la larguísima jornada de ayer sólo presentó dos detalles interesantes. El primero se refiere al testimonio de uno de los testigos protegidos. Según él, El Chino le dijo en 1994 que conocía a un etarra. Al parecer, se trataba de un etarra ya talludo, de unos cincuenta años. La Fiscal, al indicar el testigo la fecha, despreció el conjunto del dato por antiguo. ¿Cómo es posible que tal relación no se investigara? ¿Cuántos etarras hay fichados que tuvieran alrededor de cincuenta años en 1994? ¿No se podían haber interrogado a los que estuvieran cumpliendo condena y que respondieran a los datos ofrecidos por el testigo? ¿Por qué no se investigó qué iba a hacer El Chino en sus frecuentes viajes a San Sebastián?
El segundo detalle se refiere al testimonio de Víctor, el guardia civil que controlaba a Rafá Zouhier. Recordemos que Zouhier, confidente de la Guardia Civil, fue el que puso en contacto a El Chino con Antonio Toro y Trashorras, o sea que, por mediación suya, el jefe logístico de la célula de Leganés pudo conectar con unos traficantes de explosivos. Pues bien, Víctor reconoció ayer que Zouhier les avisó ya en 2003 que Antonio Toro estaba ofreciendo dinamita en cantidades de alrededor de 150 kilos. Esta información fue despreciada. El testigo ha entonado una especie de mea culpa por cuenta propia y de la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) a la que pertenece. ¿Es creíble? Uno puede vender algunos cartuchos a pescadores o butroneros, pero sólo los terroristas pueden estar interesados en adquirir 150 kilos de explosivos de manera clandestina. La única explicación a esta imposible negligencia es que Antonio Toro (o Trashorras o los dos a la vez) estuvieran ofreciendo en el mercado grandes cantidades de explosivos por cuenta de las Fuerzas de Seguridad con el fin de apresar a los terroristas que estuvieran dispuestos a comprarlos o a emplearlos.
La razón de por qué El Chino y sus compinches no fueron detenidos después de haber adquirido el explosivo está por averiguar, aunque no tiene por qué ser necesariamente inconfesable, ya que en esta clase de investigaciones es necesario retrasar las detenciones lo más que las circunstancias permitan para detener al mayor número de terroristas e imputarle el mayor número de delitos posibles antes, eso sí, de que se cometa un grave atentado. Unas veces, las fuerzas de seguridad se adelantan y logran escapar peligrosos terroristas o, aun deteniéndolos, no son luego capaces de aportar suficientes pruebas con que lograr largas condenas. Otras, llegan tarde, y dan lugar a que se cometa algún atentado. Puede que, en este caso, haya ocurrido así o puede, sencillamente, que los autores del 11-M no sean El Chino y los demás componentes de la célula de Leganés.
Y, mientras todo esto ocurre, en una entrevista a dos miembros de ETA publicada en Gara, éstos hacen una extraña referencia al 11-M: “Para empezar, los ataques armados del 11-M en Madrid acabaron con ocho años de gobierno de Aznár y el PSOE llegó al poder. Eso provoca un cierto cambio y, siguiendo con la lectura que hacíamos entonces, al analizar cómo afectaría ese cambio al conflicto que padece Euskal Herria, preveíamos que iría en función de la voluntad de los nuevos líderes del PSOE. Este fue uno de los factores”. Está claro que los etarras matan mejor que escriben y es posible que esta referencia no quiera otra cosa que no sea incrementar la confusión que ya de por sí existe en este asunto, pero no debe olvidarse que a la ETA no le gusta mentir y tiene a gala ser una organización “seria”.
Entretanto, para desgracia de todos, parece que los medios no van a dar su brazo a torcer durante todo el juicio, se diga lo que se diga en él. De forma que es muy probable que lleguemos al “visto para sentencia” defendiendo unos la versión oficial, y otros la imposibilidad de sostenerla. Eso dejará todo en manos del Juez Gómez Bermúdez, al que hoy halagan tirios y troyanos, pero que recibirá inevitablemente las descarnadas críticas de aquellos a los que decepcione la sentencia. Lo ideal sería que ésta terminara siendo perfectamente previsible para todos. No perdamos la esperanza.
Emilio Campmany.

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