13 abril, 2007

UN SACRAMENTO DE DIFICIL ADMINISTRACION.-

LA EDUCACION.
Se critica con dureza y con razón, la utilización de niños discapacitados, como instrumento de atentados terroristas islámicos. También debería criticarse la manipulación – que puede convertirlos en “discapacitados” - de futbolistas benjamines catalanes, en torno a los símbolos de nuestra Patria. Cuando se afirma que “la derecha se apropia de la Bandera y el Himno, que es de todos”, ya se ve que se trata de una falacia. Si pudiesen, la retirarían, también, de Acuartelamientos e incluso de campos de fútbol, cuando juega la selección. No en balde, IU – pregunta al gobierno en el Congreso - se ha quejado – manes de una aconfesionalidad constitucional que quieren convertir en laicismo a como de lugar - de que la Bandera Nacional ondease a media asta en instalaciones militares, durante la Semana Santa. No nos engañemos; se quejan porque “está demasiado arriba”, lo que desean es que se arríe y “de eso” de unir catolicismo y militares. No es su Bandera, es la mía y, si es la mía, jamás podrá ser la suya.
Ignoro mi actitud si, ahora, tuviese hijos en edad escolar, pero se me “abren las carnes” solo de pensarlo y me refiero, por ejemplo a la “Educación para la Ciudadanía”, que debe combatirse asistiendo, en Málaga, a los desfiles procesionales, al menos de Miércoles y Jueves Santo. Se me puede espetar en relación con la Formación del Espíritu Nacional que me tocó vivir; contaré una anécdota personal, al respecto:
Volví muy preocupado – doce años, más o menos – el día que habían explicado “los Sindicatos Verticales”; yo no había entendido nada y así se lo comuniqué a mi padre, quien se hartó de reír y me hizo saber que ”eso es algo que nadie entiende”. Y me envió a casa de un conocido suyo, bastante rojete. Volví de allí convencido de que “aquellos sindicatos” eran un horror y mi padre me dijo que, como ya sabía lo que era, “le diera la vuelta”, a fin de no terminar todos en el Monte Hacho, donde una antigua fortaleza portuguesa, sirvió secularmente como “presidio”. Para cosas como esas, valen los padres ¿estamos?
A mi, como padre, me tocó en suerte la LODE, una “cosa” que obligaba a que los niños fuesen a los colegios de su barrio, bien fuesen públicos o concertados, sin duda para que “nuestros hijos” contribuyesen a la educación de “los suyos”. En Sevilla nos “tocaba” las Irlandesas, no estaba mal; pero, al trasladarme a Algeciras – me informé con profesores de EGB, ceutíes de origen y, a la sazón allí destinados, durante los casi nueve meses de prórroga de incorporación – de lo que había. Nos había correspondido un colegio en el que, en el recreo, se robaban plumieres – ahora estuches – a punta de navaja.
Me empadroné en la casa de una pariente, junto a la que había un colegio de monjas, concertado y adelante con los faroles. No es que el colegio fuese nada del otro mundo, pero al menos, había paz y yo soy como Corto Zapatero, “tengo infinitos deseos”.
Lo dicho: un sacramento de muy difícil administración.
Suerte con los nietos… en mi caso, con los “nietos técnicos”.
http://claridad-meridiana.blogspot.com/2007/04/nios-catalanes-ya-anti-espaoles.html

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