10 abril, 2007

LOS PACTOS DE LA FISCAL.-

QUE SÍ, QUE NO.
Que no. Que no era verdad nada de lo que dije en el Juzgado. Que lo de que Jamal volvió muy radical de Marruecos era mentira. Que también era mentira lo de que era religioso.
Que sí. Que Jamal le dijo al niño el 11 - M que los de ETA se habían pasado.
Que no. Que tampoco era verdad lo que publicó El País sobre que Jamal me había llamado antes de la explosión del piso de Leganés.
Que sí. Que estuvimos allí en la casa de Morata ocho días después del atentado, celebrando la fiesta del padre.
Que no. Que Jamal no tenía las manos con manchas blancas antes del 11-M porque estuviera amasando Goma2 - ECO, sino porque estaba pintando el chamizo de Morata y, como era un poco guarro, no se quitaba luego la pintura.
Que sí. Que el Día del Padre, además de celebrar un fiestorro, me fui con Jamal hasta el cuartelillo de la Guardia Civil para preguntar por las cabras que nos habían robado. Pero no llegamos a denunciar nada, porque en el cuartel no había nadie. Debían de estar todos buscando a mi marido.
Que no. Que estoy harta. Que llevo tres años declarando una chorrada detrás de otra y estoy ya hasta las narices. Que Jamal no decía nada de la Guerra de Irak, ni ninguna sandez por el estilo. Que no tenía mucho pan en Morata para dar de comer a un ejército de musulmanes, sino porque tenía cabras. Que dejen ya de atosigarme, que me quiero ir a casa y les voy a dejar a ustedes con el culo al aire. Que no era esto lo que habíamos pactado, señora fiscal. Que nadie me dijo que me iban a preguntar en serio. Vamos, que ahí se queda usted, doña Olga, que yo me voy.
APUNTES AL VUELO.
El renuncio de Víctor. Ayer, uno de los episodios jurídicamente más relevantes fue el
interrogatorio al que Gómez Bermúdez sometió a Víctor, el controlador de Rafá Zouhier, durante el cual quedó de manifiesto cómo ese agente había ocultado tanto al juez Del Olmo como a la Comisión de Investigación del 11-M un hecho relevante: que los asturianos disponían en 2003 de 150 kg de Goma2-ECO para traficar con ella, y que la Guardia Civil lo sabía. ¿Qué relevancia tiene esto? De cara al 11-M, posiblemente ninguna. Si en los trenes no explotó Goma2-ECO, esos 150 Kg. de explosivos tendrán relevancia para otras cosas, pero no para saber quién cometió la masacre.
Díaz de Mera. Pues
ya sabe el juez Gómez Bermúdez quién es la fuente de Díaz de Mera. Fuente que, como es previsible, negará saber nada del supuesto informe que vincularía a ETA con los islamistas del 11-M. De todos modos, estamos en las mismas: lo que está en cuestión es que estos islamistas que nos han presentado tengan nada que ver con lo que voló los trenes, y eso no se ve afectado por el hecho de si conocían etarras o no.
No a la crispación. En el proceso continuo de manipulación semántica que estamos viviendo, una escritora que manifestaba hace poco sus ganas de fusilar a algunos comunicadores, un cineasta que acusó en falso al PP de querer dar un golpe de estado y el hermano de ese periodista que difundió la mentira de los suicidas de los trenes apoyan un manifiesto titulado "Por la convivencia frente a la crispación", que
se presentará hoy en el Círculo de Bellas Artes. ¿Y a quién dirigen sus acusaciones de crispar? ¿A los asesinos que han matado hace poco a tres personas? ¿A los proetarras que continúan quemando sedes de partidos? ¿A los nacionalistas que agreden a miembros del Foro de Ermua a las puertas de un juzgado? No. A quien acusan de crispar es al PP. ¡Toma del frasco, carrasco!
Luís del Pino.
Y TODO ELLO PORQUE:
EL PAÍS REPRODUJO FRASES TEXTUALES DE LA DESPEDIDA. LA VIUDA DE EL CHINO DICE AHORA QUE NO HABLÓ CON ÉL ANTES DE LA EXPLOSIÓN DE LEGANÉS.
