14 abril, 2007

LA GUERRA CONTINÚA.-

El pasado martes la Europol publicaba un informe sobre la situación y las tendencias del terrorismo en la UE en el 2007. Se confirmaba, nuevamente, la peligrosa presencia del terrorismo islámico en Europa. Además de algún que otro atentado fallido, en Europa se reclutan combatientes para atentar en Irak, se les entrena, se difunde propaganda y se busca financiación para sus actividades fanáticas. El estudio advierte, además, que los islamistas están demostrando altos niveles de sofisticación en la preparación de los ataques y una brillante habilidad para adaptarse a las modernas medidas de seguridad. Un día después de la presentación del informe, Argelia sufría varios atentados que fueron reivindicados por el ex Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) y actual Al-Qaeda para el Magreb. Precisamente la Europol menciona a este grupo como uno de los principales contactos de los terroristas islámicos detenidos en nuestro continente, la mayoría de ellos procedentes, como no, de Argelia, seguido de Marruecos y Túnez. ¿Debería preocuparse Europa por los atentados de Argel? Sin duda. Lástima que las repetidas afirmaciones de Al-Qaeda sobre recuperar Al-Andalus hayan provocado siempre grandes risotadas especialmente en nuestro gobierno. Cuidado que a lo mejor esta vez se atragantan.
La decisión del GSPC de comprometerse con Al-Qaeda, anunciada en septiembre de 2006 y materializada en enero de este año, preocupa. Al-Zahawiri ya había anunciado la intención de crear una nueva Al-Qaeda en el Magreb uniendo a las facciones jihadistas de Argelia, Túnez, Marruecos y Libia bajo la misma bandera. Y Ben Laden ha logrado modificar la agenda nacionalista del GSPC y darle unas miras más amplias, al igual que hizo con los islamistas egipcios. Ahora, este letal grupo terrorista, con una extensa presencia en Europa Occidental y con tarjeta de presentación de Al-Qaeda, amenaza seriamente los suministros de petróleo y gas natural que emanan de Argelia hacia Europa occidental, además de otros intereses occidentales.
Al-Qaeda lucha contra Occidente y ha jurado liberar la tierra del Islam de todo cruzado, colaboracionista o agente. Y si es una guerra global además de Argelia, debemos preocuparnos también por las últimas explosiones en la ciudad de Casablanca así como por las recientes operaciones antiterroristas en Somalia. No debemos olvidar tampoco los últimos muertos en Irak ni de los niños discapacitados que Al-Qaeda recluta para atentar contra el enemigo occidental. Pero sobre todo Europa tiene que dejar de mostrar debilidad porque sólo logra aumentar el desprecio que los islamistas sienten por sus valores. La guerra aún no ha acabado.
GEES. Libertad Digital

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