La declaración de la viuda de Jamal Ahmidan, ha dejado innumerables contradicciones sobre la mesa. La más grave choca con la entrevista exclusiva del diario El País en la que la viuda llegaba a relatar frases textuales de su marido antes de morir. Dice la viuda que reconoce a Jamal "por la voz y por las manos" y que es el que aparece "en el medio" en el vídeo reivindicativo del 11-M. La viuda habló de ovejas en la finca de Morata pero poco después dijo que nunca las vio. Eso sí, ratificó que fue con su marido al cuartelillo de la Guardia Civil por la desaparición de esas ovejas. Antes de empezar el interrogatorio Olga Sánchez le dijo con amabilidad: "esto es un poco mayor que en el juzgado, pero no pasa nada". No le reprochó, como hizo el lunes con un testigo, que se hubiera "prodigado en los medios" pese a la entrevista concedida a El País.
Fue una auténtica sorpresa la declaración de la mujer de El Chino. Era muy esperada desde que apareció una entrevista en El País con "Rosa". En ella, la viuda de El Chino contaba cómo, el 3 de abril de 2004, "su pareja de toda la vida, un marroquí de 34 años llamado Jamal Ahmidan, le telefoneó dos veces seguidas desde un piso de Leganés. La primera vez Rosa sólo escuchó sus sollozos mezclados con rezos y cánticos. La segunda, ella le pidió que se entregara y él le contestó: Si me entrego os arruino la vida a ti y al niño. Perdóname. Sólo te pido una cosa. Que cada vez que mires al niño a los ojos te acuerdes de mí".
Pues resulta que, según su declaración al tribunal que juzga los atentados, Jamal no llamó a su ahora viuda desde Leganés. ¿De dónde ha salido entonces la entrevista titulada "Jamal me dijo desde Leganés que era mejor morirse, que no se iba a entregar". Es un misterio. ¿Mintió Rosa a El País? ¿Ha mentido al tribunal?
Lo que sí es cierto es que esta testigo se ha desdicho de la práctica totalidad de su declaración en el Juzgado, apenas ha reconocido a nadie, y ha puesto en un aprieto la versión oficial.
No sólo se desdijo de la llamada que supuestamente le realizó El Chino desde Leganés. En la entrevista concedida a El País, a principios de este mes de marzo, dijo que ella le había visto "llegar a Lavapiés cuando salió de la cárcel, coger a todos los yonquis y llevárselos a la mezquita a rezar". Sin embargo, ante el tribunal afirmó que sabía que su marido iba a este barrio de Madrid "hace diez años" pero que no sabía si en los últimos tiempos había vuelto a ir.
La fiscal, que intentaba justificar sus declaraciones diciendo que había pasado mucho tiempo desde que declaró en el juzgado (aunque sólo ha pasado un mes desde su entrevista en El País), le preguntó si a finales de febrero realizó Jamal algún viaje a Asturias. No sabe si en esa fecha se desplazó hasta allí, aunque dijo que "hizo viajes a Asturias" pero no sabe si sólo o acompañado. Tampoco conoce ni a Emilio Suárez Trashorras ni a Antonio Toro, a pesar de que en el diario de Prisa afirmó que se enteró por la televisión de la detención del ex minero.
Dos contradicciones llamativas, con respecto a la entrevista en el periódico, se pueden destacar de la viuda de Jamal Ahmidan. En declaraciones a los periodistas afirmó que se empezó a "mosquear" de que algo raro le pasaba a su marido cuando una noche lo vio "con Ben Laden a toda pantalla" en el ordenador. Sin embargo, en su declaración de este martes señaló que no sabía qué páginas consultaba El Chino, sólo que "eran árabes, con letras árabes". Y la segunda contradicción que difiere de lo publicado por El País tiene relación con una presunta agenda que habría entregado al hermano de Jamal: Mustafá. Le preguntaron directamente si entregó por orden de su marido la agenda a su hermano para que la destruyera, pero la viuda contestó que ella no entregó ninguna agenda. "Entregué una bolsa de ropa y ya".
La finca de Morata.
Sobre las famosas ovejas que El Chino habría comprado y que habrían estado en la finca de Morata, dijo que ella no las vio pero que había señales de que estuvieron allí. El 19 de marzo de 2004 fueron a celebrar el día del padre a la finca. Como las ovejas ya no estaban decidieron dar una vuelta "a ver si las encontrábamos". Se desplazaron hasta el cuartel de la Guardia Civil, pero al estar "cerrado volvimos", dijo.
Sobre la finca de Morata declaró que la adquirió sobre el mes de noviembre. "Yo fui al día siguiente, creo, cuando le dieron la llave. La primera que fue, fui yo con él. Estuvimos mirando cómo era. El primer día no había nada en la casa". Ya no vuelve a ir hasta que se acerca un día con su hermana, cree que en febrero aunque no lo tiene claro, y no entró en la casa porque Jamal me dijo que estaban los chicos rezando". Volvieron a ir, ya con toda la familia, el 19 de marzo para celebrar el día del padre.
Su marido, Jamal Ahmidan, le comentó que la alquiló porque quería tener un lugar tranquilo en el campo, con animales para ir los fines de semana y en el verano con ella y su hijo. Quería hacer reformas en la casa y acondicionar la piscina. "Al día siguiente de llevarme allí (la primera vez) empezó a llevarse cosas: utensilios de cocina, televisión. No se llevó ni colchones ni camas".
El Chino empezó a hablar de los chicos "a los días de coger la casa", y que le estaban ayudando a realizar las reparaciones a la casa. El 19 de marzo van toda la familia a la finca. Le enseña las reformas que estaban llevando a cabo. "Había subido una planta de arriba, pero estaba sin acabar, el suelo lo había cambiado por parqué, y las paredes yo creo que también estaban cambiadas. Estaba todo hecho una porquería. Había colchones por el suelo y una litera. En el salón una cinta de andar, de esas para hacer deporte". Dijo que había dos cobertizos: "uno donde estaba una moto y una bicicleta y otro en el que no entré". No vio ningún hueco en el suelo, ni tampoco ningún resto de fogata.
Más contradicciones.
A lo largo de su declaración se contradijo también varias veces. En un primer momento dijo que cuando Jamal vuelve a casa, tras los atentados, éste le manifestó su inquietud por lo sucedido. "Me dijo que había estado en el norte, que quería estar tranquilo. Que se encontraba mal porque había muerto mucha gente y que sabía que ahora iban a ir a por todos los moros". Sin embargo a preguntas de una de las defensas rectificó y declaró que no le había dicho que estaba asustado. Asimismo, afirmó que su marido le dijo a su hijo tras la masacre: "Estos de la ETA se han pasado", para más tarde señalar que no "dijo que quién podía haber sido".
Otra de las cosas que no cuadran en su declaración ante el tribunal es todo lo referido Serhane "El Tunecino". A preguntas de la fiscalía dijo que no vio al tunecino. "Yo no le he visto nunca. Yo sé que era El Tunecino, después, pero nunca le he visto". Sin embargo, sabía que a éste no le hacía gracia que su marido estuviera con ella y "que pudo influirle, aunque no mucho porque Jamal no se dejaba influir por nadie".
El reencuentro con Jamal en 2003.
A pesar de que El Chino y su mujer se conocieron en 1992, han pasado largas temporadas separados. Una de ellas fue cuando Jamal Ahmidan estuvo en Marruecos encarcelado. Cuando regresó a España, sobre el 29 de julio de 2003, se pone en contacto con ella. "Reanudamos nuestra relación a últimos de agosto primeros de septiembre". Y comenzaron a vivir juntos en la calle Villalobos. Al principio todo era como siempre, pero su viuda dijo en el juicio que dos meses después de que llegara de Marruecos "empezó a verlo un poco rarito. No me dejaba vestir igual. Decía mucho que se iba a la mezquita. Ponía impedimentos con el pelo, con la ropa, con el colegio del niño. Quería que lo sacáramos del colegio de monjas y lo lleváramos a la mezquita".
Contó que pasaba días sin estar en casa. Decía dedicarse a la compraventa de vehículos. "Iba a Alemania, los compraba y los vendía aquí". En los meses previos al atentado "casi nunca estaba en casa". "No me contaba nada"."Decía que estaba en Morata casi siempre", afirmó. Pero su comportamiento, según se desprende de su declaración, no había cambiado radicalmente: Seguía sin pasar mucho tiempo en casa y sin darle detalles de ninguna de sus actividades.

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